Si las cosas no andan bien, no hace falta aparentar que todo marcha de maravillas. Tampoco hace falta que te angusties, te deprimas y te entregues dándote por vencido. Si algo que te han dicho o hecho no te gusta, no hace falta aparentar que no ha pasado nada. Tampoco hace falta discutir, enojarse y terminar peleando.
Lo que hace falta es que te saques la careta de la hipocresía y te laves la cara, dejándola lista para exhibir la sana y pura expresión de la sinceridad. Será bueno para ti y para todos los que te rodean. Ser honesto, frontal y directo ahorra horas de malestar y te lleva a aprovechar mejor tu tiempo y energía. Genera, además, una sensación de paz y bienestar que, con el modelo de falsa sonrisa instalada en el rostro, sería imposible alcanzar.
Lo que hace falta es que moderes tus reacciones, que digas lo que sientes y que hagas aquello que te dicte tu consciencia, siendo fiel a tus más altos ideales con respecto a ti mismo y a los demás. Muévete honesta y tranquilamente por la vida. En lugar de andar a los saltos por caminos rurales, te deslizarás suavemente por la autopista de tus sueños.
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Susurros para el alma.
EspiritualEl sentido de los miedos y qué hacer con ellos, la importancia de la actitud con la que enfrentas tus circunstancias mas que las circunstancias mismas, la comprensión de el arquitecto de la propia vida es uno y la aceptación de que las cosas son com...