El objetivo de Carter Jones [LIBRO I]

22. Toxic

"Baby, can't you see I'm calling?

A guy like you should wear a warning

It's dangerous, I'm falling...

I'm addicted to you

Don't you know that you're toxic?"

Me está tocando el culo. ¿Qué digo tocando? Me lo está agarrando. Sus dedos hacen presión en mis glúteos y se mueve suavemente, despacio, agarrando una buena parte con toda la confianza del mundo, como si hubiéramos hecho esto antes. Como si a mí me hubiera agarrado el culo antes.

—¿Eres más de culos o de tetas? —le pregunto lo primero que se me pasa por la cabeza cuando levanto la barbilla para mirarle. Sus pestañas parecen más largas mirándolas desde abajo, desde tan cerca.

—De ambas cosas.

Se me escapa una risa rápida.

—Claro. Tonto no eres.

—¿Por qué elegir una cuando puedo decir las dos?

De momento las tetas no me las ha tocado. Tuvo la oportunidad, porque fui de atrevida y de experta y le dije literalmente que las tocara, sin embargo no lo hizo.

—Oye —llamo su atención la intención de cambiar de tema. Busco sus ojos con mi mirada y entonces baja la vista hasta mí. Permanezco abrazada a su cuerpo, notando sus manos bien extendidas por mis nalgas, y aguanto su mirada azul aunque me intimida ligeramente.

—Dime.

¿En qué momento he conseguido yo a este chico? A veces se me pasan esos pensamientos por la cabeza de forma momentánea, porque sigo sin creérmelo.

—¿Vamos a ir en serio? —me atrevo a formular la pregunta.

—¿Vamos a ir en serio? —repite mi pregunta, haciéndose el que no ha entendido.

—Tú y yo, en serio. —Sé que mi aportación no ayuda demasiado pero no sé de qué otra manera decirlo.

—¿Qué entiendes por ir en serio?

Sus dedos siguen masajeando en mi culo, y me distrae. Me concentro en el movimiento, en el tacto, en el cosquilleo que me produce desde esa zona hacia todo el cuerpo y desemboca justo ahí abajo, en mi parte. Todo lo que me hace tiene efecto en el mismo lugar, y tengo que hacer un esfuerzo tremendo para que no se note que estoy cachonda, como él dice. No quiero que piense que soy una obsesa sexual. Solo tengo dieciséis años y pensar todo el rato en eso no debe ser sano.

—Pues ir en serio... No sé. ¿Conocernos? Quedar no solo para que vengas a mi casa y me toques el culo. —Le hago sonreír, y me quedo maravillada con el gesto—. Que no te digo que no me guste. Tócame el culo, me gusta que lo hagas.

Sonríe otra vez más.

—Pero podemos ir a otros lugares, hablar de otras cosas... —prosigo, hasta que me interrumpe.

—Decírselo a tu mejor amiga...

Presiono los labios y exclamo interiormente un "mierda".

—El lunes —me apresuro a contestar—. El lunes se lo contaré.

Tendré que prepararme el discurso, un cupcake y una tarjeta que diga "Lo siento por no habértelo contado antes. Sabes que eres mi mejor amiga y te quiero mucho. Espero que puedas entenderlo. Te quiero, otra vez".

—¿Me haces un favor? —salto de pronto tras un breve silencio.

Aparta sus manos de mi culo y entonces me siento extraña, o más bien es mi culo quien las extraña.