Cap. 10

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- ¿Bueno qué? ¿Os abro la cama y os dejo un paquete de tabaco encima de la mesa de noche? - dijo Ricky con algo de rintintín

- Vale, por mi bien - contestó Marta sonriente mientras no paraba de acariciar mi pierna

- La madre que te parió Martu, todo el puto día pensando en lo mismo ¿Eh? - le reprochó Ricky con tono de burla

- La pena es que no esté todo el día haciendo lo mismo, que es lo que me gustaría - me besó el cuello

- ¡Que buena pareja hacéis coño! - me miró sonriente - Mimi... estás más roja que mi jersey

- Pon ya el vídeo, anda... - dije avergonzada mientras los dos reían

(...)

Serían las una de la mañana y ya llevaba como media hora caminando a casa de Rafa. No quise coger un taxi desde casa de Marta porque me apetecía que me diera el aire. Al llegar a su calle me lo encontré sacando a timón, su perro, y puso cara de sorpresa al verme.

- ¿Ya estás aquí? - dijo con una risa algo burlesca

- Sí... - choqué mi frente con su hombro demostrando mi cansancio - me subo ya ¿vale?

- No, espera... si ya voy yo también - llamó a timón y lo amarró con la correa

Subimos a casa y me fui directa a la cocina a coger alguna fruta. Él vino tras de mí.

- Me voy a dormir que estoy muerta... - dije frotándome los ojos

- De eso nada... - me agarró del brazo - te sientas ahí - señaló el sofá - a comerte la manzana tranquilita y me cuentas que ha pasado, yo no te esperaba hoy aquí para dormir - torció una ceja

- Tengo sueño... - bufé y me senté en el sofá sin necesidad de que me insistiera, en realidad quería contarle - qué pringada soy - mordí la manzana

- ¿Qué ha pasado?

- No he podidio

- ¿Qué?

- Qué no he sido capaz de follar con Marta... - fue un desahogo decírselo

- ¿Por? - preguntó insistente

Suspiré

- ¿Ana? ¿no?

Asentí

- Pero tu y Marta otras veces si que... ¿no?

- Sí... borrachas, pero hoy yo no he bebido nada y cerraba los ojos mientras me tocaba y se me aparecía ella joder - dije desesperada - esto es una puta obsesión y me estoy preocupando Rafa...

Él me miró y se mordió el labio.

- Sí, la verdad que estás más guapo calladito - contesté a su silencio

Rió

- No, Mimi, es que no sé que decirte - tosió - ¿ella se ha enfadado mucho?

- No, eso es lo peor, que esta chica tiene una paciencia conmigo que no entiendo... - suspiré - le he contado lo que me ha pasado porque no quería mentirle y me ha dicho que no me agobie y que otro día cuando a mí me apetezca la llame

- ¿Porqué no la entiendes? es lógico... le molas mucho

- Hombre lógico tampoco... joder un poquito de orgullo ¿no?

Estalló en una carcajada

- ¿Qué? - pregunté confundida

- Mimi, recapacita lo que acabas de decir... - no podía parar de reír

Callada. WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora