IV

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Wonwoo no había comprendido la razón por la que las personas estaban tan aterrorizadas acerca de los hospitales hasta ese momento. Había visitado algunos a lo largo de su vida, pero la sala de maternidad o el área pediátrica no estaban ni cerca de parecerse a la sala de urgencias o a terapia intensiva. Las primeras eran, por lo general, de paredes coloridas, con algunos diseños pintados en ellas y siempre llenas de personas alegres, o no demasiado tristes. La sala de urgencias, muy por el contrario, era de paredes blancas y repleta de personas al borde del llanto y de ataques de pánico. La sala de espera de terapia intensiva no era mucho mejor.

Habían pasado horas. No tenía ni la menor idea de cuantas. Además de Minghao y él, a ninguno de los chicos se les había permitido abandonar el edificio. Su manager había intentado interrogarlos respecto a lo que había ocurrido durante su camino hacia el hospital,  pero ninguno de los dos había sido capaz de comprender una sola de las preguntas. Minghao había estado en shock durante un par de horas antes de que su mente finalmente pudiera asimilar lo que había ocurrido, y  la mente de Wonwoo se había mantenido oscilando dolorosamente entre el desgarrador dolor en su pecho y los recuerdos de la sangre manchando el suelo. Sangre. Sangre y pétalos que brotaron de los labios de Mingyu. Un gemido roto logró escapar de sus labios y Wonwoo solo pudo llevar las manos a su cabello para tirar ligeramente de él.

Después de unos segundos, la voz de Minghao inundó la sala.

— Él no quería olvidarte.

Las palabras golpearon con fuerza a Wonwoo y su garganta se cerró. Hasta ese momento, no se había tomado el tiempo de observar a Minghao. Lucía roto. Devastado.

— Él no quería olvidarte— Repitió. —. Por eso aplazó la cirugía por todo el tiempo que pudo.

En su voz no había reproche, solo que lo había. Wonwoo sabía que aquellas palabras habían sido pronunciadas para lastimar, aún si no lo parecía.

Wonwoo sintió como su pecho ardía al tiempo que su estomago se revolvía. No fue capaz de decir una sola palabra antes de levantarse y correr hacia el baño. En cuanto estuvo ahí, se adentró en uno de los cubículos y permitió que el contenido de su estómago finalmente lo abandonara. Vomitó entre jadeos y sollozos hasta que algunas lagrimas escaparon de sus ojos y no quedó nada que expulsar, e incluso entonces las arcadas continuaron provocando un intenso dolor en su vientre.

De alguna manera logró volver a la sala de espera después de algunos minutos. La idea de enfrentar a Minghao le aterraba, pero quería -tenía- que estar presente en la sala cuando la familia de Mingyu finalmente se presentara. Necesitaba decirle lo mucho que lo amaba. Lo mucho que lamentaba haber dudado tanto durante tanto tiempo, aún si Mingyu no podía escucharlo. Era su última oportunidad. 

Durante la hora siguiente, Wonwoo y Minghao se mantuvieron en completo silencio mientras familiares, doctores y enfermeras desfilaban frente a ellos incansablemente. Por fortuna o por desgracia, no tenían necesidad de sentir ansiedad cada vez que observaban a un doctor acercarse. Sabían perfectamente que cualquier tipo de información les sería negada por no ser familiares de Mingyu. 

Los padres de Mingyu llegaron poco tiempo después, acompañados del señor Hyun*. La pareja no pareció notar la precencia de Wonwoo y de Minghao, o quizá habían optado por ignorarla. Ellos simplemente cruzaron la sala de espera hasta la ventanilla de información y discutieron con una de las enfermeras por unos momentos. Segundos después, la señora Kim se encontraba siguiendo a la mujer por uno de los pasillos mientras el señor Kim salía de la sala de manera apresurada.

En cuanto el padre de Mingyu desapareció por el pasillo, el señor Hyun se acercó a ellos de manera apresurada. Se veía abrumado y agotado, como si en las horas que habían transcurrido desde el momento en el que Mingyu había sido internado hasta ese momento la mitad de su vida hubiese sido drenada de su cuerpo. El hombre los miró con el ceño fruncido durante unos segundos antes de finalmente romper el silencio.

  — No pueden permanecer aquí más tiempo. Los padres de Mingyu están aquí ahora y no podemos arriesgarnos a que alguien los fotografíe. No podemos lidiar con un escándalo en este momento. 

Wonwoo y Minghao intercambiaron miradas y se mantuvieron en absoluto silencio antes de que Minghao se decidiera a hablar.

  — ¿Qué va a ocurrir con Mingyu? — Preguntó con la voz entrecortada y el ceño fruncido.

El señor Hyun los miró con algo parecido a la lastima y suspiró con frustración.

  — La única opción es la operación. Sus padres deben de estar firmando las formas ahora mismo.

Wonwoo abrió los ojos horrorizado.

  — Yo... ¿Podría verlo?— Preguntó con la voz temblorosa, intentando ocultar su desesperación.

El señor Hyun negó lentamente y murmuró una disculpa. Minghao frunció el ceño y se aclaró la garganta.

— ¿Podemos quedarnos un poco más?— Preguntó con un hilo de voz mientras miraba a Wonwoo de reojo.

El hombre frente a ellos pareció meditarlo por un segundo antes de negar. Antes de que el señor Hyun pudiera dar alguna explicación, fue rápidamente interrumpido por Minghao, quien lucía más roto y desesperado de lo que lo había hecho las últimas horas. 

  — Por favor. Se lo suplico — Murmuró el menor mientras su respiración se agitaba.—. Solo hasta que Mingyu entre a la sala de operaciones, le prometo que seremos cautelosos.

Hyun frunció el ceño y dejó escapar un gran suspiro. Miró a Wonwoo y a Minghao por algunos interminables segundos sin cambiar ni por un momento su expresión. Wonwoo sentía como la expectación crecía en su cuerpo a cada segundo. No tenía idea de porqué Minghao lo estaba ayudando, y tampoco planeaba cuestionarlo. Cualquier cosa que pudiese darle tiempo sería bienvenida.

  — Iré a hablar con el director del hospital, después de eso volveré por ustedes. 

Minghao asintió y se puso de pie para hacer una reverencia de agradecimiento y Wonwoo lo imitó poco después. En cuanto el señor Hyun hubo desaparecido por la puerta por la que había llegado. El silencio inundó la sala de espera por unos segundos hasta que Wonwoo finalmente se decidió a hablar.

  — Necesito decírselo. Necesito decirle que lo amo.— Murmuró con la voz entrecortada.

Minghao lo miró con el ceño fruncido y los labios curvados ligeramente hacia abajo. Algunas lagrimas se acumulaban imperceptiblemente en las comisuras de sus ojos. 

  — ¿Sí? ¿Y cual es tu plan?— Preguntó con sorna antes de bufar con fastidio. 

La garganta de Wonwoo se cerró y sus ojos se aguaron. No lo sabía. No tenía ni la menor idea de cómo podría llegar a Mingyu sin meter a otros o a sí mismo en problemas. La impotencia y la tristeza menguaron sus sentidos y su fuerza y, por un momento, consideró la idea de simplemente rendirse. De rendirse las cosas serían mucho más fáciles. Mingyu lo olvidaría y él olvidaría a Mingyu y nadie además de la empresa, los chicos y sus familias tendrían que saber alguna vez lo que había ocurrido. Ellos simplemente continuarían con sus vidas. Pero Wonwoo no deseaba rendirse.

Afortunadamente no tuvo que hacerlo.





*Honestamente desconozco el nombre del manager de los chicos. Tampoco quería cambiar el estilo que he estado utilizando al agregar un honorífico (-nim), es por ello que decidí sustituirlo por "señor"*

Hanahaki (Meanie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora