Le dimos las gracias otra vez mientras desaparecía por la puerta y la cerraba, nos cambiamos de ropa y yo tomé otra cerveza, mientras Deborah tomaba otra Coca-Cola antes de abandonar ese pequeño pedacito de cielo, queríamos aprovechar al máximo la experiencia.
Unos suaves toques en la puerta detuvieron nuestra alegría, Deborah abrió la puerta mientras yo cogía mi chaqueta de cuero, un ruido de sorpresa por parte de Deborah me sobresaltó y me giré hacia ella rápidamente para ver qué pasaba... Noté como me escapó el aliento al ver a Papa en la puerta, vestido con su traje casual tal como estaba cuando acabó el concierto.
- Me alegro de que todavía estéis aquí, queridas.- dijo él, entrando en la habitación.- ¿Os ha gustado el Ritual?
- ¡Sí, Papa!.- dijimos a la vez, nerviosas e intrigadas por su presencia.
- ¿Y de quién de vosotras dos fue la idea del beso?.- preguntó, acercándose a nosotras y guiñándonos su precioso ojos verde mientras deslizaba su mano izquierda en mi mano derecha y su mano derecha en la mano izquierda de Deborah.- ¿Huh?
Ambas nos miramos, Deb asintió con la cabeza así que inspiré profundamente antes de hablar.
- Fue cosa mía, Papa.- susurré, mirando mi mano envuelta en su suave guante blanco.- Pensé que sería bueno para el show. Ambas lo pensamos.
- Ya veo.- murmuró Papa, soltando mi mano y cogiendo la otra mano de Deborah. Noté como mi corazón se hundía ligeramente. ¿Acaso se había enfadado por eso?.- ¿Querida mía?
- ¿Sí, Papa?.- respondió Deborah, su voz había subido una octava de lo nerviosa que estaba.
- ¡Mírame!.- le ordenó, cualquier rastro de acento había desaparecido. Ahora su voz sonaba más fuerte y oscura.- Quiero que te vayas, sal de ésta habitación y acompaña al chico de fuera. Luego no recordarás nada.
- Sí, Papa.- dijo Deb con voz soñolienta, la miré sorprendida y su expresión había quedado vacía de toda emoción. ¿Qué estaba pasando?
Ella salió por la puerta, cerrándola tras de sí y entonces me empecé a asustar. Papa y yo estábamos solos en la habitación y algo en mi interior me urgía a escapar de allí, di un paso hacia la puerta pero Papa se puso en mi camino.
- ¿Ya te vas, mi Ghuleh?.- preguntó Papa, sin su característico acento.
Me miró con tanta intensidad que me intimidó. No estaba hablando con el personaje Papa Emeritus III sino con la persona que había bajo la máscara y una cosa estaba clara, la persona bajo la máscara me daba miedo. Todavía no entendía qué narices había pasado con Deborah pero sí sabía que no quería quedarme a solas con él más tiempo.
- Eeemmm... sí, bueno, yo... - comencé a hablar sin mucha convicción y mirando a todos lados menos a él.- Tengo que irme.
Papa dio un paso hacia mí, me tensé completamente y lo miré. Toda el aura de atracción que ejercía había sido sustituida por la sensación de que estaba frente a un depredador.
- Voy a gritar.- le advertí, empezando a temblar.
- No vas a gritar.- respondió él, haciendo un gesto con la mano y con voz autoritaria dijo.- ¡Ven!
Noté algo extraño, como una especie de zumbido en los oídos y mi miedo casi desapareció pero no del todo, mi cuerpo quería responder a la orden de Papa pero yo misma no quería; abrí la boca para decir algo pero no era capaz de formar ni un sonido y, sin embargo, mi pierna dio un paso hacia Papa.
- Eso es.- susurró él, ladeando la cabeza.
Di otro pequeño paso hacia él, ya casi podía tocarme y yo no quería que lo hiciera, quería irme de allí. ¡Sí, quería irme! No sé cómo lo hice pero la extraña sensación desapareció y mi miedo volvió.
- ¡No!.- dije, casi gritando y me alejé los dos pasos que había dado, dando un traspiés al chocar con el sofá.
Casi no tuve tiempo de registrar lo que pasó después, Papa se acercó muy rápido y aprovechó mi desequilibrio para caer en el sofá encima de mí.
Intenté forcejear contra él pero me detuvo con fuerza, sujetándome la barbilla hacia el lado izquierdo para descubrir mi cuello y me mordió, sentí un dolor agudo y lacerante pero también sentí una oleada de placer. ¡Oh Satán! No podía gritar, metió su mano derecha bajo mi camiseta comenzó a acariciarme por encima del sujetador y se me escapó un gemido de placer. ¡No, no, eso estaba mal! Quería salir de ahí pero me encontraba cada vez más débil y mi mente estaba obnubilada, como cuando vas borracha.
Papa se separó de mí, mirándome a los ojos durante un segundo y lamió mi cuello lentamente; en mi casi inconsciencia intenté separarlo pero no tenía fuerzas suficientes así que me limité a enfocar la vista en su cara, tenía la máscara manchada con mi sangre en los labios y barbilla.
- No puedo hacerte todo lo que quiero aquí, mi Ghuleh.- susurró Papa, rozando su nariz con mi mejilla.- ¡Duerme!
Y me dormí.
Empecé a recobrar la consciencia cuando noté que alguien me llevaba en brazos y me tumbaba en una cama, una luz se encendió a mi izquierda y la cama bajó un poco en ese lado por el peso de la persona que me había llevado hasta no sabía dónde; así que me atreví a abrir los ojos y vi que un hombre joven estaba sentado de espaldas a mí.
No pensé simplemente reaccioné, cogí la lámpara y la estampé en la cabeza del hombre, saliendo de un salto de la cama y corriendo hacia una puerta, la abrí pero se cerró de golpe porque su brazo apareció sobre mi cabeza, noté como me agarraba por la cintura e intentaba arrastrarme de vuelta a la cama mientras me tapaba la boca para no gritar. Peleé para liberarme con una mano mientras con la otra me aferraba a la puerta pero no sirvió de nada, él me arrancó de la puerta y tiró de mí para ponerme de cara a él. Era algo más alto que yo, piel pálida, pelo negro, complexión atlética con músculos marcados, algo mayor que yo y unos impresionantes ojos verdes que me taladraron el alma... ¡Él era Papa! ¡Joder! Con todas mis fuerzas le di un puñetazo a ciegas que acertó en su entrepierna, escuché un crujido doloroso proveniente de mi mano y él me liberó al momento soltando un pequeño gruñido de dolor.
¡Joder! ¡Qué dolor! Abrí la puerta muy desorientada y me di cuenta de que estábamos en un motel, por mi mente pasó la idea de gritar para pedir auxilio pero preferí escapar bajando las escaleras lo más rápido que pude, llegué a un patio cuadrado y corrí hacia la única salida que era un gran arco con el nombre del motel. Sunrise Motel, irónico. Había varias columnas por todo el patio incluso algunas máquinas expendedoras pero las ignoré, ya casi había salido cuando un par de brazos salieron de la columna más cercana y me apresaron.
Choqué con fuerza contra la columna quedándome atontada, él estaba enfrente de mí con expresión furiosa mostrando sus colmillos (los cuales eran bastante más largos de lo normal), me sujetó de la garganta con fuerza y me levantó en peso, estrangulándome.
- ¡Para, por favor!.- dije con voz ahogada, llevando mis manos a su brazo y mis ojos se llenaron de lágrimas por el esfuerzo de respirar.
Él siguió apretando durante poco más, empecé a sentir la cabeza ligera por la falta de oxígeno y, de repente, me soltó. Su propio cuerpo impidió que me cayese, me sostuvo pegada a la pared, la primera bocanada de aire fue bienvenida y tosí un par de veces hasta que la irritación de garganta pasó.En ese momento asomó por la entrada el morro de un coche de Policía, el conductor paró el coche al vernos y nos iluminó con una linterna.
- ¿Se puede saber qué estáis haciendo ahí?.- nos preguntó con el tono de una persona que estaba cansada de tonterías.Noté como Papa se tensaba, lo miré con miedo y podría afirmar que él estaba pensando en matar a los Policías. ¡Oh, no! Empezó a girarse hacia ellos pero lo detuve de la única forma que se me ocurrió, llevé mis manos a su nuca y lo atraje a mí, pegando mis labios a los suyos.
Él se quedó arreactivo por un terrible segundo pero respondió con rapidez, metiendo su lengua en mi boca y profundizando el beso, comenzando a restregarse contra mí de una forma muy sexual que me volvió loca. Comencé a sentir como un calor se instalaba en mi entrepierna justo en el punto que él estaba frotando con su miembro. ¡Joder! Justo cuando estaba a punto de perder la cabeza del todo, escuché el carraspeo del Policía y me separé azorada.
- Perdone agente, ahora nos vamos.- conseguí decir, intentando regular mi respiración.
El Policía hizo un gesto con la mano para que nos fuésemos de ahí, Papa no tardó en cogerme del antebrazo mientras se dirigía de vuelta hacia la habitación. Casi tuve que correr para seguir su paso o me arrastraría por el suelo de lo rápido que caminaba él, subimos las escaleras y me hizo entrar en la habitación primero, cerrando la puerta con un portazo.
- ¿A qué ha venido eso?.- preguntó, apoyando su espalda en la puerta y mirándome con una ligera sonrisa en los labios. Podía verlo con bastante claridad aunque no había más luz en la habitación que la que entraba por las semicorridas cortinas.
La mitad de su cara estaba en sombras pero sus brillantes ojos verdes estaban clavados en mí con tal intensidad que solamente tenía dos opciones: desviar la mirada o derretirme bajo su peso.
- No quería que los matases.- repuse bajando la mirada. ¡Claro que no quería! Mi padre había sido Policía muchos años antes de jubilarse y había pasado por muchos peligros pero seguro que nunca se había encontrado con alguien o algo como él.
- ¡Oh! ¡Qué buena chica!.- dijo, acercándose a mí con expresión lasciva.- Así en vez de 3 cadáveres, enterraré solamente uno.
Dicho esto se volvió a tirar encima de mí, intenté gritar pero el grito se me atascó en la garganta cuando me mordió otra vez en el cuello con fuerza, su mano me arrancó el culotte que llevaba bajo mi falda, separándose sin soltar la presa de mi cuello, se bajó los pantalones y los calzoncillos.Me penetró rápida y profundamente, emitiendo un gruñido de placer mientras seguía bebiendo de mí, yo esperaba dolor por su ataque pero no, para nada... ¡Ah! Comenzó a bombear dentro-fuera de mí embistiendo sin parar en un ritmo frenético. Él disfrutaba en su éxtasis mientras yo solamente podía jadear indefensa ante sus acometidas cuando las olas de placer me asaltaron de golpe, no sé si gemí o no antes de desmayarme.
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Vampiro Emeritus
FanfictionFanfiction. OC/Tobias Forge. La historia narra como Yami, una fan de la música y de Ghost en particular, se ve envuelta en problemas al ir a un concierto de sus ídolos.