Cap. 9: La Selección Japonesa.

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Estaba claro que para mí un día así habría sido mejor mucho antes o mucho después. Vamos, en una distancia en el tiempo que me diera permiso para no preocuparme. Pero estaba allí y era donde tenía que estar, plantada en el vestuario de las chicas, sola, poniéndome el uniforme del equipo A de la selección japonesa, para jugar el partido de prueba. 

Me temblaban manos y rodillas. La primera gota de sudor se deslizó desde mi sien hacia abajo, y empecé a hiperventilar. Sólo entonces me daba cuenta de la realidad en la que me había metido. La realidad en la que, si todo salía bien, durante un período de tiempo demasiado largo para mí saldría en la tele casi a diario, jugando al fútbol, no sabía en el fondo con quién, para llevar a Japón a lo alto, con la copa mundial de fútbol juvenil. Responsabilidad, y un mundo demasiado grande para mí. Eso sentía entonces. 

Ya tenía puesta la camiseta, cuando Axel entró. 

-Lo siento, pensé que estarías vestida. Es decir... siempre te das prisa para todo.

-Estoy demasiado nerviosa. No sé, parece que mientras no lo tenga puesto habrá marcha atrás. 

Escuchando esa frase en voz alta me di cuenta de lo que decía. En aquellos últimos días tenia la mala costumbre de cagarla cada vez que habría la boca. Ya sabéis, como si de repente el mundo fuera del revés y se comiera por el culo, y tuvieras diarrea. Pues igual. De hecho, aún no sabía cómo Axel no me había dicho nada. 

-Ren... ¿por qué haces esto?

-Ya te lo dije. 

-Ya, pero pareces no estar segura. 

La camiseta del Inazuma Japón era tan grande para mí que me llegaba a las rodillas, así que me pareció menos locura dejar caer el pantalón al suelo y alzar las manos en señal de que buscaba palabras. Que no añadiera nada más que asimilar y a lo que contestar. 

-Axel, estoy segura, últimamente estoy falta de palabras. Hay muchas, demasiadas novedades en mi vida, me he reencontrado con mi mejor amigo de la infancia, un extraño quinético aparece de repente cuando menos me lo espero y me dice cosas que no entiendo, mi hermano ha muerto y ahora resulta que tengo novio. Y más cosas que me habré saltado. Me cuesta hablar, es todo, pero sabes que no haría nada de lo que no estuviera segura. 

Aún no había terminado de hablar y Axel ya sonreía. Me acarició la cintura con una de sus manos y con la otra me acarició los labios, como si no necesitara oír más. Después, deslizó la mano que tenía en mi cintura hasta la curva de la espalda, y la otra al pelo, acariciándolo al tiempo que me abrazaba con dulzura. Hasta dejó algún beso en mi frente, para después bajar a mis labios. Me besó como si hubiera estado conteniendo las ganas. Como si tuviera alguna clase de adicción escondida en alguno de ellos y la buscara. Y así terminó sentado en el banco del vestuario conmigo encima.

En algún momento el juicio hizo amago de saludo y lo recobré de pronto. Fue entonces cuando me di cuenta de la situación, y por ejemplo del hecho de que no llevaba pantalones. Me había dejado llevar por completo, y pasaba vergüenza por ello. 

Pero no fue eso lo que di a entender cuando me levanté de pronto, casi llevando los pies al suelo antes de dejar de besarle. Se quedó como quieto a la vez que inquieto. Mientras yo lo miraba ya desde la otra punta del vestuario. No había controlado ni mi velocidad. 

-Lo siento... ¿me he pasado?

-No, no es eso... es que... bueno el partido es dentro de nada, y no llevo pantalones, bueno... muchas cosas, siento haberme levantado así. 

Cerró con fuerza los ojos al tiempo que sonreía y negó con la cabeza. Pareció decidir darme la intimidad de terminar de vestirme sóla, y despidiéndose con una mirada llena de amor, salió del vestuario. 

mírame ;; axel blaze.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora