VII

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Nada. Eso fue lo que Mingyu sintió cuando finalmente despertó de la operación. No había tristeza, ni felicidad, ni frustración o alivio. Lo que había dentro de él era una nada perfecta, un vacío abrumador que lo empujaba al borde de la desesperación sin que pudiera llegar a experimentarla en algún momento. Nada y un dolor punzante en el pecho provocado por la incisión de una cirugía de la que nadie parecía querer hablar, y que lo había obligado a permanecer con ventilación mecánica durante las semanas siguientes, mientras sus pulmones se fortalecían nuevamente. Lo que fuera que eso significara.


Y junto a la nada había llegado el olvido. Las prácticas y los conciertos se reproducían como una película dañada en su mente, al igual que las salidas grupales y las conversaciones que había mantenido con Minghao, su mejor amigo, porque lo era a pesar de que tampoco era capaz de recordar la razón por la que ellos eran tan cercanos. Podía recordar que sentía, o había sentido, un gran cariño por él, pero no era capaz de comprender porqué. Sin sus recuerdos era incapaz de comprender muchas cosas, y sabía que nadie iba a explicárselas.

Además de su familia, no recibió visita alguna durante las primeras semanas. Su madre repetía que los chicos estaban demasiado ocupados lidiando con la prensa y con su ausencia, que no debía de molestarlos. Pero Mingyu sabía que ella les había prohibido la entrada a la habitación. Lo había escuchado una noche, mientras entraba y salía de la inconsciencia debido al dolor. No se había molestado en confrontarla, no tenía deseos algunos de ver a sus amigos y su alivio cuando él no podía sentir absolutamente nada. Cuando no tenía ganas de fingir que aún había algo dentro de él. Tenía bastante sonriéndo a su padre y hermana cada vez que ellos entraban a la habitación para conversar sobre cosas que ya no le interesaban.


La respuesta a lo que realmente le había ocurrido llegó un par de meses después, cuando su doctor estaba a punto de firmar su alta. Hanahaki. Había sacrificado su carrera y había estado a punto de perder la vida por amor. ¿Qué había pasado por su mente para tomar una decisión así? Dios, él ni siquiera podía pensar en alguien que lo valiera, aunque eso podía deberse a que sus recuerdos de esa persona habían sido removidos de su cuerpo para siempre, al igual que sus sentimientos. Pensó que, de poder, se sentiría molesto consigo mismo. ¿Cómo había dado tanto por alguien que no sentía lo mismo por él? ¿Qué clase de persona era ella o él? No pudo parar de pensar en ello. Trató de imaginar una y otra vez los ojos de esa persona, su cabello, sus labios. Trató de recordar su voz o su olor, y no pudo hacerlo. Lo único que conseguía cada vez era imaginar al chico de los ojos tristes, mirándolo con ese rostro serio y saliendo de la habitación.


La imagen de Wonwoo no paró de repetirse en su mente, incluso cuando decidió dejar de tratar de recordar a la persona a la que había amado. Y cada vez que pensaba en él sentía como una pequeña opresión se instalaba en su pecho. Se sentía como se había sentido la tristeza alguna vez, sin llegar a serlo. Como tristeza diluida en apatía e indiferencia y que cobraba un poco de fuerza cada vez.


No le habló a nadie sobre la opresión en el pecho o sobre Wonwoo durante las terapias, que sabía no necesitaba, y durante las consultas médicas. Temía que si lo hacía ambos perderían importancia y se desvanecerían, y no quería perder la única cosa que le permitía sentir algo, por insignificante que fuera. La curiosidad, sin embargo, no hacía más que aumentar, así que cuando finalmente se les permitió a los chicos visitarlo aprovechó la oportunidad para obtener información sobre Wonwoo.


Justo como lo había esperado, los chicos se habían mostrado alegres y emocionados de verlo. Seungcheol había hecho bromas estúpidas todo el tiempo, Soonyoung había roto en llanto apenas había entrado a la habitación y Seungkwan lo había reñido por haberlos preocupado. Contrario a lo que había creído, se había divertido. Las bromas de Jun y los comentarios de Minghao lo habían hecho reír demasiado, y la actitud dispersa de Hansol había sido refrescante. Incluso Seokmin y Soonyoung se las habían arreglado para entretenerlo por un rato. Sin embargo, no podía decir que los había extrañado. Habría sido una mentira.


Después de un par de horas, finalmente tuvo la oportunidad de quedarse a solas con Minghao.


— Yo... quería preguntarte algo. — Dijo mientras se aseguraba de que los chicos continuaran en la cocina y ninguno de ellos hubiera regresado a buscarlo.


Minghao lo miró con sus grandes ojos y asintió, esperando a que continuara.


— Es sobre ese chico, Wonwoo. Quería saber lo que estaba haciendo en el hospital ese día. — Respondió.


Minghao lo miró con confusión durante unos segundos mientras intentaba organizar sus ideas. Sabía que Mingyu había olvidado a Wonwoo, pero también sabía que era inevitable que se enterara de su existencia. Eventualmente tendría que verlo en alguna presentación, o en algún programa. Pero no lo había hecho, y no quería ser él quien le diera la noticia. Minghao frunció levemente el ceño mientras respondía.


— ¿No... no te habló nadie sobre él?


Mingyu negó, confundido.


— ¿Tuvieron que haberlo hecho?


— Dios, Mingyu. Tuvieron que haberte hablado de esto hace meses. No sé si deba de decirte esto, pero supongo que no hará ninguna diferencia — Guardó silencio por unos segundos antes de continuar. — Él es miembro de Seventeen.


— Te refieres a que ¿Es mi reemplazo?


Minghao negó y lo miró con tristeza. Mingyu no era capaz de comprender nada, o era simplemente que no quería hacerlo.


— No. Él siempre ha estado en la banda, en la unidad Hip hop.


Las palabras lo golpearon con fuerza y las piezas cayeron lentamente en su lugar. Wonwoo había sido miembro de Seventeen desde el inicio, por lo que habían pasado juntos demasiado tiempo. Ellos habían compartido el escenario y las salas de práctica, y podía intuir que había sido un tema de conversación recurrente entre él y Minghao. Claro. Era por eso que los conciertos eran confusos y muchos de sus recuerdos se habían desvanecido. Porque era él. Wonwoo había sido el chico del que se había enamorado tan perdidamente que había terminado en el hospital a punto de morir.


Ambos se quedaron en silencio durante algunos minutos. Minghao intentaba convencerse de que había tomado la decisión correcta al contarle todo a Mingyu. Mingyu, por su parte, intentaba comprender qué hacía tan especial a ese chico, porque sabía que lo era. Incluso si en ese momento no podía verlo, sabía que tenía que existir una razón por la que había sacrificado tanto por él. Una razón por la que la opresión en su pecho seguía aumentando incluso cuando se suponía que no tendría que sentir nada en lo absoluto.


Hanahaki (Meanie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora