Las compras.

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No se van a odiar :v yo sé que eso parece. Pero nada, se disculpara y Riddle se hará su “amigo” por conveniencia como dicen :v aunque lo veo más como amigo en mi caso.

Cómo habían prometido los dos, fueron al callejón Diagon. Él maestro que se había comprometido a llevarlo por sus cosas se sorprendió cuando le negó la oportunidad, ya que su ahora tutor (nunca le aceptaría como primo) había llegado a rescatarlo de ese odioso orfanato Muggle (había aprendido como les decían a los sin magia). Ahora estaba caminando de la mano con un seguridad apremiante mientras murmuraba cosas que no lograba entender.

—¿En serio?—Harry había alzado la voz apretando la mano de Draco con fuerza—quiero que seas el maestro de pociones—le dijo dándole un golpecito en la mejilla.

—No me pegues—se quejó alzando sus manos entrelazadas y mordiendo la de Harry con fuerza—comportate, sé que es mucho pedir de un cabezota como tú, pero hazlo.

Thomas los veía desde atrás, mientras caminaba al lado de aquel chico rubio de reflejos rojos en el cabello, parecía cautivado por todas las cosas del callejón, gente gritando, una tienda llamada el emporio de las lechuzas, una heladería, que por más que negara el nombre le había cautivado «Florean Fortescue» y se equivocaría al decir que no se le antojaba un helado (nunca los había probado).

—¿Podemos comer un helado?—el niño a su lado jaló la túnica negra con sus delicadas manos.

—¿Tú igual quieres un helado Tom?—cuestiono suavecito mirando al chico asentir con fuerza.

Y acepto, porque él había pasado largas horas haciendo su tarea en aquel lugar con los helados de crema y caramelo gratis cada media hora con él señor Fortescue ayudándolo con sus ensayos escolares, eso fue hasta que él señor Florean fue asesinado por Lord Voldemort.

—Luego... Quiero ir a una librería—se avergonzó al decir aquello. No estaba acostumbrado a pedir y recibir.

—Claro, conozco «Cobb & webb's»—Draco le sonrió. Cómo si nunca hubiera Sido un señor oscuro en algún tiempo del mundo.

—Drake—Harry se quejó dándole un punta pie en la pierna izquierda—quedamos que primero veríamos su varita, luego lo llevaríamos al callejón Knockturn.

—¿Qué es él callejón Knockturn?—pregunto el chiquillo emocionado.

—Serpens, no es tan quejica como tú Peverell—siseo Draco con fuerza mientras miraba ha los dos chicos—luego de comprarle su varita ha Tom iremos querido—revolvió su fino cabello con cariño al igual que el de Tom.

—¿Y yo no merezco tu atención?

—No—su suave mano se deslizó hasta su muñeca interna con cuidado—te mereces que te lastime—con los delicados dedos le pellizco con fuerza hasta que está quedó roja.

—Cálmate. Por favor, duele—le reclamo por lo bajo ante las miradas de las señoritas (de avanzada edad) encima suyo.

Le ignoro, como hacía siempre que no quería discutir con los dedos de mantequilla alías él niño que vivió y es un cabezota. Al primer local al que les interesaba entrar era Madame Malkin túnicas para todas ocasiones, la bruja atendía con entusiasmo a todos los estudiantes que pedían las túnicas de trabajo simples de Hogwarts, todos los años sus ventas se aumentaban cuando los niños llegaban.

—¿No recuerdas algo Malfoy?—gruño una risa aguda y baja, mientras guiaba ha los menores con la dama Malkin.

—Recuerdo que un niño—sonrió de lado sin intentar ser obvio—llamado Harry se atrevió a ser un idiota conmigo—ahogo una risa con la palma de su mano, las agujas y un par de tijeras andaban de aquí para haya.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora