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Minghao se sentía como si alguien lo hubiera golpeado en el estómago con fuerza. Durante un segundo se sintió confundido y arrepentido, y luego la rabia había inundado su cuerpo. ¿Un mal amigo? ¿Un bastardo traidor? ¿Un aprovechado? No. Él no era ninguna de las cosas que Mingyu le había escupido en la cara momentos antes, y no estaba dispuesto a permitir que nadie le dijera lo contrario. No lo merecía. Joder, se merecía muchas cosas, pero ser llamado un mal amigo no era una de ellas. 

No fue consciente de sus movimientos hasta que notó la  mirada horrorizada de Mingyu a centímetros de su rostro. Había apresado el cuerpo del mayor entre el suyo y la pared, sus manos aferradas con firmeza a sus solapas. Minghao tenía que levantar su rostro para ser capaz de mirar al que había sido su mejor amigo a los ojos, pero eso no lo hacía sentir pequeño o en desventaja. No lo estaba, y esperaba que Mingyu lo supiera. 


No supo cuanto tiempo permaneció mirando  a Mingyu  fijamente a los ojos sin pronunciar palabra mientras intentaba controlar sus emociones y su respiración, pero las emociones no se apaciguaban y su respiración no se normalizaba, por el contrario, perdía cada vez más el control sobre ambas con cada nuevo pensamiento. Al final, no pudo evitar que todo aquello que estaba pensando abandonara sus labios.


  — ¿Un mal amigo? ¿Crees que soy un mal amigo? — Preguntó incrédulo. —  ¡Mi vida entera ha girado en torno a ti desde el momento en el que me enteré de tu maldita enfermedad! ¡Todo lo que he hecho durante los últimos meses lo he hecho por ti, hijo de puta! 


Mingyu lo miraba en shock, pero no le interesaba. Cada palabra era más fuerte y más visceral que la anterior, y cada una dejaba escapar un poco de su dolor y su frustración.


— ¿Crees que la tienes difícil? ¿Crees que olvidar y no sentir nada es malo? Desearía que pudieras estar en el lugar de Wonwoo. Él te ama. Ama a alguien que no va a poder recordarlo nunca más y ni siquiera tuvo la opción de extirpar sus sentimientos, porque tú le correspondías. —  Medio gritó Minghao cuando no obtuvo respuesta de Mingyu, histérico. — Y, como si no fuera suficiente, todos esos idiotas lo torturan ignorándolo o haciendo comentarios mal intencionados.


Mingyu lucía perdido y no hacía nada por intentar liberarse. Minghao sintió como su garganta se cerraba y sus ojos escocían por las lagrimas, pero se negaba a llorar. No lo haría frente al mayor.


  — Y yo... yo también tengo problemas. Yo también estoy sufriendo, yo también tengo un amor no correspondido, pero he tenido que centrarme en ti, igual que todos. Joder, no soy un mal amigo. Tú lo eres, maldito egoísta. —  Terminó con un hilo de voz antes de alejarse.


No esperó respuesta. No la necesitaba. Estaba más que claro que su mejor amigo se había esfumado y no estaba dispuesto a dar una mierda por la persona que había dejado tras de sí. 



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En un principio quería que este capítulo fuera narrado desde el punto de vista de Mingyu. Había planeado que se tocaran dos temas muy importantes durante el transcurso de la escena e intenté durante un mes que quedara bien, pero me fue imposible. Me gustaría decir que el siguiente capítulo es el capítulo final, pero mentiría. No sé cuantos capítulos le quedan a esta cosa, así que lo siento.


Gracias a las personas que llegaron hasta aquí. 

Hanahaki (Meanie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora