Cap. 10: Y creía en tí.

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La emoción fue, tal vez, excesiva. La mejor idea que tuvo Mark Evans en aquel preciso instante fue decirnos a todos que nos reuniéramos en el McDonald's para una cena de equipo. Era lo más rápido y rentable que podíamos organizar así, de repente. Pero Mark no era el único que estaba mal de la cabeza, sencillamente, exteriorizaba su locura en un tono de voz más alto que los demás. Digo esto porque aunque resultó muy gracioso verle serio y emocionado, hablando de reunirnos allí como si fuera lo más serio y oficial del mundo, todos aceptamos con una sonrisa enorme y le seguimos la corriente. No diría, darle la razón como a los locos, pero lo cierto es que aquello era realmente digno de un reality. 

Hablé con Silvia, ni más ni menos que de ir a mi casa a arreglarnos. Debían de ser las tres de la tarde, y la quedada era a las ocho, pero con las dos juntas maquinando en mi casa, tardaríamos mucho. 

Después de hablar con Axel acerca del mejor lugar para reunirnos, cogí mi bolsa, me puse la chaqueta, y con todo el orgullo del mundo por el uniforme que llevaba puesto (y en cierto modo de lo grande que me quedaba) me encaminé junto a Silvia hacia casa. Silvia todavía no sabía que lo mío con Axel era ya serio. En realidad, me paraba a pensar y me daba cuenta de que sólo Xavier lo sabía. Silvia y yo éramos buenas amigas ya. No podría decir que una gran amiga, pero estaba encaminada de ser importante para mí. Y la mejor forma de comprobar si una persona vale la pena es darle secretos que guardarte, o eso pensé siempre. En el fondo, no me importaba que lo de Axel se supiera, pero mantenerlo por lo bajo, para no causar revuelo, era una idea cálida y confortante, así que busqué las palabras para contárselo, y lo hice. 

Nunca me había puesto en posición de contarle a una amiga que estaba en una relación. Ni siquiera me había gustado nunca nadie, cosa que lo hacía todavía más difícil. Pero comunicarme con la mirada, era mi punto fuerte. 

-Espera... ¿quieres decir que ya estáis saliendo?

-¿Cómo que "ya"? ¿Lo veías venir en serio?

-Claro que sí. No conozco a Axel de siempre, pero es una persona tan sencilla como misteriosa. Siempre fue muy callado, y nunca le vi quedarse siquiera mirando a una chica. Ren, por Dios, cuando le vimos abrazarte, cuando le vimos renunciar a todo su tiempo para estar contigo, nos asustamos. 


Aquella tarde fue un cachondeo. Las únicas veces que Silvia me recordaba lo de Blaze era cuando me soltaba algún vacile, o algo por el estilo. Pero el resto del tiempo, hablábamos de cosas muy complicadas. Podría decirse que nos dedicamos a filosofar toda la tarde, aunque de cosas sencillas. 

Me había duchado a fondo. Estaba depilada de arriba a abajo (los quinéticos tienen mucho pelo y en mi caso, oscuro) y dejé que el pelo se me secara al aire, porque paranoia o no, parecía que estaba más suave cuando no le pasaba el secador. Mientras me secaba el pelo, elegí la ropa con ayuda de Silvia, que termino siendo un top sin mangas blanco, junto una falda negra de cuero, medias de rejilla, botines con tacones negros, y una cazadora de cuero, también negra. En cualquier caso, iba a llevar un pañuelo de cuadros, de tonos blancos y rosas pastel por encima, por si refrescaba un poco. Silvia fue a su bola y tengo que decir que no me fijé en lo que llevaba puesto. La única razón por la que me fijaba en lo que llevaba puesto yo era porque era mi problema. 

Cogí lápiz de ojos y me hice la raya inferior. Me apliqué un poco de rímel, y me olvidé en absoluto de mi apariencia. Tenía los labios más claros de lo normal, porque ya empezaba a refrescar. Parecía una esquimal, tan pálida, con las mejillas sonrojadas y los labios claros, algo cortados incluso por el frío, y por la poca tolerancia que tenía hacia el sol, los ojos entrecerrados. 

Tenía también las manos más blancas de lo normal y las uñas coloradas. Crucé los brazos por encima del pañuelo que llevaba al cuello, y salí junto con Silvia de casa, con el móvil cómodamente metido dentro del bolsillo izquierdo de la chaqueta. Había quedado con Axel para reunirme en un parque, a medio camino entre mi casa y la zona comercial. Silvia iba soltando risitas burlonas, y a saber en qué pensaba. Yo no podía evitar sonreír, no sabía si de vergüenza o de no saber qué hacer, y quedarme callada, continuando con mi camino. 

mírame ;; axel blaze.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora