Capítulo 11.

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Kyung Soo no tenía ganas de ver a nadie tras haberse enterado de que su compañero de habitación tenía novio, pero sus amigos eran un tanto insistentes cuando sabían que algo estaba mal, en especial Baek Hyun. Faltar a clases sin avisar había sido una pésima decisión.

—Abre la puerta —pidió el castaño por décima vez—. Tal vez te sientas mejor después de contarnos qué sucede. Somos tus amigos y estamos aquí para ayudarte, Kyung Soo, no te quedes encerrado.

El pelinegro se dio por vencido y se levantó de la cama. Lu Han, Min Seok y Baek Hyun no habían creído ni una sola de sus excusas y no pensaban irse, entonces no tenía otra opción más que dejarlos pasar al interior de su dormitorio. Tal vez Baek Hyun tenía razón y le haría bien desahogarse, no perdía nada con hacer el intento.

Una vez que todos tuvieron un espacio dentro de aquella habitación, el pelinegro tomó aire antes de contarles todo lo que había pasado y cómo se había sentido al respecto. Más que triste, se veía resignado, así que no había lágrimas que secar.

—Oh, Kyung Soo... ¡Realmente te gusta tu compañero de habitación! —Dijo Min Seok.

—Supongo que sí —se encogió de hombros y soltó un suspiro, era la primera vez que aceptaba aquello con tanta facilidad—. No importa. Tae Min parece ser un buen chico, se nota que Jong In lo quiere mucho. Si es feliz, todo está bien.

—¿En serio vas a darte por vencido tan pronto? —Preguntó Baek Hyun sin poder creer lo que escuchaba.

—No es que esté dándome por vencido —intentó explicar—. Jong In tiene una relación y es feliz, puedo estar bien con eso. Incluso si Jong In me gusta, no puedo hacer nada para evitar que salga con Tae Min... Me duele un poco, sí, y no negaré que se me pueden ocurrir un millón de ideas para separarlos, pero no me atrevería a poner ni una sola en práctica. Sería demasiado cruel de mi parte —finalizó.

—Entonces... ¿Qué vas a hacer? —Deseó saber Lu Han.

—Nada —fue la simple respuesta de Kyung Soo—. Ya les dije que puedo estar bien mientras Jong In sea feliz —hizo una breve pausa—. Nadie sabe qué sucederá más adelante, nadie puede garantizar que Jong In y Tae Min estarán juntos para siempre, así que... ¿Quién sabe? Si algún día llego a tener una oportunidad con él, podría intentar algo. No haré nada mientras él esté en una relación que lo haga sonreír como lo vi hacerlo hace un rato.

—Vaya... Eres un chico maravilloso, Kyung Soo —comentó Baek Hyun honestamente—. Espero que no piensen mal de mí, pero si Channie estuviera en una relación con alguien más, me sentiría tan mal que no podría evitar desear hacer algo para que dejen de estar juntos. Es porque Channie en verdad me gusta mucho —se sonrojó levemente al decir esas palabras—. Claro que adoraría verlo sonreír todos los días, pero aun así... quisiera ser el que provoca esas sonrisas —admitió—. Tú mereces una oportunidad con Jong In, amigo, no cabe duda. Espero que puedas tenerla.

—Gracias, Baek Hyun —volteó a ver también a Min Seok y a Lu Han—. Gracias a todos, en serio. Me siento mucho mejor después de haber hablado con ustedes. Lamento haberlos preocupado por no asistir a clases.

—Al menos ya sabemos por qué fue —contestó Lu Han de manera comprensiva, colocando una mano encima del hombro de Kyung Soo como apoyo.

Se quedaron conversando durante un rato más hasta que llegó la hora en la cual todos tuvieron que regresar a sus respectivas habitaciones. Se despidieron de Kyung Soo y salieron de ahí, tomando un camino distinto, no sin antes prometer que se verían al día siguiente.

Lu Han llegó a su dormitorio varios minutos después y saludó a Se Hun a la vez que se descolgaba la mochila del hombro para dejarla encima de su silla. El día le había parecido largo tras hablar con Kyung Soo.

—¿Qué tal estuvo tu día, ciervo? —Preguntó el castaño con una sonrisa amistosa en sus labios—. Espero que haya pasado algo de lo más asombroso porque hoy llegaste un poco más tarde de lo normal y ni siquiera leíste los mensajes que te envié —señaló, haciéndose el ofendido.

El rubio dejó escapar una suave risa por el juego del más alto y se sentó en su propia cama antes de dar una respuesta.

—Perdón, Se Hun. Me quedé hablando con unos amigos después de clases y no le presté atención a mi celular.

—Descuida, yo sólo bromeaba —volteó a verlo—. Si hubiera pasado algo grave, entonces te habría llamado.

—Lo sé, pero aun así... —Suspiró—. No me gusta dejar mensajes sin respuesta.

—¿Todo bien?

—Todo bien —contestó—. Un amigo necesitaba desahogarse, eso es todo.

—Ya veo. Super Lu Han al rescate —rio un poco.

—No soy tan super si ahora estoy tan cansado —dijo mientras dejaba caer su espalda encima del colchón—. Ni siquiera tengo ganas de cambiarme, siento que me quedaré dormido en menos de un minuto.

—Puedes quedarte dormido en mi cama otra vez, si quieres —sonrió de lado.

—¡Se Hun! —Tuvo que resistir las ganas de lanzarle una almohada a la cara.

Las mejillas de Lu Han se pusieron rojas en tan sólo un instante. El rubio nunca podría olvidar qué había pasado cuando despertó prácticamente pegado al cuerpo de su compañero de habitación tras lo que había comenzado como ver una película animada, no era capaz de nombrar una situación más vergonzosa. A pesar de que Se Hun no había dicho la gran cosa al respecto, seguía molestando al más bajo con esa situación de vez en cuando porque parecía ser que él sí le daba mayor importancia.

El castaño se puso ropa más cómoda para dormir y se acostó en su cama. Apagó la lámpara que solía usar para leer en las noches y se acomodó bien bajo las sábanas. Creía que su compañero de habitación ya estaba dormido, pero se dio cuenta de que no era así en cuanto lo escuchó hablar.

—Se Hun... Quiero preguntarte algo —dijo con voz suave, pero asegurándose de usar un volumen apropiado para que el otro chico alcanzara a escucharlo.

—¿Sí? Dime.

Lu Han se movió un poco en la cama.

—¿Te gusta alguien?

—¿Eh? —No se esperaba semejante pregunta.

—¿Hay... alguna persona con la que te gustaría salir? Alguien a quien te gustaría sujetarle la mano, alguien con quien te gustaría tener un montón de citas, cosas así.

Se Hun se quedó callado durante más o menos dos minutos, pensando, hasta que por fin respondió.

—Sí, sí la hay.

Agradecía que la habitación estuviera a oscuras, pues de esa manera Lu Han no iba a ser capaz de notar que sus mejillas habían adoptado cierta tonalidad rojiza tras contestar aquella pregunta.

—Ya veo... —Aunque quería saber de quién se trataba, no dijo nada más.

—¿Por qué lo preguntas?

—Simple curiosidad, supongo —se había puesto algo serio de un momento a otro, cosa que no era común en él.

—Tonto.

—No más que tú —le devolvió el comentario.

—Ya, sólo descansemos, ¿quieres? Tengo mucho sueño —se le escapó un bostezo—. Buenas noches, ciervo.

—Buenas noches, Se Hun. Que descanses.

Continuará.

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¡Auxilio! ¡No puedo dormir!

Mi gatita ha estado enferma últimamente, pero esta tarde se puso mucho peor (hasta llegué a sentir que iba a perderla, fue horrible) y tuve que internarla en una clínica. Estoy preocupada. Mañana iré a verla, espero que ya se encuentre mejor y que no esté sufriendo ni nada.

Bueno, ya que no puedo cerrar los ojos ni con pegamento (?), les dejo esta actualización. Ojalá y sea de su agrado.

Eso es todo por ahora. ¡Hasta luego!

El compañero más insoportable [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora