Un mestizo no es competencia

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Dije, a la mierda, vamos a hacer aterrador a Serpens, ya basta con la lindura. Y también dije chinga su madre, que Draco use el discurso de Snape como un recordatorio de la persona más (después de los gemelos y Serpens) importante de su vida.

Llevaba apenas una semana en Hogwarts y sentía que ya podía lanzarse por la torre de astronomía, pero no lo hacía ya que Harry se había parado para aplaudirle el día de la selección y su gran conocimiento sería una pérdida para la humanidad y los magos en general. Desde que Harry se había parado junto a Drake siendo los únicos talvez su ego se había aumentado un poquito sobre él.
Era fin de semana, sus maestros eran increíblemente capaces, Harry sabía cómo hacer que deseara su materia sobre Defensa contra las artes Oscuras, aunque aún les enseñaba que hechizos eran “prohibidos” por el ministerio y porque eran absurdos esos reglamentos.

Aún podía escuchar la voz de Drake deslizarse siseante y algo fría por sus oídos, con un tono tétrico hasta amenazador en cuanto entro con un movimiento de túnica detrás suya. Su normalmente engomado  y perfecto cabello (que le llegaba hasta los hombros) venía sujeto en una coletilla con una serpiente enroscada con algunas esmeraldas por ojos y dientes de lo que parecía ser un par de diamantes, aún lo recordaba con la claridad casi espectral con la que se dió a conocer, porque se volvió su clase favorita, lo hizo con aquel discurso tan metódico que recitó con calma.

Ustedes están aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones. Dado que habrá muy poco de tontos movimientos de varita aquí, muchos de ustedes van a dudar de que esto sea magia—la piel hormigueando le espectante de lo que su maestro sería capaz de enseñarle, tanto que no se dió cuenta cuando Harry entro al salón escuchando lo que él rubio decía—. No espero que realmente entiendan la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores brillantes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, ¡hasta ponerle un alto... a la muerte...!—Harry había tenido la misma sensación que Riddle, la piel erizada y suavemente poniéndose de gallina mientras sus ojos esmeralda se llenaban de iluciones, él solo venía por unas cuantas pociones para sus descuidados alumnos—A menos que sean como el montón de alcornoques a los que, habitualmente, tengo que enseñar.

Habían Sido unos buenos días en la semana, entre el discurso tan cautivador como aterrador de su maestro de pociones (aún no contaba las miradas del profesor Dumbledore como algo malo), como las enseñanzas de otros maestros que le dejaban como el número uno de la clase.

—¡Tom!—la voz suave y raramente calmada de Walburga le hizo sentirse tenso.

—¿Qué sucede?—cuestiono al ver a la chica que le había caído un poco mal.

—Evan Rosier—le gruñó un poco por lo bajo mientras recuperaba un poco el aliento—esta molestando a Serpens, lo tiene amarrado con magia.

—¿Qué está haciendo ese idiota?—cuestiono por lo bajo caminando lo más calmado posible mientras se aseguraba de tener la varita en el bolsillo.

—Serpens iba de la mano con Malfoy—suspiro siguiendo al chico lo mejor posible—y apareció Rosier diciendo que un mestizo como él no debía estar en la casa de los sangres pura.

—¿Y Malfoy?—intento controlarse mientras procuraba no perderse gracias a las escaleras.

—Se ha batido en duelo—tomo la mano del castaño para guiarlo ella misma—ha quedado inconsciente luego de un hechizo fallido de Rosier.

—¿Qué hechizo?—casi alza la voz a la mitad del pasillo.

—¿Prometes no enojarte?

—Dime el maldito hechizo Walburga Black, no tienes tú suerte.

—Fue un Bombarda Maxima—le susurró deteniendo a Riddle antes de doblar por el pasillo—pero antes de eso intento un Crucio, Malfoy uso una protección casi impenetrable.

Se soltó del agarre de la bruja que lo detenía hasta donde estaba su hermanito (ya lo había asumido) siento atacado por un tonto mago que no tenía la capacidad para mantenerse alejado de los problemas. La bruja aún intentaba detenerlo, estaba segura que cuando logrará llegar al pasillo todo sería un desastre y no pudo volverse peor, desenfundo la varita con una pose amenazante.

—Suéltalo Rosier, no me lleves a destrozarte—amenazo con voz potente.

Serpens se estaba poniendo colorado, las mejillas estaban de un tono rojo casi llegaban a ser moradas, las piernas del menor se movían un poco mientras intentaba alcanzar a tocar a Malfoy, no estaba preocupado por qué muriera a manos del petulante y horrible Rosier, si no por como estaba Malfoy, algo muy dentro suyo le hizo sentir ira, de esa irracional y temible que solo a los magos mayores les hacía perder el control. Los mayores a un no llegaban, les tomaría un tiempo como a ellos.

—Te dije que lo soltarás Rosier—el primer hechizo fue sin varita, solo uno verbal para que lo dejara libre.

Serpens cayó contra el suelo, boqueo un poco estirando sus brazos mientras intentaba que el aire regresará a los pulmones y como pudo se arrastró para ver cómo estaba el inconsciente Malfoy, Rosier los había atrapado en un momento algo íntimo.

—Esto no es contigo Riddle—reto mirando con odio al chico—debiste dejar que le enseñará la lección a ese mestizo.

—Cuida tus palabras Evan Rosier—amenazo alzando más la varita y apuntando hacia su cuello—no me hagas derramar tu sangre inmunda.

—¿Estás defendiendo a un traidor de la sangre?—grito mirando a los pocos Slytherins que lo estaban apoyando.

—Puedo mover cosas sin tocarlas. Puedo hacer que animales hagan lo que yo quiera sin que los entrene. Puedo hacer que le pasen cosas malas a las personas que no son buenas conmigo—recito parte de lo que le había dicho al profesor Dumbledore cuando fue a verlo—. Puedo lastimarlos si quiero; y también puedo destrozarte en mil pedazos mago de cuarta—con un suave movimiento de mano le quitó la varita de la mano.

—Eres un maldito cobarde Rosier—Serpens se levantó de su posición al ver que  no reaccionaba y saco su varita con la rabia brillando en sus ojos—Expulso—Rosier salió expulsando bruscamente por los aires.

—Detente, Serpens estás mal—Intento calmarlo Tom mientras lo veía avanzar.

—Te metes en mi camino Thomas Riddle y serás el próximo—siseo sin mirarlo a los ojos, todos los alumnos a su alrededor retrocedieron asustados—esto es por Abraxas, Debublio.

Rosier asustado golpeó la burbuja gigante en la que fue encerrado por la magia casi catastrófica del niño que llamo mestizo.

—Serpens—la voz de Draco hizo que los alumnos le hablarán desesperados—suéltalo, no vale la pena.

—No miró a nadie, sólo al chico enfrente suyo y apunto con su varita—Confrin...

—Confundo—la voz del maestro contra las artes oscuras aturdió a más de uno—Finite incantatem—murmuro apuntando hasta Rosier.

Tom abrazo al rubio rojizo que se encontraba perdido, lo llevo mejor a lado del Malfoy que parecía estar despertando.

—¡Espero que haya aprendió su lección señor Evan Rosier!—regaño ayudando a su alumno—nunca vaya contra un mestizo. Drake, llévate a Serpens y a Malfoy a la enfermería.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora