Detente por un momento y considera la diferencia entre un ruido y silencio; entre palabras huecas y carentes de sentido, y espacios de introspección, de reflexión, en los cuales puedas entablar un real y verdadero contacto con el otro, o contigo mismo.
Ni bien se hace silencio en el almuerzo, en un ascensor o en una reunión de trabajo, sientes una incomodidad difícil de soportar, que te obliga a llenar el espacio como sea. No toleras el sonido del silencio, y por eso intentas taparlo antes de que pueda siquiera emerger.
Estando a solas será la radio, la televisión, un reproductor mp3 o cualquier otro electrónico sonido el que acuda a socorrerte.
La próxima vez que ocurra, date cuenta y otórgale al silencio la oportunidad de quedarse contigo compartiendo unos momentos. Aprovéchalo para reflexionar contigo mismo, para establecer una conexión diferente a la habitual con tu pareja, amigo o quien sea que esté contigo.
Acostúmbrate a tolerarlo y pronto te sentirás cómodo en su compañía. En el silencio encontrarás paz, sabiduría y muchas cosas positivas que, en la vorágine del ruido, jamás alcanzarías.
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Susurros para el alma.
SpiritualEl sentido de los miedos y qué hacer con ellos, la importancia de la actitud con la que enfrentas tus circunstancias mas que las circunstancias mismas, la comprensión de el arquitecto de la propia vida es uno y la aceptación de que las cosas son com...