15. Cadenas de amor.

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Desde la charla las cosas parecían ser mejores que nunca, Alec no podía remediar el preocuparse, pero su actitud con Magnus era diferente, ahora él era su apoyo, los demás también solían acudir a casa del brujo y ayudarles a buscar, pero no se encontraba ningún remedio.

Las llaves tintinearon en la puerta, y el nefilim entro con una mirada de profunda desesperación.

- ¿va todo bien?

- Si, es solo, lo de siempre.

- ¿Has tomado algo?

- Si.

- Lo diré con otras palabras. ¿has comido algo desde esta mañana Alexander?

- No.... Pero no tengo hambre.

- Morirte de hambre no cambiara nada ojazos.

- Mag...

- ¿Tengo que encadenarte a la mesa y darte de comer?

- No suena mal, pero no es necesario.- la voz de Alec fue débil y tímida y su rostro se sonrojo como de costumbre.

- Interesante.... Tienes la cena en la mesa, come o te obligare a hacerlo.

- De acuerdo, de acuerdo...

Alec se sentó en la mesa y comenzó a comerse su cena, Magnus no podía quitarle la mirada de encima, sus ojos seguían serios, tristes. Alec termino de comer y comenzó a recoger, Magnus ignoro esto, estaba cansado de decirle que no lo hiciera que el podía encargarse de eso con un giro de muñeca, pero el chico nunca le escuchaba.

- ¿Voy a duchar me Magnus?

- ¿es una invitación?

- No, hoy no, estoy muy sucio.

- De acuerdo...- la voz de Magnus sonó triste.- te esperare en la cama.

Alec sonrió y se fue derecho a la ducha, mientras tanto Magnus cerro sus libros y se dirigió a el otro baño. El brujo tenía una idea y pensaba llevarla a cabo. Tomo una rápida ducha, se desmaquillo y fue directo al cuarto llevando solo sus bóxer rojos.

Llegó gusto a tiempo para tumbarse de forma sugerente en la cama y colocarse una rosa en la boca antes de que Alec saliese del baño solo con sus bóxer negros. El pobre nefilim no pudo evitar romper en risas al ver el espectáculo. Magnus, tumbado, solo con unos bóxer rojos sobre las sabanas grises y una rosa en la boca guiñándole un ojo. La primera parte de su plan funciono, esa risa que tanto adoraba llenaba el cuarto.

- ¿Aceptas mi regalo de amor verdadero? – dijo Magnus a medias palabras por la rosas que sostenía entre sus dientes, a la vez que señalaba la flor para que Alec la recogiera.

- Claro que la acepto.- El chico cogió la rosa y la llevo a su nariz para inhalar su aroma y después la dejo sobre la mesita.

- A mí también me gustaría tomar una muestra de amor verdadero.- su voz fue juguetona. Alec rio.

- Yo no he traído ninguna.

- Entonces te tocara ser tú mismo la muestra.- Alec sonrió.

- De acuerdo. Tienes algo pensado.

- Lo cierto es que sí, algo que tu as aceptado antes.- Alec entrecerró los ojos.

Magnus tiro de Alec hacia la cama obligándole a tumbarse boca arriba en el colchon. El brujo se subió a horcajadas encima de la cadera del nefilin y acaricio sus brazos de arriba a bajo ante la atenta mirada del chico que seguía sin entender que era lo que avía aceptado sin saber.

Te quiero. "Malec"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora