14. Dime que todo está bien.

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Los últimos días avían sido realmente raros, tras la resurrección de Sebastián, que llevo a la posesión de Jace y su posterior desaparición. Alec estaba distraído y preocupado.

Magnus no dejaba de trabajar intentando encontrar una manera de arreglar todo, algo que hiciera al nefilim volver a sonreír.

Cuando Alec llegaba al loft estaba triste casi no hablaba, se mostraba distante y pensativo, casi nunca se quedaba a dormir y llevaban sin hacer el amor dos semanas.

El ruido de la llave entrando en la cerradura era la señal de que Alec llegaba, y el brujo levanto la mirada de sus papeles para ver  pasar a Alec con rostro cansado y ojeroso.

- ¿Cómo te encuentras Amor?

- Bien.- la voz del chico sonó fría, y la sonrisa de Magnus desapareció.

- ¿Quieres algo?

- No.- otra vez esa voz. - ¿tienes algo?.- dijo señalando los papeles.

- No. ¿Alec?

- Si.

- ¿Te pasa algo con migo?

- No.

- ¿Como que no? Apenas me diriges la palabra, vienes a ver si encuentro algo y poco más.

El rostro de Alec se volvió aún más triste. Magnus se levantó de su silla y se acercó a la cristalera para observar el paisaje. Alec se acercó pero dejando cierta distancia sin saber que hacer o que decir. El brujo se giró para mirar al nefilim y retomar su conversación.

- Dime que nada ha cambiado Alexander, dime que todo sigue bien entre tú y yo, dime que tu no me romperás el corazón. Porque no sé si podre con ello.

Alec trago saliva, su cuerpo estaba paralizado y su corazón desbocado, respiró profundo y se obligó a reaccionar de la única manera que se le ocurrió. Se acercó lentamente hacia Magnus hasta llevar sus labios a los labios del brujo para sellarlos en un suave y dulce beso que poco a poco se fue volviendo más apasionado, Magnus tembló sobre los brazos de Alec. Entonces el joven se dio cuenta de que no recordaba la última vez que ambos se dieron un beso, al menos un beso de verdad, un beso que durara más de unos segundos y que le hiciera erizar la piel. El joven corto el beso paro no separo su rostro del de su brujo suspirando sobre sus labios y obligándose a soltar las palabras que atascaban su garganta.

- Claro que todo está bien Magnus, solo es, que con todo lo que está pasando. Si le pasara algo a Jace... es mi parabatai, es parte de mí... Pero no dejare que eso nos afecte. No de este modo. No a nuestra relación. Todo está bien Magnus. Cada día estoy más y más enamorado de ti. No me había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos tus labios asta que los he vuelto a sentir.

Los ojos de Magnus se abrieron como platos y su sonrisa volvió a aparecer, más dulce y amplia de lo que avía sido en mucho tiempo.

- ¿Qué es esto que despiertas en mi Alexander? Nunca me he sentido así. Esto es tan nuevo para mí.- Alec se rio.

- Por fin algo que es nuevo para los dos.- ambos sonrieron.

Ninguno de los dos podría decir quien comenzó de nuevo con los besos y caricias, solo que antes de darse cuenta ambos se fundieron de nuevo en un voraz beso.

La necesidad acumulada en ambos cuerpos exploto y los dos supieron que esto ya no se podía parar. Las manos de Alec se dirigieron a los botones de la camisa de Magnus, y comenzó a desabrochar los suavemente mientras tiraba de el hacia el dormitorio principal. Magnus le siguió sin poner resistencia. El brujo  tiro de la camiseta de Alec deshaciéndose de ella para poder tocar la piel desnuda del nefilim, esa piel que tanto amaba, las manos de ambos se fueron a los pantalones del otro, riendo al notar la urgencia que ambos tenían por tener al otro desnudo lo antes posible. Por primera vez Alec fue más rápido que Magnus en desabrochar la prenda y tirar de ella, llevándose con ella los bóxer y dejando ambas prendas a medio camino de las piernas del brujo y dejando al descubierto su miembro completamente hinchado. Magnus empujo al joven nefiilim sobre su cama, agachándose sobre el para retirar los pantalones y los bóxer, muriéndose de ganas por ver de nuevo a su chico desnudo, y deshaciéndose por completo de su ropa en el proceso. Magnus se lanzo sobre el atacando sus suaves labios.

- te necesito Magnus.- su voz sonaba ronca.- te necesito dentro de mí.

Magnus sonrió, era la primera vez que Alec se lo pedía tan abiertamente, el brujo lamio sus dedos y los llevo a la entrada del nefilim dilatándole suavemente mientras besaba su pecho y su abdomen.

- Magnus... ya... te quiero ya.

Magnus sonrió y beso al chico mientras empujaba su miembro en el interior del chico, Alec gemía suavemente mientras notaba como su hombre se abría camino en su interior. Los movimientos de ambos eran suaves y tiernos, disfrutando cada segundo, absorbiendo cada momento. Los problemas parecían algo lejano, en ese momento todo era perfecto, cada caricia, cada beso, cada envestida de sus caderas.

El cuarto pronto quedo envuelto en los gemidos y gritos de ambos, enredado en las suaves sabanas de seda, cubierto en el calor del sexo y la protección del amor verdadero.

La cama fue su refugio por horas entregándose el uno al otro, redescubriendo cada centímetro de la piel de cada uno, buscando las zonas favoritas del otro, memorizando cada detalle de su ser, hasta quedar dormidos el uno sobre el otro, disfrutando de un reparador sueño del que hace mucho que ninguno de los dos gozaba. 

 

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Te quiero. "Malec"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora