¿Cómo olvidarle?

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    Me desperté varias veces para hacer mis necesidades en el baño o beber algo de agua del lavamanos pero no era capaz de permanecer despierta y volvía a meterme en la cama, así hasta que el hambre fue insoportable y tuve que obligarme a abrir los ojos.
Estaba sola en una habitación que me era vagamente conocida, entraba un rayo de sol por entre las cortinas que había a mi derecha al lado de la puerta, ¿dónde estaba? ¿Cómo había llegado hasta ahí? Y, de repente, recordé el concierto, a Papa... ¡Papa! Me levanté dando traspiés, fui al baño y me miré en el espejo. Me quedé en shock al ver mi aspecto, parecía incluso que iba maquillada, mi piel estaba impoluta y mi pelo parecía haber pasado por la peluquería. Sacudí la cabeza y me miré frenéticamente el cuello, no había nada ahí, ni siquiera una marca... ¡NADA! ¿Pero qué coño...? Él me había atacado, me había mordido, secuestrado y violado aunque los recuerdos eran confusos, como si hubiese sido un sueño (o una pesadilla). Me miré a los ojos en el espejo, los ojos de mi reflejo se abrieron consternados e inspiré por la nariz preparándome mentalmente mientras bajaba mi mano a mi entrepierna e introducía un dedo en mi interior. Aparté mi mano rápidamente, esa humedad y ese olor eran inconfundibles... ¡Sí, que había pasado algo, la evidencia de ello estaba ahí!
No pude resistir la tentación de ducharme, me sentía sucia y asqueada. Un frío se instaló en mi interior provocado por la incertidumbre y el miedo. ¿Qué iba a hacer yo ahora? Lo primero sería salir de ese lugar.
Recogí mis cosas y abandoné el motel, desorientada miré a la derecha e izquierda sin saber muy bien a dónde ir: ¡Una farmacia!
Allí entré casi a la carrera y solicité la píldora del día después, la dependienta me miró sorprendida pero debió de verme desesperada porque no preguntó nada, simplemente me la dio y me cobró sin abrir la boca.
Me metí en una cafetería cercana para comer algo antes de morir de inanición; ya llevaba un buen rato comiendo cuando logré captar un cacho de las noticias de la televisión:
- La chica desaparecida el Sábado pasado fue hallada sin vida hoy, Miércoles, en un solar abandonado.- decía el reportero, miré a la televisión en el momento que ponían una foto de Deborah. Dejé el bocadillo en el plato de golpe, ¿muerta? ¿Miércoles? ¿Cómo era posible? ¿Llevaba yo 4 días sin pasar por mi casa, por mi trabajo? Me sobrevino una fuerte arcada, corrí hasta llegar al baño y eché lo poco que había comido, me entró el pánico y no pude evitar echarme a llorar por Deborah y por mí misma. ¿La habría matado él? ¿Por qué yo no estaba muerta?
¡Toc, toc, toc!
- ¿Señorita? ¿Se encuentra bien?.- me preguntó una voz de mujer al otro lado de la puerta.
Inspiré profundamente varias veces antes de tirar de la cisterna y abrir la puerta, allí estaba la camarera mirándome con aspecto preocupado.
- Lo siento, tranquila, estoy bien.- murmuré, saliendo del baño.
Volví a mi mesa pero el hambre se había esfumado así que me acabé la Coca-Cola e ingerí la pastilla levantándome para irme de allí.
Caminé en piloto automático durante un buen rato hasta que me encontré en la puerta de mi casa, entré como un autómata y me quedé apoyada en la puerta, otra vez las lágrimas llenaron mis ojos y comencé a llorar desconsoladamente, me dormí ahí hecha un ovillo en el suelo.
El sonido del timbre me despertó de golpe, miré a mi alrededor asustada durante un par de segundos hasta que reconocí mi casa.
- ¡¡¡Yami!!! ¡Ábreme ahora mismo! ¡Sé que estás ahí!.- escuché a Will llamando al otro lado de la puerta.
Will llevaba siendo mi jefe durante 7 años, él regentaba una cafetería/bar en la zona antigua de la ciudad y siempre había estado muy a gusto a su lado; desde hacía tiempo tenía la sensación de que él estaba desarrollando sentimientos por mí pero yo nunca le había dado pie a ello, era mi jefe y sabía que ese tipo de relaciones no funcionaban bien.
Will era un hombre algo mayor que yo, de cuerpo robusto y preciosos ojos azules, su pelo castaño enmarcaba su cara a la perfección. ¡Vamos, que era guapo! Pero yo nunca lo había visto como nada más que jefe o compañero de la banda, hacía 4 años que su vocalista había dejado su banda de metal y entré yo a las voces, así que pasábamos muchísimo tiempo juntos. Para mí era simplemente Will.
- ¡Si no abres la jodida puerta la tiraré abajo!.- escuché como decía en ese instante.
Con bastante esfuerzo conseguí moverme, levantándome y respirando hondo antes de llevar mi mano al pomo. Al abrir la puerta me lo encontré muy cabreado pero su mirada paso de preocupada a sorprendida en un segundo cuando vio mi estado general.
- ¿Qué cojones te...?.- comenzó a preguntar, no pudo acabar de hablar porque lo interrumpí echándome a llorar a sus brazos. Tras un segundo de sorpresa me abrazó de vuelta con fuerza.- ¡Ssshhhh! ¡Tranquila! ¡Ya ha pasado!
Mientras me encontraba a salvo en sus brazos caí en la cuenta de que no podía contarle lo que me había pasado, que nadie iba a creer esa loca historia de la que yo misma dudaba, ¿qué el líder de una banda famosa es una especie de vampiro asesino que mata a chicas? ¡Claro que sí! ¡Cualquier persona cuerda me creería! Hice una mueca al escuchar mi tono sarcástico mental.
Reprimí mis pensamientos nocivos para pensar en una frágil excusa que contarle a Will, algo que no acabó de tragarse: una gripe no te deja muerta (e incomunicada) durante 4 días. Pero él no insistió, estaba demasiado aliviado al verme "bien" como para ser puntilloso e insistir en el tema. Ese era uno de sus puntos más fuertes.
Cuando logré calmarme me convenció para comer algo juntos, se introdujo en la cocina y cacharreó en ella con bastante agilidad mientras hablaba de anécdotas que habían pasado en el bar durante mi ausencia y yo me senté simplemente a observarlo.
Hizo unos spaguettis con tomate y carne picada que tenían buena pinta, nos sentamos juntos en la mesa del comedor y comenzamos a comer. ¡Guau! ¡Estaban buenísimos! Empecé a devorarlos con ganas bajo su atenta mirada.
Tras un rato de silencio me preguntó por el concierto de Ghost.
- ¿Y qué tal tu famoso concierto? ¿Qué tal la experiencia como Sister of Sin?.- preguntó, llenándose la boca con spaguettis.
Mi tenedor se detuvo a medio camino, incluso mi respiración se paró mientras todo volvía a pasar por mi mente, recordando una vez más lo que pasó, recordándolo a él una vez más... No me había dado cuenta de que no le había respondido nada a Will y que llevaba un rato callada con el tenedor al aire, tragué saliva y abrí la boca pero no sabía qué decir.
- ¿Vendrás al bar a trabajar hoy a la noche, no?.- preguntó, de repente, continuando con los spaguettis.
- ¡Sí! ¡Por supuesto!.- respondí quizás demasiado efusivamente.
Will sonrió y yo le correspondí, ambas sonrisas no eran sinceras pero yo quería tener mi mente ocupada y volver a trabajar lo antes posible para dejar todo lo que había pasado enterrado en un mal recuerdo.
Así que intenté continuar con mi rutina de siempre con toda la normalidad que podía acumular; procurando con todas mis fuerzas no pensar en él, en lo que me había hecho o en lo que él era, estaba casi segura de que humano no. La paranoia de encontrármelo otra vez o de que volviese a por mí fue alta, sobre todo los primeros días. Pero, poco a poco, con el paso del tiempo, fui relajándome y volviendo a ser yo misma.
Mi trabajo en el bar, los ensayos de la banda y alguna noche de patinaje eran mi vida, todo lo que necesitaba para ser feliz.

Vampiro EmeritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora