6.Enfermera inexperta

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El martes por la mañana me sorprendió levantarme relativamente temprano sin necesidad de una alarma.

Tome una de mis famosas duchas exprés y me hice unas quesadillas con tortilla de maíz, vi un tutorial de como aplastar unos aguacates para hacer una especie de salsa sin picante.

Decidí que era día de utilizar la falda negra que había comprado hacia unos días y unas botas negras de piso, la convine con una blusa verde moco enfermo. No sabía si ondular mi cabello o alaciarlo, así que intente que quedara de ambas formas. Mientras hacía la tarea que el profesor encargo sobre la Santa Inquisición( que yo no le veía nada de santa) mi teléfono sonó. No fue sorpresa, pero ya no era el "no eres tu, soy yo" tampoco "no soy yo, eres tu" era la diferencia horaria y la distancia. Vaya que extrañaba a Santi, le echaba de menos.

Acepte sin vacilar la llamada y mientras imprimía mi trabajo le conté mi primer día.

-¿Ya lo leíste?-Pregunto con un tono de esperanza en su voz.

-¿Qué cosa?-Inmediatamente me arrepentí de haber mencionado aquellas dos palabras. Santa Mierda, la carta que me había dado Santi. - Sí ,sí...claro que lo hice, no se que en que estaba pensando.-Mentí

-¿y....?¿Qué piensas al respecto?- MIERDA.

-Es... es bellísima, muchas gracias Santi.-respondí e inmediatamente agregue una pregunta para cambiar de tema.-¿Has visto a mis padres?

-Sí, de hecho estoy con ellos ahora, después de salir de clases pase a verlos un rato, realmente también vino mi madre y mi hermana.-

La señora Kristin Williams y la pequeña Dove Williams, extrañaba la comida de la señora Williams.

Después de haber terminado la video llamada que no paso de los 15 minutos, me dirigí por ultima vez al espejo aplacando un poco mis mechas azules. Salí intentando recordar el trayecto de ayer, sin ayuda de mi teléfono. Forzosamente pase por el piso de mi maestro, esperaba no verlo mas que en clase, no lo conocía bien, estaba comportándome de una manera soez con el catedrático Nathan, sin razones algunas. Es decir, era mi profesor, vivía en el apartamento de al lado, era malditamente guapo y además me salvo en varias ocasiones haciéndome quedar como una joven muy torpe.

Asombrosamente no lo vi. Me dirigí hacia la línea 2 y baje en la estación "Universidad", camine nuevamente por el sendero en forma de rampa color claro. Camine por el estacionamiento hasta entrar al instituto y encontrar mi aula.

2:25 pm, lleguen temprano.

2:30 pm, no llegaba mi maestro.

2:46 pm, nada.

3:52 pm, se tomo unas pequeñas vacaciones en martes.

El representante de la clase, un chico alto, delgado, de tez morena y lindo atuendo friki, regreso 5 minutos después de haber salido( realmente ni siquiera note que se fue hasta que volvió)

-Chicos, el profesor Nathan no se ha reportado en sala de maestros, no ha llamado, posiblemente se haya sentido enfermo o algo. Los trabajos los recogeré yo y los guardaré para cuando vuelva. -Informo el chico cuyo nombre era Saúl.

Me sorprendió no haber visto al maestro ni cuando salí de casa, mucho menos en la escuela y curiosamente tampoco de regreso. Es humano, posiblemente se enfermo de la panza y no pudo ir, por lo tanto se quedo encerrado para evitar ciertos problemitas en publico.

Busque en el pequeño bolsillo de mi mochila esperando encontrar las llaves, cuando el famoso "Ding" del ascensor sonó, automáticamente gire mi cuerpo en dirección al elevador y vi saliendo de el al maestro Nathan... como siempre...¿QUÉ? estaba con una severa cojera, una mano sobre su estomago, hematomas en sus pómulos y sangre manaba de el.

Instintivamente corrí a su encuentro antes de que cayera de bruces, arrodillándome ante el, coloque mis manos en sus gruesos brazos intentando erguir a mi profesor. No hubo respuesta, 1,2,3 segundos mas tarde un gemido salió de su garganta.

-Maestro, me resultaría un poco mas fácil si coopera y se pone de pie. -Intente colocar mis brazos alrededor de su cuello para alzarlo.

A duras penas se arrodillo y con su mano que no sostenía su abdomen se impulso, acto seguido acepto mi ayuda y se recargo en mis hombros. Caminamos hacia su puerta y justo antes de llegar

-En mi bolsillo trasero....están...están las llaves -gimió nuevamente. Tardé unos instantes en comprender que para sacar las llaves tenia que hacer tacto con sus bolsillos justo en una parte muy privada.

-¿Derecho o izquierdo?- Tonta de mi, ¿Cómo mierda hacia una pregunta así en un momento como este?

-Der...derecho-un fuerte quejido salió de el, notaba el rastro de sangre que iba dejando.

Metí mi mano justo donde se encontraban las llaves y trate de no ruborizarme. Abrí la puerta inmediatamente y tire suavemente de mi maestro mientras se tumbaba en la sala de estar.

-¿Tiene botiquín de primeros auxilios?- pregunte. Señalo hacia la puerta de su baño y entre apresuradamente mientras intentaba encontrarlo. ¡BINGO! Salí de la misma manera que cuando entre. Dirigiéndome al sofá revise al profesor Nathan. La herida mas grave al parecer la tenía en el abdomen. Fui corriendo a la cocina en busca de algún tequila, regrese y sin pensármelo dos veces le quite la camisa teñida de un curioso color rojo casi negro. Vale, podía hacer esto.

Me desinfecte muy bien las manos, tome una gasa y me centre en la herida profunda, no era experta pero al parecer lo había atacado un oso. Tenía una extraña herida donde se alcanzaba perfectamente a ver una garra de oso. No era una simple herida, era una profunda, como si quisiesen meter la garra dentro de su cuerpo. No era tiempo para esa clase de preguntas.

Comencé con la sutura, intentando hacerlo con demasiada calma mientras veía las muecas de mi profesor.

Después de haber terminado con la sutura, me enfoque en sus otras heridas, las pequeñas, claro, pequeñas e comparación con la garra del oso. Sólo desinfectaba las zonas, y colocaba hielo sobre ellas. Aún permanecía sentada en el borde del pequeño sofá junto a él.

-Gracias...-dijo con voz ronca.

-Te lo debía...iré por analgésicos.-Mencione antes de levantarme.

El profesor descansaba en el sofá con los ojos cerrados. Sin hacer tanto ruido pedí pizza a domicilio. 20 minutos después, la pizza llego. No quise detener la siesta de mi maestro así que cene en silencio.

Un conocido timbre estalló de mi bolsillo, abrí cuidadosamente la puerta principal y salí dejando entre abierta la puerta detrás de mi.

-¿Madre? ¿Estás bien?-Pregunte antes de saludar.

-Sí, sí cariño, es sólo que tu padre soñó que algo malo te sucedía y quisimos asegurarnos de que estuvieras bien.- Sonó un pequeño sollozo.

-Estoy bien, tendré cuidado con lo que haga ¿de acuerdo?

-Oh cariño, esta bien, llámanos si necesitas cualquier cosa.

-Lo haré mami, ustedes igual. Espero verlos pronto.

-Alex, mi niña estoy muy orgullosa de ti.

-Lo dices sólo porque soy tu hija- sonreí levemente- ¿Te marco en un rato?

-Esta bien Alex... Te amamos! y no, lo digo enserio.

-También los quiero mucho. Te llamo en un rato-presione para terminar la llamada.

Volví al sofá donde yacía mi sangriento profesor. Era muy atractivo. ¿La chica sería su novia? ¿Esposa?¿amante? Diablos Alex, es tu profesor. Esperen un momento.... ¿y los hematomas?

A marte ¿o no? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora