De Un Juego a un Inicio De Vida Frostcup/ Hijack

23.

Jack

En cuanto baje del avion y Janett se sorprendió, pero aun así me abrazo y me saludo con mucho entusiasmo, casi me muero, sentía que habían pasado mil años desde que me fui, sinceramente solo quería volver a verla pero sobre todo, quería regresar a casa.

Deje salir una pequeña sonrisa. No recordaba nada del camino a casa.

-Jack? baboso, no piensas entrara casa ?- Volteo a verme, habló como si el tiempo que pase allá no hubiera existido nunca, todo me recordaba a antes de irme.

-Claro- hice una pequeña pausa- me alegra que sigamos llevándonos tan bien- levante la mirada y camine hacia Janett- Pense que ya no podríamos hablar como antes- me toque la nuca, mi pecho dolía un poco en espera de una respuesta reconfortante .

-Porque pensarías eso?, tonto- me miro mas a fondo y soltó una pequeña risa - después de todo sigues siendo mi tonto hermano menor y lo más importante que tengo, de siempre y para lo que me queda de vida- me revolvió el cabello.

Entramos a la casa, me sentía extraño, como si no reconociera la casa. Podía ver como todos los recuerdos venian a mi mente, todo estaba acumulándose en mi garganta y creando un nudo, un nudo que contenía mis lágrimas, las memorias, tanto buenas como malas. Lo que no sabía cuál era la emoción que me quería hacer llorar, si era de alegría de volver o la tristeza de que nada volvería a ser como antes de irme. Pero no me molestaba ninguna de las dos no se porque.

Corrí a mi cuarto y avente la maleta ala cama, pero solo cayó al piso. Janett en verdad trabaja rápido para remodelar la casa. El cuarto estaba convertido en un estudio, con un gran escritorio enfrente de la ventana, un librero lleno hasta el tope de un lado de la habitación, y por su contraria la otra pared tenía mil y un repisas con decoración, libros y pinturas. Di media vuelta cerrando la puerta, no sin antes sacar la maleta del cuarto, y avance a la cocina, por alguna razón parece ser el lugar favorito de esa boba.

-Janett, que rayos pasó con el cuarto?- estaba muy confundido- Cuando se convirtió en un Jodido estudio?- Estaba muy confundido.

-hmmh- se alejó el vaso se agua de la boca y lo puso en la comoda - cierto, no te lo había dicho, decidí que la casa necesitaba un cambio- se acercó y me hizo una seña de que la siguiera- sígueme aquí va a ser tu nuevo cuarto- se adelanto y fue a la planta alta.

Caminamos por el pasillo derecho hasta el topa de este, esa habitación era la segunda más grande de la casa, de hecho era la antigua de Janett. Nos paramos ante la puerta, y antes de abrirla se detuvo.

- Por favor no me mates cuando lo veas- giro el picaporte y movió la puerta para dejarme ver - Disfrútala, trabajé bastante tiempo en ella.

- Pero-, como?- Entre en la habitación y no podía creerlo.

-Lo se, lo se, soy maravillosa, no me lo repitas- se burlo un poco y se recargó en el marco de la puerta.

La habitación estaba pintada en tonos azules, adornada con copos de nieve, todas las cosas que había dejado aquí estaban limpias y acomodadas. La cama tenía unas sábanas preciosas y al fin tenía un escritorio.

- Siempre tuve la esperanza de que volverias - dijo con un tono de nostalgia y con el mismo nudo en la garganta que el mío y volvió a pararse por su cuenta.

Hasta allí, toda mi fuerza para no llorar se rompió. Tenía ríos de lágrimas corriendo hasta mi cuello, y al fin sabía de que era ese nudo, era alegría y emoción , Janett me puso la mano en el hombro, yo aún seguía de espalda a ella.

- Tranquilo, ya al fin volviste, eso es lo que importa- solo me gire y la tomé de la espalda en un gran abrazo.

- Gracias ... Gracias por siempre esperarme- jalaba con desesperación su ropa. Sus palmadas eran bastante reconfortantes.

Me separo de ella -  Seguro tienes hambre, dudo que los cacahuates del avión te llenarán el estomago  -salió de la habitación caminando-  vamos te prepararé el desayuno.

- No tan rápido, me crees tan ingenuo? - corrí detras de ella y baje las escaleras de la misma manera- te ganaré en una carrera y esta será la primera desde mi regreso- al terminar de bajar a toda velocidad la escalera casi me resbalo, pero logre entrar a la cocina sano y salvo- ha, ha, ha, ga-gané!!- me recargue en la barra de la cocina.

Janette entró tranquilamente poco después de mi, tomo de nuevo su vaso de agua y le dio fondo. Yo pase a sentarme en uno de los taburetes de la barra, mientras tanto saco un tupper con comida del frigorífico.

-Sigues haciendo comida por adelantado eh?- dije con un tono de burla.

- Cállate esto es muy eficiente para tu información- se paro más derecha defendiendo su estofado de carne.

- No digo que no, pero desde que norte nos ayuda con el dinero... y dejaste el trabajo...- hice una balanza con las manos - pensé que tendrías más tiempo para cocinar, es todo.

- Pues si tengo más tiempo, pero si puedo ahorrármelo solo calentando comida que hice el domingo por la tarde- sirvió una poción en el plato- Porque no?, digo es tiempo en el que puedo jugar videojuegos.

Ese era un gran punto. Me decidí por no insistir más en el tema y mirar como la comida se calentaba en el microondas. Eso en verdad es de ayuda para pensar... Pensar en cómo le pienso decir a Hipo sobre todo esto, porque para empezar no creo que esto sea fácil de digerir y no quiero ni empezar con como sería si él no se sintiera de la misma manera. En ese momento el sonido de que mi comida estaba lista para comer me desconcentraron. Creo que es una señal para que deje de pensarlo demasiado...

Comí despacio, Janett intento tener una conversación conmigo.

- Oye, sabes que note?- hice un pequeño gesto con la cabeza para que continuara- Tienes la voz más grave y estás más alto, pero aún así sigues siendo más bajo que yo- tomo una manzana del frutero y la mordió. - Después de todo el tiempo pasa, no?

-Supongo que si, lo que más me sorprende es lo rápido que me cambio la voz- me miro y hizo el mismo gesto que yo.-Digo prácticamente paso de un día a otro, tuve problemas solo durante una semana, y pfff, mi voz era más grave- levante los hombros. Y ese fue el fin de la conversación.

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Paso la mañana y un buen pedazo de la tarde y me dije porque no dar una vuelta a los recuerdos. Así que le dije a Janett que saldría por un rato, ella simplemente me entregó las llaves de la casa y me pidió que no tardara mucho.

Caminando por la calle veía como todo había cambiado, desde el parque en el que comenzó a ir solo por que el helado está delicioso, hasta una tienda de ropa que había sido remplazada por un restaurante Gourmet. Pensaba donde podría ver el mayor de los cambios, y entonces cruzo mi mente, el preescolar, tenía años sin verlo. En primer lugar porque no asisto más allí, segundo lugar la escuela no quedaba ni cerca de allí, de hecho estaba del otro lauda a comparación al camino que tomaba a casa. Estaba nervioso por ver si era lo mismo o había cambiado. Pero lo único que encontré allí era un chico con la cara entre alas rodillas, y me decidí por acercarme a hablarle.

-Oye, que haces aqui tan tarde?- Me senté en el piso junto a él- Sabes, este no es un buen lugar para llorar, hay muchas casas cerca, vas a molestar a alguien- me burle un poco, sabia bien que no estaba llorando, pues no no escuchaba sollozos.

-Trato de pensar- respondió rápido, sin levantar mi cabeza. Parecía estar bastante frustrado y cansado.

-Pensar, en que ?- Su voz me parecía bastante familiar, pero no podía hacer confecciones en la cabeza.

-En lugares en los que podría estar mi mejor amigo-era una rara coincidencia, este es un lugar que me trae muchos recuerdos- Se fue de casa y no lo encuentran-ok esto ya era demasiada coincidencia, creo que es Hipo pero no estoy seguro, si lo es creo que esta será mi oportunidad para decirle.

-Y entonses que haces aqui?- Necesitaba una ultima pista, que me confirmará todo.

Levanto  la cabeza mirando hacia el frente, lo que dijo no pudo ser mucho más confirmación -Aqui lo conoci, y aqui mismo venia seguido a pensar. Aqui es donde me di cuenta que lo amaba y nunca dejaria de hacerlo- No pude soportarlo más, y lo tome de la barbilla y lo besé, era algo que nunca pensé que haría, pero que se sentía tan bien.

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Rayos, extrañaba escribir, lo lamento no tenía inspiración.

Sayounara