El Secreto de la Princesa

Ihr geheimnis

15 Oktober.

Liebes Tagebuch,

Tal vez me equivoqué con él, nuevamente. Tengo que admitir que mi impulsividad provocó que creyera que Gabriel era un traidor y que rompió la promesa que me hizo cuando nuestro pacto de amistad fue sellado.

Me comporté tal como la niña tonta y caprichosa que la prensa Alemana creía que era. Claro que no podían estar más que equivocados. Sin embargo, debía admitir que en algo tenían razón:

Era una mala persona, porque una buena jamás habría hecho lo que hice, jamás.

¿Pero por qué no siento ni un poco de culpa?

¿Por qué no me arrepiento de haberle seguido el juego a Gabriel? Si pude haber separado sus labios de los míos a tiempo y haber evitado toda esta confusión.

¿Qué es lo que haría una vez que lo tuviera en frente? ¿Cómo me comportaría?

Lo único que tenía claro es que no se lo diría a Stephan. Él nunca sabría que besé a su amigo y a mi guardaespaldas. Ese beso fue magnífico y despertó cosas inexplicables en mí, aunque no estuviera segura de su significado y de lo que era.

Yo no estaba enamorada de Gabriel, pero tampoco de Stephan y no quería lastimar a ninguno de los dos. No obstante, no sabía qué hacer, ni cómo comenzar a alejarme de sus vidas, porque definitivamente lo haría.

Charlotte de Luttenberger.