Charlie de regreso a casa.

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No había tenido problemas cuando eran apenas unos chiquillos de alrededor de siete u ocho años.
No vió nada que le enojara más que la forma de tratar a las maravillosas criaturas mágicas, nunca se decepcionó tanto como cuando sus padres biológicos le arrastraron a una espiral de odio mutuo y un mar de desdicha que no termino bien.
Nunca estuvo más receloso que cuando nació su pequeño, adorable y consentido hijo que corría por la casa descalzo buscando a Draco, aún no estaba seguro de cómo se llevarían.

Draco era demasiado joven, inexperto y un poco narcisista. Su hijo era dulce, empalagoso, tanto que a veces Harry era quien le llevaba a jugar al jardín de la familia ya que era a quien le gustaba abrazar más en la casa.
Era una persona tranquila, no estaba encontra de darle una reprimenda a su hijo pero tampoco castigarlo sin razón alguna. No había sentido celos cuando él pequeño Draco Malfoy se paseaba de la mano con Harry, cuando se daban besos en la mejilla y se abrazaban como si bailarán al ritmo de una música inexistente.

—Antes de empezar la cena de esta noche—él director Dumbledore logro hacer que apartarse de la mesa de los Slytherin—luego de despedir al profesor Lupin por problemas personales—Charlie suspiro pensando en lo mal que debería sentirse Remus después de las lunas llenas—conseguimos un nuevo profesor para ustedes.

Las voces de las chicas chillando emocionadas al verlo le hicieron reír un poco. Sí supieran que le estaban gustando más las varitas que los calderos. Pero no presto atención al alumnado hasta que Dumbledore le presentará correctamente.

—¡Silencio!—Dumbledore uso el encantamiento Sonorus para hacer que los estudiantes le presten atención—¡Silencio!

Todo el gran comedor quedó en un silencio escalofriante ante la voz poco amigable del director. Los Slytherin seguían tan tranquilos como siempre, mientras que los Gryffindor's se veían emocionados ante el nuevo profesor, en especial las chicas.
Los Hufflepuff eran los más nerviosos, tal vez era efecto de todo el alboroto que los Ravenclaw estaban armando en busca de conocimiento. La única chica que buscaba callar a su casa era Hermione Granger.

—¡Le presento al profesor Charles Black!—quito el encantamiento con rapidez al darse cuenta de lo fuerte que había resonado su voz en el comedor—Espero le den una adecuada bienvenida.

Charlie se levantó con cuidado haciendo una semi reverencia que era  o aparentaba ser respetuosa hacia el director y los alumnos.

—Solo Charlie, profesor—sonrió encantador el rubio caoba.

Algunas gritaron complacidas y otras cuantas suspiraron enamoradas. Hubo algunos chicos que miraron a Charlie con recelo, curiosidad y hasta algunos fueron atrevidos lanzandole miradas intensas. Esto solo ocasionó que él hombre sonriera mostrando los dientes y acomodara un poco su cabello fingiendo no saber qué tipo de reacción provocaba en la comunidad estudiantil.

—Señor Black—la voz suave y peligrosa de Snape le hizo sonrojarse hasta las orejas—. Espero que no sea tan desastroso como sus hermanos y que no rompa corazones de mis alumnos—amenazo mirando al rubio sentando a lado de Harry..

—No se preocupe profesor. Prometo ser tan dulce como una mamá Dragón—aseguro tomando su lugar en la mesa de profesores.

—¿Snape está siendo amable?—susurro Avery mirando al nuevo profesor.

Draco negó al sentir como Harry pateaba su pierna izquierda con fuerza para nada disimulada;quería que viera como Snape lograba intimidar a Charlie, ¡Charlie!, ¡Él hombre que trabajaba con dragones!; Entonces Draco pellizco su pierna, él azabache soltó un gemido agudo y adolorido.

—Eres un idiota—se sobó aún maldiciendo por todas las miradas encima suyo.

—Me amas—declaro él rubio dándole un suave beso en la mejilla—y tienes suerte de que eres mi primo. Pude haberte dejado sin pene—declaro riéndose de la cara asustada del de ojos verdes.

La mesa Slytherin se mordió la lengua para no ponerse a reír como los Gryffindor's que hacían demasiado ruido cuando hablan. Pero claramente se vieron tentados cuando los gemelos sonrieron traviesos haciendo movimientos de tijeras con sus dedos demostrando como era que Malfoy le cortaría las bolas a Black.

—¡No te atreverías!—hablo alarmado intentando encontrar a Tom para que lo salve de la ira del rubio.

—¿Asustado Black?—la sonrisa orgullosa de Draco hizo que Pansy se ahogara en un intento de no reírse.

—Ni un poco, Malfoy.

Harry siguió hablando, sin hacer caso realmente de como la mesa se quedaba callada para dejarle hablar. Era respetado, de una manera realmente aterradora.

Charlie no pudo ocultar su enojo, como Harry tocaba a Draco con facilidad. Sus dedos se apretaron con fuerza sobre el tenedor que estaba sujetando. No se sentía mal cuando los gemelos eran quienes obtenían la atención del chico, pero Black Potter teniendo él cariño del chico, no, realmente no era aconsejable para su cordura.

—¿Le pasa algo señor Black?—pregunto Minerva mirando a la mesa de las serpientes—Ah, no se preocupe. Son normalmente así de adorables—la bruja sonrió complacida—pero es una lastima que son primos y que Harry esté saliendo con Tom—señalo apartando la mirada—un chico inteligente sin duda alguna.

—Profesora—Charlie le miró incrédulo—¿Está decepcionada de no poder juntar a Black y a Malfoy?

—Por su puesto—McGonagall oculto su sonrisa dando un bocado a su comida—¿Cómo es que lo llaman los chicos?—pregunto divertida—los Shippeo y esperaba que fueran Canon.

Charlie se atragantó con su jugo de calabaza dándose golpes en el pecho para poder respirar con calma.

—¿Quién le enseño esos términos?—frunció el ceño entre una mezcla de confusión y enojo.

—La señorita Granger—confeso feliz—hemos hablado de algunas cosas Muggles muy entretenidas que me he estado perdiendo.

Ha Charlie le hace falta más barrio. Jajajaja oh dioses, nunca me imaginé poner a Mcgonagall de esa pequeña forma. Fue divertido en partes. Iba por la vida hasta que me dió un ataque de imaginación, raro, pero increíble. Disfruten el capítulo

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Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora