Capítulo 2

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La primera vez que Joel vió a Erick tenía 7 años y estaba en el parque. Su familia se había mudado recientemente y no tenía amigos y posiblemente tampoco tendría uno pronto, siempre había sido muy tímido y reservado en cuanto a socializar pero eso no quería decir que le gustaba ser así, solo le era difícil hablar con lo demás y nadie nunca parecía interesarse por romper el hielo por él y acercársele, quedó tambaleándose en el columpio mientras esperaba que su hermano mayor regresase de comprar y coquetear con la vendedora.

-¿Quieres que te empuje para que así puedas elevarte más? Escuchó una vocecita a su costado, él levantó la vista a su dirección, encontrándose con los ojos esmeraldas más hermosos que había visto en su corta existencia.

-Está bien Respondió sonriendo y totalmente cautivado por él, parecía uno de los ángeles brillantes de una caricatura que había visto recientemente parado en frente, a contraluz. Él por fin había encontrado a su compañero de aventuras.

Luego de haber recorrido cada juego del parque de diversiones, terminaron sentados uno al lado del otro, con los pies colgando de las baldosas de goma de una de las banquetas, comiendo helados de chocolate y vainilla y debatiendo desde los mejores dibujos animados que habían visto hasta su amor compartido por los cochecitos. En un momento en el que Erick se atrevió a contarle chistes de... No puede recordar exactamente de qué era, un tomate diciéndole algo a otro tomate y soltar una risa fuerte y larga dejando caer la cabeza hacia atrás, algo revoloteó dentro del estómago de Joel en ese instante, aún sin entender mucho de la vida supo que siempre quería verlo reír y estar con él.

Entonces Se hicieron inseparables , lo de quererse surgió casi por instinto como si hubiese sido algo predestinado, natural, no conocía nada más diferente a él, a su mirada, a su tacto, a su voz,  a su olor, aún cuando se esforzaba era incapaz de recordar un momento importante en el que el menor no haya estado, crecieron juntos y fueron amigos desde el primer encuentro.

Erick significó todas sus primeras veces, la primera vez que quedó hipnotizado por una mirada, las sonrisas cómplices con lo que se comunicaban, los que solo ellos entendían, la primeras travesuras y regaños a los que afrontaron de la mano, su primer beso, su primera escena de celos, su primera reconciliación, su primer amor y el que él siempre imaginó que sería el definitivo. Eran buenos tiempos cuando se querían con una locura casi dolorosa.

Cuando se comprometieron en matrimonio solo era un paso formal a dar, ellos sabían que ya se pertenecían sin la necesidad de un papel valindándolo, hace 4 años cuando ambos cumplieron 18, luego de comenzar con las clases en la Universidad, Joel corrió a la joyería más cercana y compró dos anillos haciéndole la pregunta más importante de su vida; ¿quieres casarte conmigo? Erick jaló de un Joel arrodillado para rodear su cuello con sus brazos y besarlo.

Las cosas fueron bien hasta que
hace un año Erick Briayan Colón lo abandonó a puertas del altar.

Joel, fuiste mi primer amor y nadie podrá cambiar nunca eso, llevamos mucho tiempo juntos que puedo asegurar sin temor a equivocarme que nos conocemos a la perfección, espero que entiendas que ya no soy feliz contigo, no es tu culpa, ni mía, no hay culpables, a veces solo pasa, el amor evoluciona y no siempre el sentimiento se mantiene como al principio, jamás creí que pudiera volver a sentir algo parecido a lo que teníamos, sin embargo cuando besé los labios de Jessica entendí que posiblemente tú no eres mi destino, siento mucho decir esto por una carta pero no me creí capaz de lidiar con tus ojos mirándome con reproche, los últimos meses han estado lleno de altibajos, de gritos y discusiones que aumentaban cada día más, y un viaje para los dos solos a una playa tropical no solucionaría nada, no puedo decir que te he dejado de amar completamente, solo ya no lo hago con la misma intensidad, por favor perdóname, no me busques, trata de olvidar y sé feliz.

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