Las reliquias de la muerte.

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Estaba desconcertado. Claro que había un punto en su vida que nada parecía ser más confuso. No recordaba mucho del día que los atacaron solo que Serpens había despertado con una costilla fracturada y él con el sabor más dulce del mundo en la boca; como si hubiera hecho que alguien pague por querer lastimar a su casi hermano.
Porque aunque le costará decirlo los papeles de la adopción muggle aún no llegaban. Pero la adopción mágica era todo un hecho, aunque quisiera ser más que solo el protegido de Harry.

—¿Qué tanto lees?—la voz suave e impaciente de Serpens casi le hace gritar.

Estaban en la biblioteca y no podía darse el lujo de ser expulsado de ella solo porque al chiquillo se le daba por ir asustando lo. Era su segundo año en la escuela y él aún no aprendía ha ser menos llamativo.

—Sobre Salazar Slytherin—susurro bajito intentando no llamar tanto la atención de la mujer regordeta que les miraba de mal modo.

No estaba listo para terminar sus investigaciones.
Tom Riddle reveló que podía hablar con las serpientes a Dumbledore cuando Tom tenía once años y aún no sabía las implicaciones de ser un hablante de parsel se había confiado hasta que descubrió que Harry podía hacerlo. Pero que lo evitaba por si alguien lo tomaba de mal modo. No entendía porque ocultar tan gloriosa habilidad, era como si una pequeña parte de Peverell ocultara el secreto más importante en su existencia.

—¿Por qué lo lees con tanto entusiasmo?—jalo la silla más cerca para sentarse a su lado procurando hacer el menor ruido posible.

—No es entusiasmo—nego sin querer aceptar que en realidad era curiosidad—¿Y ahora tú porqué no estás con Malfoy?

Las investigaciones ya le estaban dando un dolor de cabeza poco usual en él. Pero podría distraerse un poco antes de seguir revisando su árbol familiar. Su padre nunca había pisado Hogwarts, su madre debería ser por la que poseía herencia mágica.

—Drake y Harry—suspiro dejando sus libros de clase sobre la mesa—ellos han hablado con su padre, quieren saber qué tan en serio es...—se quedó callado dejando caer su cabeza contra los firmes libros.

—Lo suyo—dejo la lectura, luego podría saber que conección lo ataba ha uno de los fundadores de Hogwarts.

—Es eso Tommy—suspiro exasperado como si la sola idea le causará náuseas—no hay un “lo nuestro o lo suyo”,por lo menos no de la manera que me gustaría admitir.

Tom se quedó callado observando cómo sus brazos servían como protección ante su rostro, sus dedos acariciaban el lomo de su libro para impedir que reaccionara de mala forma y como esa sonrisa brillante del menor ahora parecía una oscura sombra que no encontraba la salida a todo lo que sentía.

—¿No estaban saliendo?—se suponía que eran pareja, las interminables peleas en la sala común le habían hecho creer a la mayoría que así era—solo pensé que lo eran, ya sabes, pelean demasiado.

—No—se negó con frialdad casi magistral—él no ha propuesto nada y yo no voy a pedirlo.

Suspiro casi sumiso, mostró un leve asentimiento, no iba a presionarlo en lo absoluto, pero tal vez si distraía su mente lo suficiente sabría que no era tan malo, no es como si estuviera cortejando ha alguien casado que no posaba su mirada en él más que lo necesario para sonreírle. Le dieron ganas de lanzar maldiciones ante ese pequeño (o muy grande) hecho.

—¿Me ayudas con mi investigación?—pregunto bajito señalando algunos libros.

—Claro que sí—se enderezó con refrescante placer y motivación—¿Haz averiguado algo?

—Que mi padre biológico nunca tuvo un pie en este castillo—señalo dándole al rubio caoba algunos libros—y que solo tengo el apellido para darme una idea de quién fue mi familia.

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora