Amor a primera vista. El origen de la enfermedad había sido -casi- tan patético como padecerla. Wonwoo había entrado un día a la sala de practicas con la mirada perdida y una expresión seria y eso había sido todo. Con el paso del tiempo, y contra todo pronóstico, el pequeño enamoramiento había crecido poco a poco a pesar de los malos tratos y las humillaciones hasta convertirse en el amor más intenso que hubiera experimentado jamás. Y antes de darse cuenta se encontraba en el baño de la habitación escupiendo pétalos de rosa cubiertos con su propia sangre.
No culpaba a Wonwoo. El mayor no era responsable de lo que había ocurrido. Nadie le había explicado que la gentileza que había comenzado a mostrar con el paso del tiempo resultaba más dañina para Mingyu que la violencia y la indiferencia, o que sus torpes intentos por ser un buen amigo solo incrementaban la velocidad con la que los pétalos aparecían. Wonwoo no lo sabía y Mingyu jamás se lo había explicado. El castaño, en su lugar, se culpaba a sí mismo. Se culpaba por tener altas expectativas y por soñar con cosas que jamás podría obtener. Se culpaba por no haberse alejado cuando tuvo la oportunidad y por creer que merecía más de lo que podría recibir. Se culpaba por no comprender que Wonwoo no estaba obligado a corresponder a sus sentimientos.
Mingyu se culpaba de muchas cosas, pero no se arrepentía de ninguna de ellas. Amar a Wonwoo había sido difícil y doloroso. Había habido lágrimas, gritos ahogados, noches en vela y pequeñas heridas en sus labios por la fuerza con la que los mordía. Había comprometido su salud física al punto en el que había terminado afectando su rendimiento en los escenarios y había preocupado y decepcionado a un montón de personas aunque estas se negaran a admitirlo. Amar a Wonwoo lo había llevado al límite y lo había arrastrado a las profundidades de un abismo que jamás creyó conocer.
Pero amar a Wonwoo había sido también la cosa más hermosa que pudo haberle pasado jamás. También había habido risas, miradas furtivas y caricias disfrazadas de toques casuales. Se había encontrado, con frecuencia, en un estado de euforia que lo había llevado a dar lo mejor de sí mismo en cada concierto o grabación. ¿Cuántas personas podían decir que habían amado con tal intensidad? ¿Cuántas podían decir que habían conocido a alguien que los había hecho sacar lo mejor y lo peor de sí mismos?
Mingyu siempre había tenido claro que morir de amor era mil veces mejor que no amar en lo absoluto. La idea de arrancar su capacidad de amar de nuevo, así como todos los recuerdos que tenía de ello, de su cuerpo era casi tan dolorosa como lo había sido el pasar de vomitar pétalos a vomitar diminutas rosas. Pero lo haría. Lo haría por Seventeen, por Carat y, sobre todo, por Minghao. Porque prefería un millón de veces no volver a amar a causarles problemas o tristeza.
Mingyu se operaría y olvidaría. Su cirugía estaba agendada y Seungcheol se encontraba explicándole todo a los chicos en la sala de estar mientras él esperaba en su cuarto junto a Minghao; lejos de las miradas de lástima y de las preguntas que no deseaba contestar. De haber tenido opción habría mantenido todo en secreto hasta el último momento, pero su enfermedad había evolucionado a un ritmo vertiginoso. Las diminutas rosas que habían reemplazado a los pétalos no solo hacían más daño a su garganta y cuerdas vocales, también dificultaban excesivamente su respiración. Fue cuestión de días para que Jeonghan exigiera una explicación.
— Todo estará bien. — Le consoló Minghao mientras daba pequeños golpes en su espalda.
Mingyu se mordió el labio inferior con fuerza y asintió sin demasiada seguridad. ¿Lo estaría? Los doctores habían hablado sobre un margen mínimo de daño irreversible a los pulmones, sobre complicaciones y sobre el tiempo que tendría que esperar antes de siquiera considerar volver a cantar. Y por otro lado estaba la posibilidad de que sus amigos no tomaran la noticia con tanta calma como la había tomado Seungcheol o incluso Soonyoung.
— Van a odiarme por esto. — Dijo con dificultad, jadeando casi imperceptiblemente por un poco de aire.
Observó la manera en la que Minghao negaba con una pequeña sonrisa, como si hubiera dicho una tontería.
— Ellos no van a odiarte— Murmuró mientras observaba a Mingyu con una expresión de fingida molestia. — Seungkwan quizá finja hacerlo... Oh, dios. Casi puedo escuchar el drama que va a montar la próxima vez que te vea— Rodó los ojos y suspiró con fuerza.—. Jihoon podría golpearte un poco por habértelo guardado por tanto tiempo, pero eso es todo.
Ambos se permitieron reír ligeramente mientras imaginaban la escena.
— ¿Realmente lo crees?— Preguntó Mingyu después de unos momentos.
El asentimiento seguro de Minghao lo relajó por unos momentos hasta que la imagen de Wonwoo volvió a su mente. Se preguntó cómo habría tomado la noticia, o si acaso le importaría. Cualquiera que fuera la respuesta, no tendría que esperar mucho por ella. Soonyoung había prometido volver para contarles como había salido todo mientras Seungcheol se encargaba de evitar que cualquiera se acercara. Solo tenía que esperar un poco. Solo un poco más.
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Hanahaki (Meanie)
FanfictionEl amor que Mingyu sentía por Wonwoo era tan intenso que había terminado por convertirse en una enfermedad. Resulta que el amor puede ser muy doloroso y los pétalos de rosa no son tan hermosos cuando comienzan a sofocarte. Portada hecha por: @Fran...