¿Cuándo Dejé De Odiarte?

CAPÍTULO 27

CUÁNDO DEJÉ DE ODIARTE

La noche fue relajante, no hay mejor descanso que los brazos de la persona que amas, eso te hace sentir amada y hasta protegida, eso mismo sentían Cristina y Federico, era una sensación algo indescifrable e indescriptible cuando los brazos de Federico la rodeaban, el mundo podría desmoronarse y ella poco le importaría, Federico se sentía igual, tenerla cerca de él era la tranquilidad en su estado puro.

El sueño fue mágico así como lo fue toda su noche, el amanecer llegó el sol se ponía, pintaba para ser un lindo día, aunque estando los dos juntos nada podría ser malo, pensaban.

Federico fue el primero en despertar, sus ojos se abrieron lentamente al sentir que el cuerpo a su lado se removió pero no despertó, la observaba como solía hacerlo cada mañana, era hermosa y para él más que perfecta, solo de pensar que esa bella mujer que había logrado robar su corazón estaba en espera de un hijo de ambos colocaba su corazón a latir rápido aleteando con alegría, al pensar en el bebé recordó que estaba campante y sonante teniendo que armar la otra pequeña parte de la sorpresa, suavemente se levantó de la cama para no despertarla,se colocó un bóxer que saco del gavetero porque el anterior sabrá Dios donde habría volado la noche anterior, vistió también el pantalón de su pijama dejando su trabajado torso al descubierto y empezó a organizar todo.

Media hora gasto en hacer todo, luego de terminar, se colocó una camisa básica para bajar y asegurarse de que Jacinta tuviese el desayuno listo, por seguridad solo fruta y jugo por aquello de las náuseas de ella.

Cristina se removía a lo largo de su espacio en la cama y al dar la vuelta sintió el vacío a su lado muestra de que Federico ya había despertado, bostezo estirándose y recostando su cuerdo al respaldo de la cama y se abrazó a sí misma, sus ojos se posaron en todo el cuarto, todo estaba perfectamente decorado, serpentinas por aquí y por allá, varios globos pequeños y sujetos a diferentes lugares eran de color rosa y azul,en especial llamo su atención uno grande en forma de biberón que decía  <mamá #1> su corazón se infló de alegría y sus ojos tomaron un brillo intenso, se levantó muy entusiasta al ver todos esos globos y cintas, suspiro enamorada y camino hasta el armario, al abrirlo encontró varios prendas muy pequeñas, se veían tan lindas enganchadas unas tras otras: Mamelucos, gorritos, sudaderas, eso logro cristalizar sus ojos, imaginaba a su pequeño o tal vez pequeña luciendo esas prendas y su alma daba vuelcos; no paraba de sonreír al ver cada prenda diminuta y hermosa.

Ese hombre sí que sabía enamorar pensaba ella, aunque él había logrado conquistar su corazón hacía ya mucho tiempo, pero todos esos pequeños detalles lograban prenderla más a él y hacer si fuera posible que lo amara un poco más. Vistió su bata y se agachó un poco para tomar unas pantuflas, al lado de estas vio unos zapatitos muy pequeños, Federico era perfecto, como rayos armo todo eso sin que ella se despertara? Se colocó las pantuflas y se dirigió al tocador para peinarse porque en la noche perdió total arreglo, al abrir la gaveta encontró una carta doblada y sellada con un sticker de biberón, lo retiró y encontró un escrito que ansiosa y emocionada empezó a leer:

《Querida Mamá.

Sé que tienes miedo de como cuidarás de mi, quieres ser LA MAMÁ #1 y  temes no poder serlo, pero no debes angustiarte; si lo haces sí puedes perderme. No te preocupes,serás la mejor mamá del mundo, mi papá estará contigo y juntos me harán el ser más feliz del planeta, no temas...

Te quiere...Tu bebé》

Para estos momentos ya su corazón galopaba acelerado, sus ojos parecían cristal muy inundados en lágrimas, saber que el hombre que amaba hacía todo esto para acariciar su alma y llenarla de alegría hacia que se sintiera dichosa y profundamente amada, agradecía al cielo por haber puesto a ese hombre en su camino, no fue de una forma convencional quizás pero si fue la forma perfecta para que ambos corazones estuviesen perfectamente ligados para no separarse jamás.