De luto

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Antes que nada, preparen sus pañuelos, botanas y un buena dosis de Clorox, ¿Saben porqué?, Porque este capítulo fue escrito gracias al abandono de mi adorada Beta. Así que, esperen algo que va ha romperles.

Las varitas se levantaron de manera simultánea apuntando hacia el idiota del profesor que no sabía exactamente como actuar. Aunque más que a él, apuntaban a los hombres encapuchados que empezaban a tomar terreno en el lugar.

—¡Es un ataque!—chillo él hijo de los Parkinson señalando claramente lo obvio.

Harry fue el primero en contestar el ataque de una manera magistral, murmuró levemente el hechizo como si no quisiera que nadie más lo supiera y apuntó hacía los seguidores idiotas del mago oscuro de aquella época. La gente grito alarmada al darse cuenta que entre todo el tumulto aún tenía un poco de puntería.

—¡Saca a todos los chicos de aquí!—exclamo mirando a Draco que lo protegía desde la retaguardia.

—No creas que voy a dejarte solo Potter—el apellido salió con voz gruesa, nunca planeo hablarle por su apellido original—soy tu segundo.

—Lamento decirte que no saldremos de esto—afirmo usando el máximo potencial de su magia—caeremos defendiendo este castillo.

La risa de Harry se escuchó aún por encima de los gritos y los hechizos que eran lanzados con una potencia casi imposible. Entonces Draco se quedó detrás de él, espalda con espalda desviando hechizos, maleficios y hasta una que otra maldición asesina. Mientras Harry era la defensiva, devolviendo con menor o mayor potencia los ataques.
¿Cómo llegaron a esto?, Fue una situación realmente divertida, luego de haber hablado con los chicos (en especial con Tom) el anuncio de el club de duelo se dió a conocer. No había pasado ni una maldita semana.

Era de esperar que algunos sangre pura (la mayoría de Slytherin) hayan aprendido el sutileza del arte de la defensa y la batalla. Claro está que Dumbledore prohibido a los hijos de padres Muggles participar si no eran capaces de sostener un buen hechizo defensivo y si su magia no se había desarrollado de manera correcta (los de primer año).

—¿Están listos?—la voz anormalmente aguda del director hizo que los alumnos le prestarán atención.

Muchos asintieron emocionados, tenían el entusiasmo para observar a los nuevos profesores en una batalla mágica, algunos padres habían Sido invitados para evitar uno que otro desmembramiento, o tan siquiera que sus hijos usarán un hechizo demasiado potente.

—Por favor, recuerden nada de hechizos avanzados—advirtio Dumbledore emocionado.

—Nada de lastimar a sus congéneres—les advirtió el profesor Dippet.

Harry hizo muecas cuando escucho a Dumbledore hablar, ligeras hebras de color rojo relucían en aquel cabello que empezaba a tornarse de un color blanco, casi gris. No sabía exactamente como iba ha tomar que les enseñará ha los chicos a defenderse como si fueran adultos.

—¿Un duelo?—pregunta bajo a Draco observando a los primeros alumnos subir a la tarima.

—Sabes que te ganaré Potter—le gruño lo suficiente bajo para que nadie supiera de lo que hablaban.

Harry sonrió de lado dándole un par de palmadas en la espalda. Desde que habían hablado con Serpens del matrimonio, del hecho de que si ellos no estaban su amor por Malfoy era bendecido. Que le dijeran a Tom acerca de sus orígenes y que Harry le haya hecho prometer por medio de un contrato mágico (Ragnok se los había proporcionado de manera segura) que no abriría bajo ninguna forma la camara de los secretos y nada de magia oscura que pueda alterar su conciencia física y mental, sentía que Draco se encontraba más tranquilo y que irse ya no sería tan complicado.

—Sabes que sí él profesor Snape no hubiera interrumpido—aseguro pícaro—tendríamos alguna malteada de Malfoy-Peverell.

—Retira lo dicho—pico su pecho sin prestar realmente atención a los dos chicos que intentaban impresionar a sus maestros—esto tiene que arreglarse en la tarima.

Los primeros alumnos en combatir fueron derribados mutuamente, luego de un par de conjuro aturdidor que dió perfecto en el blanco y con una eficacia ingualable.

Harry Potter y Draco Malfoy fue el primer duelo de maestros. Draco alzó la mano pidiendo el turno y Harry le devolvió una sonrisa inexplicable pero total y completa llena de burla.

—¿Listo?—cuestiono con voz aguda el director Dippet observando a sus dos maestros más jóvenes—recuerden, solo metos mágicos y no es un duelo a muerte.

Él rubio asintió y su contrincante castaño igual. Alzaron las varitas, miradas serenas y caras inexpresivas. La reverencia con movimiento de mano hizo que se rieran un poco, les recordaba su época de escuela. Caminaron diez pasos con calma.

—¡Empiecen!—la voz del viejo Dumbledore marco el inicio del duelo.

Malfoy comenzó lanzando un hechizo a Harry, que se describe como un golpe en la cabeza con una sartén, pero Harry se defiende de manera casi inexplicable ante su cara de aturdido.

¡Rictusempra!—grita claramente haciendo surgir de la varita un rayo de luz plateada que golpea a su oponente en el estómago haciéndolo retroceder.

Draco cayó al piso, y Harry aprovechó para hacerle un hechizo de cosquillas.

—Malfoy se levantó, y gritó—¡Tarantallegra!—haciendo a Harry bailar y agitar fuertemente sus pies.

Harry negó con una mueca de horror en los labios, esta vez no estaba Snape para terminar ese tonto hechizo.

—¿En serio, Drake!—siseo enojado ante la poca madurez del duelista.

—Lo siento—jugueteo un poco con la varita en las manos—, bueno en realidad no—comenzó a reír recordando como ya habían pasado por eso antes.

—Tom intervino, gritando—¡Finite Incantatem!—y Harry paró de bailar y Draco de reír.

Albus Dumbledore examinó como iba cada pareja, y le dio un fallido consejo a Harry sobre como interceptar hechizos, o tal vez no lo fue tanto, aunque él chico no le hizo mucho caso. El duelo continuó y Malfoy rápidamente agitó su varita conjurando Serpensortia, haciendo surgir una serpiente del extremo de su varita.

—¿De nuevo?—chillo Harry en un intento por alejar a la serpiente de los chicos—Alejate linda—siseo en lengua parsel antes de hacerla desaparecer.

Draco comenzó a reírse de nuevo al recordar cómo Snape tuvo que detener la serpiente. Le dió una sonrisa divertida al hombre y cuando estuvo tentado a apuntarle con algún hechizo más fuerte un gran estruendo se escuchó en el gran comedor de Hogwarts.

—¡Las defensas!—los padres en un intento por calmar todo cubrieron a los chicos.

Así fue como llegaron a ese momento, en ese preciso donde Draco está sangrando en el piso, si recapitulaba solo recordaba tener al rubio defendiendo su espalda en aquella trampa mortal en la que se había convertido la escuela, se aferró más, se habían enfrentado a una panda de magos oscuros, solo quedan aquel idiota que le había hecho eso al chico.

—Harry—la voz salió dificultosa, rota, derrotada—vive, termina con esta guerra absurda—su mano se deslizó por la mejilla llenando la de sangre en el proceso.

La mano cayó, sin fuerza, sin vida, con el poco calor que aún le quedaba.

—Draco—murmuro por lo bajo apretando la varita con fuerza—prometí que caeríamos defendiendo este castillo—se alejo con  dificultad del cuerpo aún tibio del rubio—y así será.

Ese día se perdieron dos grandes magos, uno conocido por detener al señor oscuro que quiso esclavizar muggles y otro por ser su segundo, ese día Serpens perdió un padre. Tom un primo y casi amante, o eso fue hasta que la carta de Ragnok llegó a la semana, con demasiadas sorpresas y con un nudo en la garganta tuvo que aceptar las reliquias que debía cuidar.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora