037

2.8K 461 289
                                    

Despierto con un fuerte mareo y me sostengo del nochero que reposa a mi lado. Presiono los ojos un poco intentando normalizar mi visión, que es desenfocada, y doy varias respiraciones levantándome del todo. Miro a mí alrededor frunciendo levemente el ceño notando que hay una pastilla acompañada con un vaso lleno de agua insinuándose para ser tomados por mi.
Junto a esto hay una carta la cual leo en completo silencio.

Abro grande mis ojos tomando un abrigo y abriendo de sopetón la puerta de mi habitación. El padre Kim me mira con compasión desde el otro lado.

- JongDae -Escupo rencoroso - ¿Que haces en mi casa?

El mantiene su expresión y suspira.

- Debemos hablar JiMin. -Niego repetidas veces cruzandome de Brazos.

- No tengo nada de que hablar. Y menos con usted; ahora, deme permiso que iré a buscar a mi madre.

Su gran y áspera mano toma mi muñeca antes de que yo pase por su lado. Me limito a mirar el agarre.

- Tu madre me dejó a cargo de ti. No seas inquieto, muchacho.

Bajo la mirada apretando mi mano en un puño.

- No mereces que si quiera mi madre te hable...

Vuelvo a escucharlo suspirar.

- Las cosas no sucedieron como crees, hijo. Yo era joven.

- No me llames hijo. No lo soy.

No me atrevo a verlo a los ojos.

- No seas infantil. He estado toda tu vida ahí, aunque no lo creas.

- Ya para con tu romanticismo barato. Si sólo quieres reparar las cosas con tus excusas rebuscadas, te pediré amablemente que te detengas -Tiro con fuerza de mi mano soltandome. Me le acerco hasta quedar frente de su rostro - No mereces el perdón de Dios.

- Silencio. -Sonrio en su cara y lo señaló con mi índice - No hagas eso.

- Que mala persona eres, Kim JongDae. Abandonaste a mi madre cuando apenas se enteró que esperaba un hijo tuyo -Hundo mi dedo en su pecho  Y lo miro con enojo - No mereces perdón de nadie.

- ¿Y tú si? -Su tono me hace retroceder. Siento mis facciones ablandarse - ¿Crees que no lo se, JiMin? -Cada vez me voy sintiendo más pequeño. Mi cabeza da vueltas y mi bilis se sube exageradamente rápido. Lo veo apretar la mandíbula y es cuando me tomo la molestia de detallarlo; se halla con un Jean no tan apretado, una camiseta en cuadros de botones y de mangas largas también lo acompañan. - Será mejor que bajemos para hablar mejor de esto. ¿Vale?

Asiento de mala gana.

En mi mente no cabe la idea de que el padre Kim sea el causante de que toda mi niñez haya sido incompleta, sin esa figura que te daba seguridad y amor. Ni aunque mi madre hubiera querido ayudar en eso, hubiera podido. Habían cosas que ella no pudo ni podrá hacer nunca.

El padre Kim se sentó en el comedor de cuatro puestos y yo me sitúe frente a él. Me hallaba inquieto e incómodo. No pasaba por alto el hecho de que todo este tiempo estuve confesando mis pecados a mi propio padre. Y eso era tan... perturbador.

Mis mejillas se sonrojaron con rudeza.

- Tu madre y yo nos conocimos en la iglesia. -Entrelazó sus manos y miró estas balbuseando un poco; se notaba muy nervioso - Yo me enamoré al instante, JiMin. Nos amabamos mucho... La atracción todas esas cosas de jóvenes hormonales.

Rodé los ojos.

- ¿Cuántos años tenía usted? Oh. Espere ¿Ósea que también me mintió con su edad? -Le sonreí con ironía. - Vaya mierda.

Sorry... I'm gay 【 YM 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora