XII

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Jamás había deseado tanto algo como deseaba regresar en el tiempo para cambiar la manera en la que las cosas se habían desarrollado. Quería volver para poder confesarle a Mingyu sus sentimientos. Para decirle lo enamorado que se sentía, y lo mucho que lo quería. O simplemente volver para alejarse. Para no enamorarse, ni fijarse en su sonrisa. Para evitarse la pena de ser ignorado y marginado por las personas a las que consideraba amigos, y no tener que darse cuenta de que el único amigo que tenía, además de Jun, era la persona con más razones para odiarlo.

Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y abrazó sus piernas. No tenía ganas de salir de su habitación para enfrentar a los chicos. Les había terminado gritando lo ocurrido con Mingyu gracias a la frustración, y no quería sus disculpas ni sus miradas de lástima,. No después del infierno que le habían hecho pasar durante los últimos meses. Quería quedarse encerrado en su habitación y no salir hasta la siguiente actividad o presentación. Era bueno fingiendo en el escenario. Podía sonreír y fingir que nada había cambiado dentro de Seventeen para Carat. Por ellas valía la pena hacerlo. Y, durante las últimas semanas, había comenzado a cuestionarse si realmente Carat valía tanto. Si su sueño era tan importante como para soportar aquel trato. Cada vez lo tenía menos claro.

Había sido fácil para Minghao decidirlo. Él era bueno ignorando las miradas de acusación, y los comentarios malintencionados. Fingía que nada había ocurrido y ya está, y pobre de aquel que se atreviera a cuestionarlo. Había peleado con Jeonghan más veces de las que podía contar, y le había dejado claro un millón de veces que no tenía derecho para meterse en sus asuntos. Que sus decisiones personales eran eso, personales, y que le importaba un carajo lo que el resto pensara de ellas. Minghao había demostrado ser fuerte, y Wonwoo se había cansado de serlo. Tan solo quería volver a casa y fingir que nada había ocurrido. Que jamás había sido miembro de Seventeen, y que nunca se había enamorado. Tan solo quería olvidarlo todo. 

Logró controlar sus lágrimas y limpió su rostro. Estaba harto. Harto de llorar en su habitación, de ser tan débil. Harto de Mingyu, de Jeonghan y de la actitud evasiva del resto de sus compañeros. Estaba harto de ser tratado como el malo, porque no lo era. Tan solo había cometido un error, y ni siquiera podía catalogarse como un error. Había sido una decisión. Le dio una y mil vueltas al asunto, pensando en que debería de hacer. En si debería de marcharse y olvidar todo lo que había ocurrido durante ese año, o si simplemente debería de seguir como si nada, y ninguna decisión le parecía la correcta.  Simplemente no sabía que hacer, y comenzaba a desesperarse. 

Un par de toques lo distrajeron de sus pensamientos. Miró la puerta durante un par de segundos antes de responder.

— ¿Quién? — Preguntó con recelo.

— Minghao.

Wonwoo se levantó y quitó el pestillo de la puerta para permitir que su amigo entrara. Se veía serio, más de lo acostumbrado. Se sentaron en el borde de la cama en silencio durante algunos segundos hasta que Minghao finalmente fue capaz de hablar.

— Él va a volver. Mañana. Nuestro manager acaba de avisarnos y creí que debías de saberlo.

Wonwoo asintió ligeramente mientras miraba a un punto muerto. Eso era lo único que le faltaba, que Mingyu regresara como si nada después de todo lo que le había dicho la tarde anterior. Durante un segundo, un breve segundo, lo odió. Mingyu lo tenía tan fácil. Él era la víctima ante los ojos de todos, y por su puesto que lo recibirían con los brazos abiertos. ¿Y eso en dónde lo dejaría a él? Ellos lo elegirían, todos, menos Minghao, y quizá Jun, elegirían a Mingyu. Sonrió sin gracia y frotó su rostro con fuerza mientras intentaba ordenar sus ideas.

— No sé si quiero permanecer aquí — Soltó finalmente. —. Ahora sienten lastima de mi por lo que ocurrió, pero... cuando Mingyu vuelva y siga sin reconocernos van a recordar porqué me odian. — Murmuró. — Estoy agotado. No quiero seguir haciendo esto. No sé si vale la pena. — Admitió. 

Minghao asintió lentamente sin cambiar la expresión de su rostro. 

— Sí, yo también estoy agotado. — Murmuró el menor mientras miraba el techo. — Así que ¿Planeas marcharte? 

Wonwoo permaneció en silencio algunos minutos, meditando.

— No lo sé. — Respondió al fin. — Quiero decir ¿Vale la pena quedarme? Este lugar era mi hogar, y ellos eran mi familia, pero... — Su voz se cortó antes de que pudiese terminar. — No creo que podamos arreglar esto. No se si pueda fingir que todo lo que dijeron e hicieron nunca pasó.

— Para ser justos, algunos de ellos jamás se involucraron, 

Wonwoo frunció el ceño y bufó.

— Exacto. No lo hicieron. Solo... solo se quedaron ahí. Seungcheol es el líder, él tuvo que haber detenido todas las discusiones que Jeonghan comenzó, pero solo se quedó ahí, mirando. 

— Tienes un punto. 

Ambos se quedaron en silencio durante algunos minutos.

— Entonces ¿Te marcharás? — Preguntó Minghao nuevamente.

Wonwoo lo miró por algunos segundos antes de desviar la mirada hacia un punto muerto.

— No lo sé. 

-0-

Esta vez realmente comenzamos la cuenta regresiva para el final. Son dos capítulos más y el epílogo.  Muchas gracias a todas las personas que votan y comentan, me animan a subir esto mucho más rápido. Lamento si no respondo algunos de sus comentarios, algunas veces lo olvido, o no sé cómo hacerlo.

Mañana subiré el siguiente capítulo y, quizá, el último pasado mañana. Nuevamente, gracias por leer.

Hanahaki (Meanie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora