11. Menudo para la resaca

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Desperté en mi habitación, cubierta con una manta, en el sillón de la pequeña recamara se encontraba el profesor Nathan, yacía en una posición que le dejaría dolores de espalda. Sus labios entre abiertos y apoyaba su mentón en su mano. Me acerque a él cautelosamente.

-Alex...-murmuró dormido.

-Aquí estoy profesor Nathan...-susurré.Quise tocar su rostro, maldición, lucía tan perfecto. Me di media vuelta, cuando pensaba salir de puntillas de la habitación escuche su voz.

-Alex... te estaba esperando-me gire en seco. -Salimos a desayunar en 10 minutos.

Mierda, mierda, mierda. Espero no recuerde el beso ¿o es que lo soñé?

Tomé una ducha exprés y salimos a caminar, las 9:00 am al parecer. Caminamos por el largo sendero hasta llegar a un restaurante mexicano. Pedimos menudo, más bien el pidió menudo. Yo sólo permanecí callada.

Cuando hubo llegado lo que el profesor Nathan ordeno.

-Come- su tono autoritario me hizo obedecer. Ahora que lo veía con atención... no llevaba uno de sus inmaculados trajes de etiqueta, simplemente era él. Me quede mirándolo con la cuchara a medio camino. -¿Qué sucede?-Pregunto.

-Nada, yo.. me quiero disculpar. No soy así, no se porque bebí de mas.

-Sólo come, se llama menudo y cura resacas.-forzó una media sonrisa.

Mientras comía el saco sus cartas...

-¿De tus novias?- Sonreí

-No, de ....m... dice una anónimo y las otras 2 de un grupo contiguo al tuyo.

-Eres todo un Don Juan- Lo golpee con el codo.

Pude notar su sonrisa sincera.

Terminando nos dirigimos de regreso al ascensor.

-No es una nave espacial Alex, no te asustes y antes de que lo menciones, no nos dirigimos al área 51.-note cansancio en su voz.

-No recuerdo eso...

-¿No recuerdas nada?¿Algo?¿Cualquier cosa?-Inquirió.

-Eso creo...sólo recuerdo que...-Se paso las manos por el cabello ligeramente desordenado.-Tu... no, creo que fue un sueño extraño. - Mentí

-¿Viniendo de ti? Posiblemente.- Bajo la vista hacia sus cartas.

-¿En serio aun no las has leído?!Qué lento!-Hice bulla.

-No me interesa abrirlas.

-¿Puedo? Quiero reírme un rato...

-Mejor, ¿Qué te parece si cuando termines tus clases las leemos juntos? así nos reímos los dos y no uno... recuerda lo practico que soy.

Soltamos una carcajada. Agradecía enormemente que esto volviera a la normalidad.

Acepte su oferta con un Pinky promise.

Unas horas mas tarde me aliste para ir al Instituto. Saliendo del apartamento vi caminar por el estrecho pasillo al maestro, así que camine más lento. No quería que me viera... ¿Cómo pude besar a mi maestro?¿Eso era correcto? Más que correcto, venía la pregunta del millón: ¿Eso fue correspondido? NO. Por supuesto que no, de alguna forma lo habría notado...

Las clases transcurrieron normales,había tarea, y exámenes en unas semanas. No pude evitar pensar en las cartas, ¿Qué contenían? ¿El maestro Nathan sentiría algo por alguna de ellas siquiera?

En la salida vi al profesor, odiaba que le llamara así, pero era una rebelde sin causa ¿Qué se le podía hacer? Dijo que saldría mas tarde, asuntos escolares. Asentí y me fui. Ordene pizza y compre papas de bolsa.

8:30 pm sonó el timbre.

-Aquí están-señalo su bolsillo del saco.

-Excelente, mejor que una película de comedia.

-Alex, Alex, no se si será correcto burlarnos de unas chicas inocentes.

-Será divertido, es lo que importa.-sonreí ampliamente.

Abrí la primera carta:

"14 de Febrero del 2018
De: anónimo

Para: el maestro mas guapo

Nathan, espero no reconozcas mi letra. Aprovecho San Valentín para decirte que veo tu trasero cuando das clase, me encantas, eres lo mejor que existe. Me encantaría besar tus labios, Dios, eres perfecto.

Te imagino cada noche antes de dormir, eres lo primero al despertar.

Espero me llames y tengamos un poco de ciber sexo o si lo prefieres... algo mas intimo y físico.

130949274 Márcame amor"

-JAJAJAJAJA Lo siento! ¡Carajo!¿Qué les haces a estas mujeres?

-Sólo me miran...-Se golpeo levemente la barbilla. Mientras tomaba otro trozo de pizza el se animo a abrir la carta.

Dio otro mordisco antes de hablar:

"De:Sofía Rivera

Para: Nathan

El 14 de Febrero es un día para celebrar el amor y la amistad, usted es mi amor pero quiero que empecemos por una amistad, usted me tiene loca. Sí quiere una oportunidad conmigo lo veo esta noche detrás de la cancha de Americano. Estaré esperándolo con una sorpresita.

Con todo el amor posible, con todo mi cuerpo, mi pasión hacia usted.

Espero con ansias.

Venga pronto."

-¡Dios! ¡Que incomodo!...-Hizo cara de puagh

-Pobre chica...se quedo esperando que le abrieran la sorpresa, aunque seguramente alguien más ya la abrió.

Soltamos una carcajada. Amaba pasar tiempo con este tipo, siempre reíamos de todo.

-Tu turno Alex, ya abrí una, quiero que la leas por mi.

Saque de su pequeño paquete la carta y comencé:

"De Ana Hernández

Para: Nathan Clark

Quizá me recuerde, usted salvo mi vida, me dio esperanzas cuando no tenía nada. No quiero que suene como amenaza, pero quiero tenerlo conmigo ahora y siempre, usted me fascina y, si, posiblemente haya mas chicas detrás de usted. Pero usted tiene que venir a mi, tiene que salvarme de esto. ¿Es mío o de nadie? No tenga miedo de mi, sólo es el amor hablando."

-¿¡Qué demonios!?

-Ana, bueno, ella estaba en una relación toxica, llegaba a faltar mucho a clases o llegaba con moretones... me preocupaba, así que un día le pregunte que por qué no lo dejaba, había muchos chicos detras de ella. Una chica muy linda, agradable, pero ¿esto?-señalo la carta- no creo que sea de ella, como sea, mañana tendré que ir a buscarla.

No pude evitar sentir una punzada de celos.

-Suena...lo más sensato.- dije sin más.

Su telefono timbro, aceptando la llamada mientras se levataba del sofá. Tapo la vocina un momento.-Lo siento, tengo que irme.-susurró.Me despedí con la mano.

Solté un bufido mientras lanzaba el control de la tv. En la televisión pasaban una pelicula de amor... la joven pareja se besaba bajo la hermosa lluvia. Solté una carcajada que ni siquiera yo creía que era real.-Mierdas y más mierdas,sólo sucede en peliculas. Apague la televisión y no pude evitar recordar el beso.

A marte ¿o no? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora