Cap. 36

4.2K 192 49
                                    

Esa noche la dediqué exclusivamente a la búsqueda de los billetes, no fue fácil, pero con un poco de paciencia, logré encontrar algo aceptable para un par de días después.

Avisé a Rafa para que se pusiera las pilas y pensara la forma de sorprender a Ricky.

"

Nos vamos pasado mañana a las 15:03 😜

Rafa p

Genial!! Gracias rubia!!"

Me acosté pronto y antes de nada, como cada noche, revisé las redes de Ana. Tenía las notificaciones activadas para que me avisara cuando subía algo, pero no siempre me funcionaban.

Había subido recientemente una historia en su habitación del apartamento.

Continuaba con los ojos tristes, más incluso que el día anterior, y aunque yo era incapaz de no verla preciosa, en ese vídeo tenía muy mala cara, como de estar enferma.

A pesar de eso, era un vídeo divertido, contaba una anécdota en la que, sin éxito, intentó pedirle a un camarero un salero y un poco de aceite para condimentar el pan seco y duro que ponían de entrante.

Me entraron unas ganas locas de contestarle a la historia o de hablarle por WhatsApp y preguntarle si estaba bien. Pero pensé que ya me merecía la pena esperar y preguntarle en persona.

Me estaban matando las ganas que tenía de verla. Ya ni siquiera me daba miedo su reacción al verme, solo quería tenerla cerca y palparla, comprobar que estaba bien y si era posible, abrazarla fuerte.

A la mañana siguiente Ricky estaba picandome a la puerta bien temprano.

No me apetecía nada aquella cita pero lo hice por Rafa, tenía que entretener a Ricky para que él tuviera libertad y tiempo para preparar todo el viaje.

- Hola rubia - entró a casa acelerado - va, arreglate que hemos quedado en media hora.

- Ricky, tío - le miré con seriedad - no vuelvas a hacer esto, a mí no me apetece estar con nadie ahora, estoy bien...

- Tú hazme caso a mí, que esta chica es una caña... - agitó su mano y me miró - lo necesitas

- Yo necesito otra cosa... - solté refiriéndome a Ana y segura de que Ricky se cabrearía ante aquel comentario.

- Sí - dijo indignado - una hostia. Venga ya y vístete.

- Voy... - contesté resignada y me dirigí hacia la habitación, Ricky me siguió - ¿Vas a vestirme tú o qué?

- Pues a lo mejor, como poco voy a revisar lo que te pones...

Llegué a la habitación y me paré en seco delante de él.

- Ricky...

- ¿Qué...? - dijo alargando la pregunta mostrando su cansancio

- Necesito hacerte una pregunta y no quiero que me contestes mal.

- ¿Es sobre Ana? - preguntó desconfiado

- Sí...

- A ver... te contesto si me prometes que no vas a volver a nombrarla en lo que queda de día.

- Te lo prometo - asentí y cogí el móvil - ¿Has visto su última historia?

- Sí, la que cuenta lo del camarero ¿no?

- Si... dime la verdad ¿la ves bien?

Ricky carraspeó un poco e hizo tiempo para pensar su respuesta colocándose bien los calcetines. Lo noté nervioso.

Callada. WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora