Cap. 38

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Ella se levantó del sofá un poco desesperada al ver que yo no tenía intención de hacerle caso y su primer gesto fue llevarse la mano al vientre y acariciarlo.

- Lo estás - dije susurrando casi, no me salió la voz en aquel momento

- ¿Qué?

- Estás embarazada... - tragué saliva y me levanté destrozada - necesito que me expliques, Ana, por favor

Ella se abrazó a mí de nuevo y rompió a llorar con fuerza. Acaricié su pelo para tranquilizarla pero tuvo que notar que yo estaba temblando tanto o más que ella, no sabía que pasaba y sentía verdadero terror.

- Tengo mucho miedo, Mimi, mucho...

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Yo estaba paralizada, no sabía cómo actuar con ella y tampoco tenía claro si era lo correcto volver a insistir.

Fui consciente muy rápido de que ahora ya no estaba abrazando a una persona, si no a dos, y a partir de ese momento empecé a tratarla con mucha más delicadeza de lo normal, como si fuese extremadamente frágil.

Le acaricié el pelo con cariño esperando que se le pasara un poco el llanto.

- Tranquila mi amor, tranquila, de verdad... mientras yo esté aquí no va a pasarte nada malo, te lo prometo, pero tienes que dejar que te ayude por favor.

Creo que estuve acertada en aquellas palabras porque, por primera vez, la vi algo decidida a contarme lo que estaba pasando.

Se separó de mí, fue a la puerta, se asomó por la mirilla y después, cogió una llave y cerró bien.

Apagó la luz del salón y echó las cortinas de la ventana.
Volvió a mi lado y me invitó a sentarme en el sofá.

- Dios mío, Ana, esto me está dando muy mal rollo... ¿porqué lo apagas todo?

- Por precaución - contestó en un susurro

- ¿Vas a contarme? - pregunté cada vez más asustada

- No debería hacerlo pero... - respiró hondo - aquí no tengo a nadie para pedirle ayuda

- ¿Porque no nos pediste ayuda antes?

- No sé si son paranoias mías pero creo que me tienen el teléfono pinchado

- ¿Qué? - reí - Es coña... ¿no?

- No

- ¿Dónde mierda estás metida, Ana? - pregunté agarrada a la tela del sofá de la tensión que me estaba provocando todo aquello

- Ni yo misma lo sé, pero esto es una especie de mafia. Si nos quejamos de cómo funcionan las discográficas en España esto le da mil vueltas - hizo una pausa y me miró - Aquí si eres una chica extranjera que quieres grabar con proyección a ser internacional tienes que ser la putita de todos los jefazos - dijo agachando la cabeza

- Espera, espera... ¿me estás diciendo que te obligan a acostarte con ellos a cambio de trabajo?

- A cambio de una carrera musical muy heavy, Mimi... esta gente ha sacado a Katy Perry ¿eh?

- Me parece estupendo... Pero Ana, ¿los estás justificando?

- ¡No! - gritó - joder, no, solo quería aclararte...

- Osea, que te has tenido que acostar con algún baboso... - dije bastante cabreada - estoy flipando

- En cuanto me contaron de que iba esto dije que me volvía a España, que yo no iba a pasar por algo así, pero me fue imposible. Lo siento, Mimi - dijo sintiendo culpa

Callada. WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora