Jase me miraba con aire desconfiado. Sostenía algo tras su espalda que no quería que viera.
-¿Por qué no me dejas verlo?
-Porque me matarías y lo digo en serio. En especial por lo agresiva que eres.
-No, cogeré lo que sea que tienes en la mano, asentiré y bajaré a comerme la pizza.
-No nos han dicho qué hay de comer.
-Y no lo sabrás hasta que me lo des.
Entecerró los ojos estudiando aquello que había interpretado como una propuesta. Pero no era una propuesta. Era una orden.
Se dispuso a moverse hacia la izquierda, pero lo vi mucho antes de que se diera cuenta de lo que hacía. Pasé a su lado y en un chasquido ya estaba en la otra punta de la habitación ojeando su móvil.
-Joder, eso no vale. Yo no recorro más de medio quilómetro por segundo.
-Cada uno aprovecha sus dones. Tu saca provecho de tu cálculo instantáneo en matemáticas. Yo aprovecharé que soy sobrenatural.
-Sobrenatural es tu curiosidad, ¿ahora entiendes por qué no quería que lo vieras?
Justo en ese momento se iluminó la pantalla de su móvil. Mostró un mensaje de quien pensaba que era su amiga, Yohana. Entré en la conversación y después de mirar un rato, me di cuenta de que estaban saliendo.
-¿Estos son grandes secretos para ti? Me decepcionas, hermanito.-dije con algo de picardez en mi mirada, mientras dejaba el móvil sobre la palma de su mano.
-Tenía miedo de que se lo dijeras a mamá y a papá.
-No se lo diré. Te doy mi palabra.-le miré a los ojos, mirándole de nuevo tras haber pretendido irme.
Respiró hondo y sus ojos se relajaron un poco. Mantuvo su mirada fija en mi, se le entreabrió la boca. Parecía sorprendido.
-¿Qué ocurre?
-Que nunca incumples tus promesas. Nunca.
-Sí, según mis conocidos está entre mis tres o cuatro características más destacables, ¿y qué?
-Que me sorprende que me hayas prometido guardarles un secreto a mamá y a papá. Un secreto así. Si lo descubren y descubren que tú también se lo has ocultado no volverán a confiar en ti.
-Soy muy consciente, Jase, pero eres mi hermano.
Iba a decir algo que no terminaba de ordenar cuando sugerí bajar a comer. Darle vueltas a esa conversación había perdido sentido. Ambos sabíamos lo que uno y otro quería decir.
Mi nombre es Renée Evans. Mi apellido de verdad, no lo conozco, porque mis padres biológicos me dieron en adopción poco después de nacer, en manos directas de mis actuales padres que me dan mi apellido. Aquellas navidades que pasaban después de haber cumplido los catorce mi familia más cercana había organizado la cena por su cuenta, y yo y mi hermano estábamos muy emocionados. Hasta aquel año habíamos tenido que aguantar inútiles y estúpidos comentarios del resto de la familia que asistía a la cena simplemente por quedar bien, y por la tradición de estar todo lo unidos posibles. Pero cuando mis abuelos habían muerto aquel año, los mismos únicos que habíamos estado en el funeral a parte de los amigos de mis abuelos éramos los que nos sentaríamos en aquellas mesas, con comidas no típicas de la navidad ni ninguna otra festividad, programas de televisión que no tenían nada que ver con la noche, y sobre todo, sin comentarios inútiles ni estúpidos.
Cuando bajamos, todavía era muy pronto. Me parecía importante recibir a los familiares a medida que llegaran. Jase no era tan formalista como yo, ni mucho menos. Él era el hermano mayor. Pelo salvaje y despeinado, profundos ojos marrones, labios gruesos y cejas pobladas, y diecisiete años de rebeldía en las venas. Pero, en todo caso, la responsable era yo.
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mírame ;; axel blaze.
FanfictionAxel Blaze no esperaba que su vida cambiase por completo. En una de las decisiones drásticas de su padre acabaría mirando a los ojos a Renée Evans. Ninguno de los dos tenía ni idea de que aquella primera mirada repentina desencadenaría el mayor caos...