LXVI

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Donde los gritos no son escuchados, donde las palabras son vacías, donde la ayuda es inexistente.

Y cuando parece que la puerta se abre y que no volverá a cerrarse, ocurre.

Y no es posible controlarla, surge por sí misma y es tan libre como peligrosa.

La serpiente que se escapa de toda razón y lógica sale y me envuelve. La puerta vuelve a cerrarse y el animal se queda conmigo, es la conciencia, la maldad y el reproche por todo.

Es el recuerdo de los cortes, del veneno, del daño.

Y a veces, parece bella y me dejo llevar.

Pero otras, destruye y yo como mera espectadora me quedo sin hacer nada.

Y me transforma y crea una extraña adicción que es extremadamente peligrosa.

De cierta manera, es una acción cobarde e inútil, pues nadie lo sabe ni la conoce.

Y puede que necesite dejar de hablar del pasado porque ya no lo es. Desde hace un tiempo es presente y únicamente presente.

Y también es un grito desesperado de auxilio que es inútil y vacío.
Y a la vez es una dulce melodía que atrapa y no devuelve.
Y puede que sea sólo un gesto de debilidad y una señal de que el fin se aproxima.

Y he conocido que hay malos hábitos y que hay cosas que no deberían de normalizarse.

Y que podría contarlo.

Pero ya no me importa.

Y sobre lo que hay más allá de esa puerta, ya no me interesa.

Y sea lo que sea, ya no quiero descubrirlo.

Poesía Infinita {Poemario} TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora