IV

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Estaba ese día en la clase, aquel mes de agosto y entonces la campana sonó.

Te miré pero tú no te percataste de mi presencia. En ese momento no lo pensé mucho pero ahora lo comprendo.

Me sentía diferente pero tú seguías alejado, encerrado en tu mente con tus pensamientos alrededor y yo solo podía pensar en como te veías tan frío y a la vez tan cálido. En como ansiaba escuchar tu voz una vez más y que me preguntaras cómo estaba.

Pero no pasó nada y sentí que era mi culpa, que mi timidez había podido contigo o que mi seriedad habitual te había asustado.

Y creía que te había perdido, no pensé en que igual tu me habías perdido a mí. Pero ya era tarde te habías marchado y yo no pude detenerte. No podía hacerte cambiar de opinión, era demasiado tarde.

Y no te volví a ver y ya no quería hacerlo. Y puede que esté intentando convencerme a mí misma de que es así aunque no sea verdad pero ahora mismo es lo único que me consuela. El pensar que tras años de dolor y colores grises tal vez haya logrado encontrar la luz huyendo de la oscuridad y llegando a un mundo de colores en los que está tu recuerdo pero no tu presencia.

Y es que es mejor así porque tu eres feliz en tu mundo gris y yo estoy cada vez mejor en mi mundo multicolor.

Poesía Infinita {Poemario} TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora