¡Ay Satán! ¡No me lo podía creer! Me habían elegido para ser Sister of Sin en el concierto de Ghost de mi ciudad, ¡eso era lo más emocionante que me había pasado nunca! Iba a estar en el mismo escenario que el Papa Emeritus III y los Nameless Ghouls. Cuando le di la noticia a mi amiga Rachel de que Ghost tocarían en nuestra ciudad ella se enfadó un poco porque ella no podría ir, ya que había quedado con un amigo en común para una cita. Y eso que había sido ella la que me había comido el coco para que presentara una candidatura para ser Sister of Sin o para que empezase a escucharlos. Así que al final, yo iba a ir sola.
¡Wow! Había releído el correo como unas 500 veces ya pero, aun así, parecía surrealista. Estaba tan nerviosa y emocionada que mi cerebro solamente podía pensar en la canción "Body and Blood", en salir disfrazada de Sister of Sin y estar a su lado durante un maravilloso minuto...
Solamente había visto a Ghost en concierto una vez antes, digamos que los descubrí muy tarde y de rebote pero, ese maravilloso ritual al que asistí forzosamente gracias a Rachel, fue increíble y me enamoré perdidamente del grupo, en especial de Papa. Él, durante la canción "Cirice", se arrodilló delante de mí mientras cantaba sin quitarme ojo de encima y, después, me besó el dorso de la mano. Solamente de recordarlo me recorrían escalofríos de placer.
Sabía que bajo la máscara él era otra persona pero me daba igual, quien me había enamorado era el personaje: el galán erótico y provocador que era Papa... La persona que estaba debajo de la máscara me importaba bien poco y su anonimato era completo. Nadie sabía sus identidades ni nada referente a ellos aparte de su música.
Me habían gustado tanto que hasta me había tatuado el Grucifix, el logo distintivo de la banda, en mi antebrazo izquierdo. Estaba totalmente loca, lo sabía de sobra.
Llegó el día del concierto y yo había llegado a la sala muchísimo antes de lo que debía; estaba tan nerviosa que no podía estar quieta y me dediqué a rodear las inmediaciones de la zona.
Me había arreglado concienzudamente para ese día, mi maquillaje era perfecto: sombra de ojos negra marcada, labios pintados de rojo oscuro que contrastaban bastante con mi pelo rojo fuego y poco más. Era mejor no excederse en eso. Mi ropa consistía en mi chaqueta de cuero, una camiseta de Ghost, una mini falda, medias rotas negras y mis botas militares. La chaqueta puede que sobrara un poco a principios de Julio pero el look me quedaba muy bien.
Al cabo de un par de horas dando vueltas por allí vi a un chico que iba a entrar en la sala, era el contacto de Ghost que me había enviado el correo. Él era algo mayor que yo, tenía el pelo rubio recogido en una coleta, gafas y cara atractiva.
Se acercó extrañado a mí al reconocerme, obviamente tenía mi foto y conocía mi apariencia de la solicitud para ser Sister of Sin.
- ¡Hola! Tú eres una de las elegidas para hoy, ¿no?.- me preguntó, sonriendo.- Acabamos de llegar y tú ya andas por aquí, ¿estás muy nerviosa?
- Sí y sí, jajaja.- le respondí riéndome nerviosa y le di la mano.- Yo soy Yami.
- Encantado Yami, yo soy Adam.- respondió estrechándome la mano.- ¿Quieres ir entrando?
- ¡Claro!.- dije, intentando no ponerme a dar saltitos de emoción.
En ese momento se acercó corriendo una chica de piel morena, muy guapa. Medía sobre 1,70 y tenía un cuerpazo que me hizo sentir acomplejada, todo el mundo me decía que yo estaba bien pero nunca les creía. Yo medía sobre 1,66 y no era gorda ni flaca, mis pechos no eran gran cosa, no tenía nada que llamase la atención aparte de mi pelo.
- ¿Es aquí?.- preguntó la chica, se la veía agobiada y muy nerviosa.
- ¡Hola, soy Adam! Tú debes de ser Deborah.- le dijo Adam a la chica.- ¡Qué bien! Ya tengo a las dos Sister of Sin de hoy.
Ambas nos miramos la una a la otra, fue un momento de tensión que decantaría todo a que nos odiásemos o a que fuésemos amigas. Decidí sonreírle y ella me correspondió sonriéndome a mí. Parecía que ambas sentíamos lo mismo, la inmensa suerte de poder estar con Papa y los nervios que ello conllevaba.
Adam nos llevó al interior del recinto del concierto, a una habitación de tamaño medio que tenía algunas bebidas en una mesa, un par de sofás y una puerta que daba a un baño.
- Muy bien chicas, vosotras relajaos un poco, tomad algo y en un rato vuelvo con los disfraces. Así que poneos cómodas.- nos dijo Adam, cerrando la puerta.
- Entonces se supone que no podemos salir de aquí, al parecer.- dije yo en voz alta, encogiéndome de hombros.
- Eso parece.- contestó Deborah, cogiendo un refresco de la mesa.- ¿Quieres?
- ¿Hay cerveza?.- pregunté, estirando el cuello para observar mientras me sentaba en el sofá.
Deborah cogió una cerveza y se sentó a mi lado con su Coca-Cola.
Comenzamos a charlar de cómo conocimos el grupo, de otros grupos que nos gustaban, de vivencias en conciertos y demás; era muy fácil hablar con ella, fuimos saltando de un tema de conversación a otro sin dificultad alguna y se nos hizo muy amena la espera. No sé cuánto tiempo pasó hasta que volvió Adam con los trajes.
- Siento haber tardado tantísimo. Ellos ya han hecho las pruebas de sonido, me despisté con un par de cosas y ya casi es la hora de que empiecen los teloneros.- se disculpó, dándonos los disfraces.- Cuando os hayáis preparado os espero en la puerta.
- Wow... sí que ha pasado rápido el tiempo.- dije, riéndome mirando el reloj.
Una vez vestidas, nos dimos unos retoques al maquillaje y ya estábamos listas. Salimos a la puerta y Adam nos miró asintiendo.
- Bueno, supongo que ya sabéis cómo va. Una lleva las hostias y la otra el cáliz. Voy a tirar una moneda; si sale cara: hostias, si sale cruz: cáliz. Yami, ¿cara o cruz?.- me preguntó, sacando una moneda del bolsillo.
- Eehhh... ¡cara!.- respondí aleatoriamente, él tiró la moneda al aire y la cogió.
- ¡Vale! Tú llevas las hostias. Reparte una a cada persona, dándolas en la boca de la primera fila. Hazlo con un toque ceremonioso y despacio, no hay prisa.- dijo Adam mirándome, luego se giró a Deborah.- Tú llevarás el cáliz y les darás un sorbo a cada persona de la primera fila, si se acaba no te preocupes, haz solamente el gesto. ¿Entendido chicas?
- ¡Sí!.- respondimos al unísono.
- ¡Así me gusta!.- dijo con una sonrisa radiante.- Si queréis podéis esperar hasta que sea el momento o también podéis ver a los demás grupos desde un lado del escenario.
- ¿Eso se pregunta?.- le pregunté yo sarcásticamente.
Él soltó una carcajada e hizo un gesto de cabeza para que lo siguiéramos, nos llevó por un par de pasillos y ya estábamos detrás del escenario, el primer grupo estaba a punto de hacer la entrada y no se veía casi nada en la oscuridad.
- Bien, quedaos por aquí.- nos indicó Adam.- Yo vuelvo en un rato.
Y ahí nos dejó, los teloneros comenzaron a tocar con estilo lento y pesado que me amuermó un poco, miré a Deborah y a ella parecía que le pasaba lo mismo.
- ¡Son terribles!.- le grité al oído para que pudiera escucharme.
- ¡Menudo rollo!.- contestó ella riéndose y yo asentí.
Al cabo de media hora de tortura auditiva se hizo el silencio, los teloneros habían acabado y abandonaron el escenario pasando por nuestro lado. Adam regresó para apartarnos un poco y que pudieran dar los últimos retoques para Ghost. Los focos se habían iluminado así que podíamos ver con bastante claridad la zona en la que estábamos sin riesgo a tropezar con alguno de los miles de cables que había en el suelo.
- ¿Qué os han parecido?.- preguntó él, mirándonos seriamente.
Deborah y yo nos miramos entre nosotras, dudando si responder sinceramente o no. Decidí no morderme la lengua.
- Casi me quedo dormida de pie.- respondí, sonriendo pero con cara de circunstancias.
- ¡Gracias al cielo!.- exclamó Adam, elevando los brazos.- Creo que eres de las pocas personas que se atreve a decirlo en voz alta. No entiendo como Papa los ha escogido de teloneros.
- Deb y yo casi optamos por huir y dejaros con el culo al aire.- comenté, sacándole la lengua mientras Deborah asentía.
- ¡Es verdad!.- dijo Deborah, pasándole un brazo por los hombros.- Solamente nos quedamos para no meterte en un aprieto.
- ¿Os lo imagináis? Monjas a la fuga en un concierto de Ghost.- dije casi a carcajadas.
- ¿En serio? Yo creo que habría sido una auténtica pena perder a dos Sisters of Sin tan encantadoras.- dijo una voz detrás de nosotras, la voz era masculina y aterciopelada con un denso acento italiano.
Me quedé muda al instante. ¡Oh, mierda! Tragué saliva con fuerza, reconocí esa voz perfectamente aunque jamás hubiera hablado con él antes pero no tuve duda alguna de a quien pertenecía. Deborah se giró y dejó escapar un sonido ahogado mientras se llevaba las manos a la boca. Yo también me giré para encararlo: el Papa Emeritus III estaba justo a un par de metros de nosotras, vestido con sus ropas de anti-Papa al completo. ¡Madre mía! De cerca era más impresionante que verlo desde el público, emanaba un aura de atracción muy fuerte y su presencia era indescriptible. Papa dio unos pasos hacia nosotras, mirándonos fijamente a los ojos, primero a una y luego a la otra. Mi cerebro se había quedado bloqueado, esos ojos dispares (uno verde y el otro con lentilla blanca) eran tan hipnotizadores que incluso sentí que me estaba quedando mirándolo con la boca abierta así que reaccioné, parpadeando rápidamente.
- Era una broma.- conseguí decir. ¡Bien por mí! Mi voz salió bastante firme y sin tartamudear aunque noté como me sonrojaba cuando él volvió a mirarme.
- ¡Claro que sí, querida!.- dijo él, acercándose un paso más.
Estaba solamente a un metro de mí, su cercanía me provocó un estremecimiento entre las piernas y alteró todo mi cuerpo. Levanté la mirada a sus ojos, él sabía perfectamente lo que estaba provocando, lo sabía sin duda alguna, ya que tenía un brillo divertido en la mirada y eso hizo que una pequeña alarma me asaltase, ¿cómo era posible que lo supiese? ¿Acaso era humano? ¿Cómo podía sentirme como una polilla a punto de quemarse por acercarse a la llama que tanto la atraía y que no me importara en absoluto? Me sacó de mis pensamientos el roce de su enguantada mano en la mía, fijé mi vista en nuestras manos mientras él la llevaba hasta sus labios para posar un suave beso en el dorso. No pude evitar jadear ante ese contacto y escuché con claridad una pequeña risa por parte de Papa mientras se erguía de nuevo.
- ¡Ah! Ya veo que eres una Ghuleh, querida mía.- comentó Papa, sin soltarme la mano pero fijando su vista en mi Grucifix. Abrí la boca para decir algo pero Deborah me interrumpió.
- Yo no tengo ningún tatuaje pero... ¿puedo decirte que te amo, Papa?.- dijo Deborah nerviosa, lejos de sentirme molesta me sentí aliviada de no ser el objeto de su mirada por más tiempo o me daba la impresión de que mi cerebro se derretiría de todo.
- ¿Acaso no lo acabas de hacer?.- preguntó Papa, inclinando ligeramente la cabeza hacia Deborah y soltándome la mano.
- Oh... oh... Sí, claro.- tartamudeó Deborah, sin saber cómo responder.
Masked ball comenzó a sonar, el público aclamó con un rugido atronador y me acerqué hacia el escenario para mirar. La sala estaba llena y el público vibraba con la expectación, parte de mí quería estar ahí y ver la presentación pero otra parte de mí se alegraba mucho de mi posición ventajosa.
- Comienza el Ritual.- comentó Papa, alejándose de Adam y Deborah con una ligera inclinación. Square Hammer comenzó a sonar y, al pasar por mi lado, Papa rozó su mano contra la mía durante un segundo antes de subir al escenario. El escalofrío que me recorrió desde la nuca hasta la punta de los dedos de los pies me dejó electrificada y me petrificada ahí, mirándolo pasmada.
Deborah se colocó a mi lado y me golpeó levemente con el codo, la miré y ella arqueó las cejas, señalando a Papa con la cabeza.
- Creo que le has gustado.- escuché que Deborah me gritaba al oído. Yo la miré y negué con la cabeza, intentando no ruborizarme y no pensar en eso. Notaba como si alguien hubiera metido mi estómago en una lavadora y apenas podía respirar. ¡Joder! Me había dejado demasiado alterada.
Al cabo de un par de temas vino Adam con el cáliz lleno y la bandeja con las hostias, en un momento que no había mucho ruido me acerqué a Deborah.
- ¿Te parecería muy heavy que nos diéramos un pico antes de bajar al foso?.- le pregunté, ella me miró sorprendida y añadí.- Para el espectáculo, me refiero.
- ¡Oh!.- dijo abriendo mucho los ojos.- ¡Vale!
Y llegó el momento: Papa nos hizo un gesto para que nos acercásemos a él, nos presentó mientras explicaba que no nos podían tocar bajo ningún concepto, que eso estaba prohibido y, entonces, con una inclinación de la cabeza, nos indicó que bajásemos al foso al tiempo que entonaba las primeras notas de Body and Blood.
Me giré hacia Deborah sin apenas pensarlo, ella me miró y me acerqué lentamente para darle un pico, el público rugió un poco más alto; nos separamos y bajamos mientras seguía la canción aunque noté la mirada de Papa clavada en mi nuca durante todo el tiempo.
Durante el último tema Adam nos hizo un gesto para salir del lado del escenario, lo seguimos hasta el cuarto de antes, emocionadas porque el concierto había sido increíble y porque nos sentíamos afortunadas por haber sido Sisters of Sin.
- ¡Eso ha sido genial!.- exclamé casi dando saltitos.
- ¡He cumplido mi sueño de una vida!.- exclamó Deborah casi a la vez.
Nos reímos juntas mientras nos cogíamos del brazo, dando vueltas por la habitación al galope mientras Adam nos observaba carcajeándose.
- Me alegro de que os haya gustado chicas.- nos dijo entre carcajadas.- Y de nada, ¿eh?
- ¡Muchísimas gracias por todo Adam!.- dijimos las dos, abrazándolo.
- ¡Vaya! Ahora estoy en el cielo.- dijo suspirando.- Pero tengo que irme a ayudar, vosotras cambiaos y dejar los disfraces ahí, ¿ok? Cuando acabéis os esperará un compañero mío que os escoltará a la salida.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Nota de la autora: Y aquí tenéis el primer capítulo, ¿os ha gustado? ¿Queréis más? Comentadme vuestras opiniones. ;)
Muchas gracias. Yami.
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Vampiro Emeritus
FanfictionFanfiction. OC/Tobias Forge. La historia narra como Yami, una fan de la música y de Ghost en particular, se ve envuelta en problemas al ir a un concierto de sus ídolos.