Desiciones

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Hablado con Narcisa Malfoy, o como a él le gustaba llamarla Tía Cissy. Su dragón casi le lanza un crucio y un sectumsempra, ahora no tendría al profesor Severus para curar las heridas con el contra hechizo, así que evitó que eso sucediera. Un suspiro totalmente deprimente y desgastado de solo pensar que perdió a uno de los guardianes (aunque no lo supiera en ese momento) más importantes de su vida.

-Entonces podríamos hacer que los Goblins los dejen sin dinero-la voz maliciosa de Draco se escuchó por la estancia.

-Dragón, no-Narcisa negó decepcionada, por un momento el de ojos grises pensó que había dicho algo malo-pensé que te había enseñado mejor. Haremos que el apellido Weasley quede ensuciado por el lodo y mancillado por el recuerdo de sus ancestros-los ojos azules brillaron con una malicia inexplicable-en cuanto a la sangre sucia, me aseguraré que se arrepienta de haber llamado a los Potter sus amigos.

Estaba totalmente perdido en sus pensamientos. Mañana a primera hora serían transportados por Red Flu hasta la escuela, el despacho de la directora Mcgonagall, aunque era una conexión temporal.
Sus pensamientos lograron oscurecer las voces de los Malfoy que no dejaban de hablar de las mil formas para arruinarle los planes que había dejado la vieja cabra de los mil nombres.

Entonces de la nada recordó los ojos ónix de cierto profesor, que en los recuerdos que le había dado seguían siendo esos ojos fríos y casi inexpresivos, claro a menos que seas Lily Evans. Se sorprendió de escucharse a sí mismo casi escupiendo el nombre de su madre junto con el apellido muggle de su familia materna. Pero de solo pensar en la adoración que el profesor le demostraba a su madre se sintió meramente enfermo.

-Harry-la suave y delicada voz de el peliplata lo sacaron de sus pensamientos-Harry, hazme caso.

-Perdón dragón-le dió la mejor sonrisa inocente de su repertorio.

-¿Qué pasa Primo?

La duda bailo por unos segundos en sus ojos. No tenía porque fingir que estaba bien, que ciertos hechos y cosas marcaron su vida para siempre. No estaba acostumbrado a hablar de todo lo malo que pasaba en su vida. Pero ahora Narcisa lo miraba como si tuviera miedo a que le pasará y Draco tenía una fría expresión que solo acultaba lo preocupado que se encontraba.

-He estado pensando.

-¿En los planes que tenías?

Narcisa los miro de arriba hacia abajo con interés. Sólo se había enterado de la descendencia del chico, también de que planeaba salvar a Lord Voldemort. A lo largo de los meses donde cada fin de semana era enviado a la casa junto a Draco (la profesora Mcgonagall había estado en contra al principio) ya sentía al chico como el único familiar que le quedaba vivo.

-Harry-la rubia poso su mano en el hombro del moreno-te apoyaremos en lo que decidas.

-Gracias tía Cissy-tomo su mano con delicadeza, la mujer sabía cómo animarlo.

La mujer le dió una gran sonrisa, habían arreglado todo, ella se había encargado de enseñarles modales a Harry, los mejores que un sangre pura pudiera tener. Pero antes de que pudiera jactarse de eso, las defensas de la casa cayeron, eso fue lo inexplicable, un ejército de Aurores estaba en el hermoso patio de Narcisa Malfoy. Uno de ellos que era respaldado por la profesora Mcgonagall invoco un Sonorus apuntado hacia su garganta con una fina varita.

-Señora Malfoy, por favor abandonen la casa-la voz sonó demasiado prepotente.

La mujer de larga cabellera frunció el entrecejo con una notable molestia que a cualquiera hubiera hecho retroceder. Mientras que con magia verbal invocaba el mismo hechizo que él Auror. Era una mujer fuerte y decidida.

-¿Qué significa todo esto directora Mcgonagall?-chillo con esa mueca permanente de asco.

-Esta siendo acusada de ser una mortífaga-el mismo hombre hablo con una sonrisa triunfante deslizándose por sus labios-y por darle posiciones de control al jóven Harry Potter.

-¿Qué?

Miró a su hijo y sobrino con una mirada perdida y una clara mueca de explicaciones. Uso el contra hechizo, no quería que nadie la escuchará gritar, o sus comentarios mordazes de lo que su querido heredero había hecho. Los ojos azules se iluminaron de manera misteriosa mientras que con un simple movimiento de mano llamo a uno de sus elfos.

-¿Mando a llamar a Dolphins, señora ama Narcisa?-la pequeña criatura hizo una exagerada reverencia.

-Sí-transfiguro la ropa de los chicos en capuchas negras difíciles de remover-Dolphins empaca todo de los chicos.

El heredero Malfoy se negó de manera rotunda, tomando de la mano a su madre.

-Hijo mío-acaricio sus mejillas con dulzura-debes ser fuerte, la ancestral familia Malfoy es poderosa-se apartó de ellos mirando por la ventana como los Aurores avanzaban hasta la casa-. Cuando hayas empacado todo, lleva las maletas con Ragnok, el encargado de Gringotts Dolphins.

-Sí señora Narcisa, ama.

La temblorosa criatura desapareció con un sonoro «poof» haciendo con su magia todo lo que la ama Narcisa le había ordenado. La puerta cayó haciendo un gran estruendo en la casa vacía, Draco miró a su mamá con la preocupación eterna de perderla, mientras Harry le tomaba del brazo y le sonreía a su tía con una tristeza enorme instalada en el pecho.

-Promete que lo cuidaras-les dijo por igual mientras les daba un anillo de plata con una esmeralda-y que ocuparas el lugar que mereces.

-No me iré sin ti madre.

-Harry, cuídalo-soltó las manos de su adorado hijo mientras escuchaba los pasos demasiado cerca-y no dejes que nadie lo lastime.

Draco se resistió al agarre de Harry que intentaba concentrarse para aparecer en el callejón Diagon. Y pudo hacerlo cuando Narcisa Malfoy sacó su Varita dándole duelo a los Aurores que al parecer venían a llevarla ha Azkaban sin hacerle un juicio justo.
Entonces la mirada azul le dió un escalofrío cuando los miró al irse, ella sabía que no iba a sobrevivir pero hizo todo lo posible para que pudieran huir.

No diré que pasó con Cissy, ella pensó que no sobreviviría, pero yo no puedo asegurar nada. Esto es para Ara que anda sugiriendo y no me doy cuenta de ello. Jajaja

Lo acepto, pero a veces no puedo contestarles a todos, aún así amo leer todo lo que me comentan

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Lo acepto, pero a veces no puedo contestarles a todos, aún así amo leer todo lo que me comentan.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora