9. Una sorpresa inesperada.

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El móvil de Alec sonó nada más terminar de comer con una llamada del instituto, que reclamaba la presencia del chico. Magnus se quedó solo y triste, les acababan de fastidiar el día juntos, el brujo respiro hondo, al fin y al cabo avían pasado muchas horas juntos pero esperaba pasar todo el día. Intento una y otra vez conseguir concentrarse en su trabajo, pero le resultaba imposible. Su cabeza no paraba de pensar en todo lo que avía echo con su amado.

En ese momento el móvil de Magnus sonó, el brujo busco el teléfono desganado, pero el desgano desapareció tan pronto vio la pantalla. Era Alec. Intento aclararse la voz para no sonar ansioso y cogió el teléfono.

- Hola ojazos. ¿necesitas algo?

- A ti.- Magnus sonrió.- estas ocupado.

- No, lo cierto es que no estaba haciendo nada.

- Cuanto tardarías en llegar a centrar park.

- Cinco minutos, mejor 15 tengo que cambiarme de ropa.- Alec rio.

- Genial te espero aquí.- tras decir esto Alec colgó.

Magnus dejo el móvil encima de la mesa y salió corriendo hacia su cuarto para terminar de arreglarse, pantalones negros, camisa blanca y chaleco negro, dejando la camisa abierta. Diez minutos después abrió un portal y se dirigió a su destino. Pensó que sería difícil encontrar al nefilim pero no lo fue en absoluto.

El nefilim lucia tan perfecto como siempre, con sus vaqueros gastados y una camisa negra algo abierta. El chico estaba sentado en una manta azul con una cesta de picnic, Magnus quedó maravillado, no creía que Alec hubiera echo algo así, con paso decidido y una sonrisa de oreja a oreja se acercó al joven.

- ¿Qué es esto?

- Bueno he pensado que como no he podido prepararte el desayuno podía preparar una tarde especial.

- ¿Sabes que no queda mucho para el anochecer no?- asintió -¿y el trabajo?

- Ya está solucionado. No me necesitan. Estoy libre hasta mañana por la mañana.- Magnus sonrió satisfecho junto al chico.

Alec comenzó a sacar la bebida y la comida de la cesta ante la atenta mirada de Magnus. El brujo chasqueo los dedos e hizo aparecer unas preciosas flores.

- No vas a ser el único que tenga un gesto romántico.- Alec sonrió.

Una pareja paso al lado de ellos y se les quedo mirando, Alec se sonrojo. El brujo sabía que esto no era fácil para el nefilim, ya que las personas que pasaban cerca los mirarían, esto hizo que el brujo sonriera aún más pensando en lo mucho que debía significar para el chico para hacer algo así.

- Te quiero Alexander.- la pareja volvió a girar la cabeza al escuchar las palabras del hombre, Alec se sonrojo aún más.

- Yo también te quiero.- la voz de chico sonó como un suave susurró.

- ¿As preparado todo esto tú?

- Si

- ¿no te abra ayudado Izzi?

- NO.- grito Alec, rápidamente aclaro la garganta y bajo la voz.- no, nunca te aria algo así. No quiero acerté sufrir.- el brujo soltó una fuerte carcajada y Alec sonrió ya perdiendo su sonrojo.

Ambos comenzaron con su pigni mientras que intercambiaban palabras y risas ante la atenta mirada de los viandantes que pasaban por el parque, algunos ponían malas caras otros sonreían, Magnus no pudo evitar pensar que los mundanos no parecían evolucionar lo suficiente con el paso de los años.

Cuando terminaron de comer, la noche ya estaba cayendo. Magnus se tumbó de espaldas y apoyo su cabeza en las piernas de Alec.

- Creo que este está siendo el mejor fin de semana de mi vida.- dijo Alec con voz firme mientras miraba el horizonte contemplando como el sol se estaba ocultando, Magnus sonrió.

- Cuéntame ¿Qué as echo con los locos de tus amigos?- Alec rio.

- Acudimos a un aviso de un demonio, no ha sido cosa de mucho. ¿y tú? ¿Qué has estado haciendo?- Magnus rio suavemente.

- Nada.

- Algo abras hecho.

- No, nada. Lo he intentado, pero me ha sido imposible.- Alec le miro extrañado.- no podía quitarte de mi mente.- Alec rio sonoramente y Magnus se cruzó de brazos y cero los ojos quedando serio.

- Alec rio sonoramente y Magnus se cruzó de brazos y cero los ojos quedando serio

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- En serio.- la voz del nefilim denotaba una gran felicidad.

- Si.- la voz del brujo fue seria.

- Yo tampoco he podido dejar de pensar en ti, ni... ni en lo que hemos estado haciendo.- la voz del nefilim sonó suave y tímida. Magnus perdió su rostro serio y sonrió.

- ¿te han gustado las flores?

- Si. ¿de dónde las as robado? – el brujo rio.

- No las he robado, las he conjurado.

- Un día tienes que explicarme la diferencia.- ambos sonrieron y quedaron callados mirando hacia el horizonte hasta que el sol se perdió por completo.

- ¿puedes quedarte a dormir esta noche?

- Sí, pero me tendré que ir por la mañana.

- Bueno, una noche es una noche.

Ambos recogieron cuidadosamente todo sin usar la magia, y pasearon hasta salir del parque y llegar a un lugar solitario, ay Magnus abrió un portal y ambos se dirigieron al loft de nuevo. 

Te quiero. "Malec"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora