El pasado

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Ragnok los había recibido con una sonrisa gentil, con varios pergaminos en la mesa y la última voluntad de Narcisa Malfoy (que sí bien no estaba muerta) temía perecer dejando a los dos últimos miembros de su familia desprotegida.

—Buenas tardes señor Potter y Malfoy—saludo haciendo un ligero movimiento de su cabeza y una sonrisa mostrando todos sus afilados dientes.

—Buenas tardes Ragnok—saludaron decentes al mismo tiempo, haciendo una reverencia.

El Goblin sonrió más grande y complacido por los excelente modales de los chicos que la mujer les había inculcado.
Les invento a sentarse en las sillas enfrente de su escritorio.

—La hermosa señorita Malfoy—le dijo con calma mostrando un pergamino antiguo recubierto de su magia y sangre—me dijo que les preparara las cosas, todo las cosas de las bóvedas fueron selladas con sangre. El dinero retirado y puesto en baúles especiales.

Draco tomo el papel con una sonrisa triste deslizándose por sus labios. Su madre tan astuta y precavida como siempre. Se enorgullece (y no era mentira) de que esa bella mujer de cabello rubio con los ojos como zafiros taciturnos sea su madre, merecía un mejor esposo y él se encargaría de eso.

—Y me pidió—hizo una mueca al recordar lo que la bella mujer dijo—que lo salvarán. Tengo listo el ritual.

—¿Ella se lo pidió?—cuestiono Harry al sentirse tan bien bajo el manto protector de Cissy.

El Goblin asintió sacando todo lo que la mujer le había pedido, papeles donde confirmaba que eran mayores de edad, tarjetas especiales para pagar en el mundo mágico. Y les habían dado unos papeles donde se confirmaba el cambio de nombre.

—Para que te dejen adoptar al señorito Thomas Marvolo Riddle—extendió unos papeles—tienes que cambiar de nombre, usar una residencia de la familia y debes usar el apellido Peverell.

Harry asintió leyendo los datos del documento. Harry seguía siendo su nombre, solo que ahora usaba el apellido Peverell y Black. Miró a Draco fijamente mientras esté hacia una mueca de asco negando. Estaban casados, o eso decía el papel, una boda planeada con el único Malfoy que fue borrado del árbol genealógico.

—¡No fingire estar casado con él!—grito tentado en usar su magia Veela sobre el Goblin, pero se resistió.

—¿Qué?

Harry no entendía nada, leyó mejor lo que tenía entre sus manos llevándose la sorpresa de que efectivamente, estaban casados. Llevaba el apellido Black por favor del rubio platinado.

—La señorita Malfoy me contó sobre un familiar que se casó con un Black—señalo con calma lo obvio—y es la cuartada perfecta, nadie volvió a ver a ese chico, tomo el apellido Black renegando del suyo, puedes decir que regresaste el apellido Malfoy al árbol genealógico solo para hacer rabiar a tus padres.

Él moreno asintió con una calma completamente anormal en esos momentos. No podría hacer berrinche y ponerse en plan de “soy el salvador mundo mágico merezco algo mejor”.

—Bien—le sonrió a su primo apretando su mano—¿Y la familia Peverell?

—Eres el único sobreviviente—relato más tranquilo al ver que el chico aceptaba las cosas—te enteraste que los Gaunt son familia lejana y que un chico vive solo en el orfanato Wool.

Draco seguía cruzado de brazos enojado, sus parejas (no sabían que los había escogido) pero se sentía mal por mentir aunque sea un poco. Su mano se relajo al sentir como si primo lo tomaba aún con ese cruce de brazos casi mortífero.

—¿Y los anillos?—cuestiono acariciando los nudillos del de piel pálida al verlo ya más tranquilo.

El Goblin hizo aparecer los anillos que aseguraban estaban casados, les dió los anillos de las bóvedas familiares y les dió los papeles para que pudieran agilizar un poco la adopción del joven Riddle. Pero estaban conscientes que les tomaría un par de años, irían de visita para que el chico les conociera y se acostumbraran.

—¿Listos?

Se miraron fijamente uno al otro, asintiendo al mismo tiempo con la cabeza. No había vuelta atrás, Ragnok los guío por los pasillos que cambiaban de ubicación más rápido de lo que podían asegurar. El cuarto al que llegaron les hizo temblar, la magia antigua inundaba el cuarto, las runas en las paredes y los goblins cantando a la par haciendo que sus voces sonarán más fuertes y roncas de lo que normalmente eran.

—Todo está listo para el pasado—les guiño un ojo mirándolos—serán el matrimonio Malfoy, Harry no adoptó el apellido como primordial por la descendencia que debía sobrevivir.

Les empujó al centro del ritual dándoles una despedida con la mano. Todo debía ser rápido y no podía detenerse por nada del mundo, por eso tenían todo listo como Narcisa Malfoy les había pedido. Las cosas se les habían dado y la última explicación se les dió antes de lanzarlos al fuego ceremonial que se tornó de un azul eléctrico al tener a los viajantes.

—No se preocupen, el año, el lugar y residencia está planeado—les dijo uniéndose a los cánticos en la lengua de su especie.

Se tomaron de las manos al sentir un leve tirón todo se vió borroso y apenas entendieron lo que les dijo hasta que se puso a cantar. Draco sujeto su mejilla con cariño mirándolo a los ojos, Harry correspondió la morado haciendo exactamente lo mismo, un revoltijo en su estómago le hizo sentir nervios, deseo, por un momento haberse enamorado de Draco y que este lo hubiera escogido como su pareja, pero no iba ha funcionar, lo sabía no estaban destinados.

Cuando llegaron a tierra firme luego de un viaje tan estruendoso, habían caído al suelo, Draco cayó de trasero con Harry encima suya.
Por un momento se sintió bien, era una paz extraña la que su primo era capaz de brindarle, pero lo desecho al recordar las cabelleras rojizas y esas sonrisas traviesas, no funcionaría estaba seguro de ello.

—Potter—lo empujó tirando lo—venimos del futuro y estás desperdiciando tiempo encima mío.

—Amargado—rió ayudando a la doncella de su primo—damisela, es hora de levantarse.

—Cállate—golpeo su mano parándose por sí mismo—eres ahora mi esposo, pero te puedo matar.

—¡No dragón!—dramatizó riéndose—soy tú guapo esposo, debes quererme.

—Pudrete mago de cuarta.

—Es que como no soy uno de los traidores de la sangre—siseo mirando como se ruborizaba y le enseñaba la lengua infantil.

—Vamos a ver todo lo que necesitamos en este año—declaro sin mirarlo—por lo menos a mí no me gustan los señores tenebrosos que intentan matarme y los maestros de posiciones que tienen algo con el negro—sonrio arrogante al ver como se sonrojaba.

Dejó por zanjado el tema mientras inspeccionaba la casa de los Peverell que parecía antigua y algo pasada de moda, sin duda alguna tendría un gran trabajo para remodelar todo y que se viera decente, con carisma.

Por fin, mi tío ha salido del hospital. Y pues actualización, se dicen sus verdades porque se quieren. Y la canción pues... Me ayudó a escribir todo esto. Jajaja es de un musical y gracias por sus hermosos comentarios😍

Colateral (En Revisión). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora