"-Perdón por traicionarte, te hice creer que éramos amigos, pero yo fui egoísta. Siempre quise más que una amistad... Yo lo arruiné todo, lo siento.-"
-Donde una llamada de parte de un Felix ebrio a Changbin, cambia por completo su relación.
-¡Cariño! ¡Levántate, es tu primer día de escuela, debes llegar temprano!- La madre de Felix solía alzar bastante la voz, despertar al joven no era fácil.
-Voy, mamá.- Contestó Felix con una voz ronca, típica de recién levantado, y un gran bostezo.
Habían pasado dos días de haberse mudado a Corea desde Australia debido al traslado de su padre en el trabajo. Felix todavía necesitaba tiempo para acostumbrarse. Sería difícil adaptarse con su coreano básico, que le era útil para presentarse y... prácticamente sólo eso.
El rubio, después de alistarse, bajó a comer.
-Buenos días, mamá.- Saludó el joven a su madre con un beso en la mejilla.
-Buenos días, cariño. El desayuno está listo. Pasa al comedor.- Informó la señora.
Después de desayunar, sus padres lo llevaron a la escuela. Al llegar, Felix fue informado por su maestro, quien hablaba algo de inglés, que un estudiante, también Australiano, sería su guía hasta que se acostumbrara al nuevo ambiente. Felix asintió y se dirigió a su asiento.
La clase estaba en desorden, el rubio solo permaneció sentado, pensando en cosas irrelevantes, hasta que alguien se acercó y lo sacó de su trance.
-¡Hola! Tú debes ser Felix. Mi nombre es Chan, seré tu guía hasta que te adaptes.- Dijo, en inglés, un muchacho de cabello gris con una linda sonrisa, acompañado de dos chicos de cabello oscuro.-El es Hyunjin.- Mencionó el mayor, señalando a un joven bastante atractivo, físicamente. Sus labios eran hermosos, cualquiera querría besarlos.- Y el es Changbin. Ellos me ayudarán a enseñarte el idioma.-Cuando Felix volteó a verlo, todo el mundo desapareció, quedando solamente el perfecto ser en frente suyo. El rubio no creía en el amor a primera vista. Para él, ver a una persona era como ver la mitad de alguien, la otra mitad consistía de lo que no se puede ver, el alma. Felix sabía que la perfección delante suyo era sólo la una parte de él, por lo que no se dejó llevar por sus emociones. Decidió ignorar los múltiples y ensordecedores latidos de su corazón.-¿Felix? ¿Estás bien? Tu cara está hirviendo y estás rojo, será mejor llevarte a la enfermería, tal vez tienes fiebre.- El rubio estaba demasiado distraído como para tomar en cuenta la mano del chico tocando su frente.
-¿Qué? Ah, no. Estoy bien, gracias.- Respondió el joven con una sonrisa, sacando de sus pensamientos la maravillosa figura que se encontraba en frente.
-Si tú lo dices...- Habló, todavía no muy convencido. -Bueno, podemos pedirle permiso al profesor para darte un tour, si quieres.- Sugirió.
-¡Si! Será divertido.- Comentó el de labios perfectos- ¿Cierto, hyung?.- Añadió, golpeando suavemente con el codo a Changbin.
-Ah, Uh... Si, si.- Respondió el muchacho. Al parecer no se había dado cuenta de la mirada penetrante que le dirigía al rubio.
-¿Por qué no?- Dijo Felix, parándose de su puesto.
Efectivamente, el maestro concedió el permiso a los cuatro chicos y estos salieron corriendo como si de una carrera se tratase.
....
Varios meses habían pasado. Felix estaba feliz con su nueva vida, consiguió muchos amigos en sus diferentes clases y su coreano había mejorado notablemente. Todo iba bien, excepto por una cosa.
Felix estaba sintiendo cosas por Changbin. No sólo su aspecto físico era perfecto. Detrás de la imagen oscura que quería conservar, se encontraba la persona más amable y alegre de todo el mundo. El rubio no pudo evitar perderse en su belleza interior. El problema es que él ya estaba ocupado. Una hermosa chica, Kim Sunhee, era su dueña. Su nombre significaba bondad y felicidad y eso es lo que ella era. Felix quería odiarla pero era imposible. Hacían una linda pareja. Ambos eran ángeles caídos del cielo.
Eso dolía...
Algo no me cuadra, pero bueno. Por favor, las pocas personas que estén leyendo esto, comenten algo. Ni siquiera necesito que voten, sólo quiero saber que les gusta lo que estoy escribiendo.
Bueno, nuestro lindo líder apareció, siii.
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