CAPÍTULO 19

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- PRIMERO ERES TÚ -

Por primera vez en mucho tiempo, podía decir con palabras sinceras: "Estoy a salvo."

Estoy a salvo. Por qué tenía a mi lado las piezas del puzzle que me hacían falta. Habían venido hacia mí, hacia mi llamada de socorro. Ya no necesitaba aislarme del mundo, tenía a personas que me apoyaban y me ayudaban día tras día a seguir hacía adelante. Abrir la puerta cuya llave estaba justo en la palma de mi mano.

Gracias a mi hermano, y mi padre, pude encontrar el coraje suficiente para poder abrir los ojos. Para poder darme cuenta que tenía que cambiar, por mi familia. Pero sobretodo por mi. Me lo debía a mí misma.

Y Camila, bueno, ella es la persona con la cuál dentro de unos años acabaré casándome y teniendo un precioso hijo. Fue el empujón que necesitaba para seguir caminando. Pero agarrada de su mano, ya que no quería recorrer el camino sin ella.

( En la actualidad... )

— Eso es hermoso. Susurra dulcemente el pequeño Thomas.

Sonrio sin poder apartar la mirada de su moreno rostro, enternecida por sus palabras. Inclino mi cabeza levemente hacia él para hacerle la siguiente pregunta.

— ¿Qué es lo que te parece hermoso? — Thomas conecta sus ojos con los míos, penetrándome con la mirada.

— Tus palabras. La forma tan bella en la que hablas sobre alguien.

El color de su iris es cada vez más verde, más vivo. Como si supiera lo que realmente oculto en mi interior. Un leve escalofrío traspasa por toda mi columna vertebral, erizandome la piel.

— Mi niño, lo único verdaderamente hermoso es el alma de las personas. — Él arruga su frente confuso por mi respuesta. — Un alma como la tuya, eso es hermoso.

— No entiendo mamá. — Sabía que diría eso.

— Tú estás vivo, mis palabras no. Ya que tan solo son pasajeras, arrastradas por el viento. Una simple anécdota al que contar a tus nietos.

Tras esto dicho, Thomas se quedó cayado, como si estuviera conforme con mis palabras. Aunque sabía perfectamente que no era así. Soy su madre después de todo. Pero no lo voy a presionar, tan solo le daré tiempo a que organice su mente y encuentre las palabras con las que poder expresarse.

Sin más, él retoma el trabajo de cortar zanahorias y yo con el de narrar la historia.

— Amaba a tu abuelo Mike. Aunque eso ya lo sabías.

( Volvemos a la historia. Veintiún años atrás. )

Amaba a tu abuelo Mike. Aunque eso ya lo sabías. Él lo era todo para mí.

Incluso no me importaba el hecho de que cada noche ahogara sus penas en alcohol. Ese pensamiento fue todo un error. Si seguía por ese camino acabaría matándose por si mismo, aunque una parte de él ya estuviera muerta.

Cogía una botella de whisky y se encerraba en su habitación. No salía durante toda la noche.

En cambio, Chris lo que hacía era correr. Todas la mañanas a las 6:30, se ponía sus tenis y solía a correr. Esa era la forma en la que él descargaba su rabia. Me imaginaba que cuando la brisa le acariciaba la cara, todos los malos recuerdos desaparecían.

Close your eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora