29. Love is Madness

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"I know the moment I looked into your eyes

I'd had to swallow all your lies"


Es raro tenerle al lado durante toda la mañana y apenas compartir palabras como lo hacíamos antes. Después de nuestra conversación se quedó más callado de lo normal, más pensativo, y yo durante el resto de las clases me esforcé al máximo por aparentar cierta normalidad, dentro de lo que cabe. Ana siguió ignorándome y con Louis las cosas están más extrañas que nunca. Esas son las novedades. Lo que todavía me cuesta creer un poco es que yo haya tomado esa decisión, de forma tan espontánea y sin ni siquiera tartamudear o dudar. Espero haber hecho lo mejor, para mí y para ambos, y espero que a partir de ahora todo mejore y vayamos encontrando el camino, porque ya en mi vida poco podría ir peor.

Bueno, sí hay algo casi tan peor como eso: esta tarde tengo que cuidar de Colin. Me ha llegado el mensaje de mi madre para avisarme y solo con pensarlo ya quiero tirarme de los pelos.

—¿Quieres hablar sobre tu amiga?

Ah, sí... Louis me está acompañando a casa. Se me olvidaba ese detalle.

—Se ha enfadado conmigo por no habérselo contado, simplemente es eso.

Se supone que ahora nuestra relación es ser compañeros de clase, por lo que podemos permitirnos volver a casa juntos y hablar de temas que no tengan que ver directamente con nosotros.

—Sabías que iba a pasar —comenta con las manos en los bolsillos.

—Lo que no sabía que iba a pasar es que viera las fotos de nuestra conversación.

No le estoy viendo, pero mi mente se forma una imagen de la que puede ser su cara ahora mismo: rígida y pálida.

—¿Cómo...?

—Ya se olía que había algo. No somos tan buenos escondiéndonos.

Mi casa se encuentra a unos pasos de nosotros, y entonces me apuro a despedirme antes de que la situación se vuelva más rara.

—Hasta mañana —murmuro, empezando a sacar la llave de mi mochila.

—¿Seguiremos enviándonos mensajes... o se supone que eso ya tampoco podemos hacerlo?

Llego a la altura de la puerta, nos frenamos y me giro hacia él. Esos ojos azules, que más que ojos parecen directamente el mar en una playa de arena blanca, me miran fijamente.

—Sinceridad, Louis —declaro—. Solo pido sinceridad.

—Lo sé. —Asiente, pero parece que la petición le cuesta tanto como si le hubiera pedido que me traiga la Luna.

—Sabes que esto podría ser muy diferente —Y con esto me refiero ahora mismo, al camino que hemos hecho desde el instituto, a la que será nuestra despedida—. Podría serlo y no lo es, por tu culpa.

Como sé que no va a soltar una palabra más, le doy la espalda y me meto en casa.

***

El nuevo hobby de Colin es abrir y cerrar puertas, haciéndolas sonar cada vez más fuerte. La abre, me mira, se prepara empleando la fuerza de sus pequeños brazos, y pum. Cierra, y me mira. Siempre me mira, siempre buscando llamar la atención y sacarme de quicio. Ya lo he pillado. Ya sé lo que quiere, y estoy tratando al máximo de no darle lo que quiere. Si cree que un enano de tres años puede hacerme enfadar cuando le dé gana, voy a demostrarle que yo también puedo hacerlo. Y sé que se cabrea cuando no le hago caso, y por eso cada golpe es más fuerte que el anterior. Tiemblan las cremas y los productos que hay en las repisas del baño, pero aquí sigo, resistiendo en el sillón.

El objetivo de Carter Jones [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora