Cap. 5

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A pesar de haber hecho el imbécil y haber soportado sus reproches, respiré hondo y salí de aquel pasillo dispuesta a disfrutar de la noche ahora que ella se había ido.

No estaba bien, tenía un pellizco dentro que me oprimía el pecho fuerte. Definitivamente la había perdido también cómo amiga y eso me dolía más que cualquier otra cosa. Tenía claro que nunca iba a pasar nada entre nosotras pero jamás pensé que de decirme que éramos hermanas pasaría a decirme que era un cáncer para ella. No iba a ser fácil de superar y esa noche sentí que tragarme las ganas de llorar iba a perjudicarme con el tiempo, pero necesitaba aparentar tranquilidad e intentar divertirme.

Me acerqué a Ricky y me abracé a él. Era el único capaz de entenderme sin hablar y también con el que más me divertía y me despejaba, por eso sabía que no separarme de él iba a ser la solución a mi noche.

- Nos vamos a ir a mi casa te vienes ¿no? le puedes decir a tus amigas que se apunten - me dijo a voces para que le pudiera escuchar

- Mis amigas se fueron hace un rato, me voy con vosotros pero... tendrás alcohol ¿no? - le pregunté en el mismo tono 

Me asintió con la cabeza y me puso su cara de pillo, sabía que esa noche iba a ser larga y era justo lo que necesitaba.

Llegamos a su casa unas ocho personas y yo solo conocía a uno de sus amigos, las otras cinco eran chicas que no había visto en mi vida.

Comenzamos a beber y al rato me levanté y puse música en los altavoces de Ricky. Empezó a sonar una de mis canciones favoritas y me lancé a bailar como una loca. Sentía las miradas de todos clavadas en mí pero no me importaba, bailar era lo único que me hacia sentir plena y libre, y si encima era después de un par de cubatas (ya serían algunos más) mucho mejor.

Una de las chicas se me acercó y empezó a bailar conmigo, lo hacia bastante bien por cierto y no dudé en seguirle el rollo.

- Me llamo Marta - me susurró mientras no paraba de bailar y cada vez más cerca de mí 

- Encantada yo...

- Sé de sobra quien eres tu cariño, te tengo fichada - me interrumpió y se lanzó a darme dos besos - eres la caña - me dijo dándome un repaso de arriba a abajo

- Pues gracias - contesté algo tímida - vaya ritmazo tienes Marta

Seguimos bailando y no sé qué pasó entre los segundos en los que una canción terminó y los que la tenía pegada a mis labios. Sin darme cuenta estábamos en el pasillo de casa de Ricky besándonos como dos salvajes y ella colando su mano por dentro de mi pantalón y buscando mi trasero. Recuerdo poco de aquello, estaba bastante bebida y solo sé que terminé en el baño con los pantalones bajados y el pintalabios totalmente borrado. Levanté la mirada y ella estaba llamándose a su móvil desde el mío.

- Te llamaré para repetir bombón - dijo susurrando - ha sido espectacular - me pasó su lengua por mis labios

Yo me quedé sentada en el water unos minutos, estaba mareada y tenía lagunas de lo que acababa de pasar, parecía que estaba bastante más borracha de lo que me pensaba porque al levantarme para colocarme bien los pantalones me empezó a girar todo y acabé sentada en el suelo. A los segundos escuché asomarse a Ricky.

- Soy un cáncer, un puto cáncer - musité sin sentido

- ¿Qué dices? - Él también estaba bastante perjudicado - vaya polvazo acabas de echar ¿eh amiga? se te escuchaba desde el portal - dijo mientras me levantaba

- Ah ¿Si? - reí agarrada a su hombro

- Qué pringada tia, para una vez que follas y no te enteras

Los dos reímos fuerte camino a la cama. Nos acostamos juntos y nos quedamos dormidos al segundo.

El sol apareció en la habitación como un asesino un par de horas después. Yo casi no tenía fuerzas ni para echarme la mano por encima de los ojos y tapar el rayo de luz tan desagradable que me estaba torturando. Me di la vuelta como pude y me agazapé en el hombro de Ricky, a los segundos empezó a sonar el móvil. Era una auténtica tortura escuchar la vibración en una mesa de madera y en una mañana de resaca. Quise morirme.

- Apaga el puto móvil tía - gruñó Ricky - me va a explotar la cabeza joder

No le hice caso y nos volvimos a quedar dormidos. Nos despertamos casi a la hora de comer y lo primero que hice fue mirar quien me había llamado. Era un número desconocido y tenía también un WhatsApp del mismo.

"Hola bombón, soy Marta, me gustaría que nos viéramos esta noche más tranquilas y sin tanto alcohol de por medio 😛 perdona por ser tan directa pero me gustaste mucho y no quiero dejarte escapar"

- Joder con tu amiga - dije frotandome los ojos - no se corta un pelo vamos - le enseñé el móvil

- Oh qué mona mi Martu, le molas mucho desde hace tiempo - vi como escribía algo

- ¡Eh! ¿Qué haces? - le dije forcejeando con el móvil - ¡Ricky!

- Ya está toma, esta noche habéis quedado a las 10 en el pub que hay debajo de tu portal - me guiñó un ojo - denada

- Tío pero ¿De qué vas? - bufé mirando lo que le había escrito

- Mimi cariño, necesitas esto - me miró a los ojos - tienes que olvidarla de una vez

- Ya joder pero... - me quejé

- Pero si yo no te doy el empujoncito no lo haces amiga, que te conozco... - me interrumpió

- Esto no es un empujoncito Ricky, me has tirado al hoyo de cabeza

- Ponte guapa ¿eh? que Marta es muy exigente - me palmeó el culo

Igual tenía razón, tenía que empezar a relajarme y a intentar olvidarme de ella. Tampoco sabia muy bien si aquella chica me iba a gustar porque apenas me acordaba de nada de lo que pasó, pero por intentar conocerla tampoco perdía nada.

Me fui a casa a media tarde para arreglarme. Rafa no estaba en Madrid y me dijo que me sintiera como en casa. Me di un baño relajante y me empecé a arreglar tres horas antes tranquilamente.

Unos diez minutos antes de salir me planté delante del espejo y me miré de arriba a abajo. Igual iba demasiado arreglada pero me gustó lo que vi. No me merecía estar sufriendo en silencio por una persona a la que yo no le interesaba lo más mínimo. Esa noche iba a ser un punto de inflexión en esta nueva etapa de mi vida. A lo mejor el comienzo del fin de toda esa angustia.

A los segundos escuché el timbre. Me puse nerviosa porque no estaba en mi casa y podía ser cualquier amigo o familiar de Rafa buscándolo. Bajé las escaleras y abrí sin mirar antes.

- Ana... - exclamé sorprendida...

Callada. WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora