Lo que pasó con Victoria y otros vivos

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Normalmente las bodas eran una ocasión con noticias y chismes dignas de mencionar entre las personas del pueblo, que si tal persona se cayó, el novio o la novia se equivocaron en los votos, la comida era mala, el pastel una rebanada muy corta o cualquier cosa que buscara entretener criticando a la familia de los recién casados en cuestión, pero si de algo estaba segura Victoria era que su boda sería la más emblemática de todas hasta el momento y tal vez para siempre, pues quién más podría contar que cuando se sometía a matrimonio una mujer cadáver vestida de novia había interrumpido la ceremonia para pelear con espadas con el hombre que al parecer la había asesinado, la respuesta era sencilla: nadie.
El alboroto aún se mantenía fuera de la iglesia con personas corriendo aterrorizadas por Emily y los demás muertos que habían ido por ella, mientras que Victoria Everglot se mantenía aún en su escondite en el fondo del templo, impactada por lo que acababa de suceder hace algunos minutos.
-¡Ahí está señores! ¡Vamos!- escuchó de pronto decir a la voz de un hombre y enseguida cuatro oficiales entraron a la iglesia dirigiéndose a Lord Barkis, le quitaron los cuchillos que lo sujetaban al piso y lo pararon.
-Barkis, en el nombre de la ley quedas arrestado por intento de asesinato y hurto de la familia Everglot- dijo un oficial mientras otros dos lo sujetaban firmemente de las manos.
Lord Barkis pareció perder el habla durante algunos segundos en los que abría los labios y los cerraba, indignado.
-¡¿Pero cómo pueden creerle a una mujer muerta sobre lo que dice?! ¡Yo no maté a esa tonta! ¡Les exijo que me suelten!- gritó Lord Barkis dando patadas en el aire.
-Le seré sincero señor, no estoy tan seguro de lo que pasó hace un momento, creo que la mente a veces nos juega juegos y no me consta quién o qué era esa mujer que interrumpió la boda, si era un fantasma mejor no volver a pensar en eso, pero de lo que sí estoy seguro es de que usted admitió querer matar a la hija de los Everglot así como robarles, lo cual es un delito que lo llevará a presión por un largo tiempo, mejor cállese y pida que no se considere tan grave para no llegar a la orca, ¡llévenselo!- explicó y ordenó el general.
-¡No! ¡Suéltenme!- comenzó a gritar Lord Barkis mientras los dos oficiales lo sacaban de la iglesia, dirigidos por el oficial al mando y siendo seguidos por el cuarto oficial que en momentos empujaba al hombre preso para que avanzara.
Victoria salió de su escondite al verlos salir y vio cómo Lord Barkis era subido a un carruaje perteneciente a la cárcel y partía acompañado de los cuatro policías.
No es que se alegrara de que el tipo fuese un asesino dispuesto a matarla provocando su encarcelamiento, pero debía admitir que se sentía ligeramente feliz, de acuerdo, muy feliz, después de todo su boda y compromiso se habían cancelado, sería libre al menos por un tiempo más.
Pronto salió de sus pensamientos al escuchar los gritos que provenían de algunos metros a su izquierda.
-¡Esto es una barbaridad! ¡Una ofensa! ¡Han deshonrado a mi hija y usted tiene que hacer algo para compensarlo! ¡Piense en lo que dirá la sociedad!- gritaba furioso su padre a un oficial de policía.
-¡Además la han maldecido! ¡UN ESPECTRO FUE QUIEN INTERRUMPIÓ SU BODA!- gritó alterada su madre.
Victoria negó con la cabeza al verlos discutir mientras el oficial inútilmente intentaba tranquilizarlos.
Victoria pensaba en si debía volver a casa o esperar a sus padres (corriendo el riesgo de recibir un sermón sin razón) cuando otros gritos frente a ella fueron escuchados haciéndola prestar su atención.
La madre de Víctor era sujetada y llevada a un carruaje de policías por tres hombres mientras pataleaba, seguida de otros dos hombres muy altos y fuertes que al parecer también iban arrestados.
-¡Esto es un error! ¡Un crimen! ¡¿Cómo se atreven a hacerle esto a una dama tan distinguida como yo?!- gritaba en el acto.
Llegaron hasta el carruaje y la bajaron a la entrada sujetándola aún.
-Una mujer distinguida no secuestra a su propio hijo y lo mantiene herido de la cabeza en una jaula, "señora"- respondió el oficial.
Ella abrió la boca indignada pero antes de que pudiera decir algo la empujaron dentro del carruaje al igual que a los otros dos hombres.
-Vámonos, a prisión- gritó un policía al cochero después de haberse subido él y el carruaje partió enseguida, dejando a su paso los gritos desesperados de la señora Van Dort.
Victoria lo siguió con la mirada, con los ojos abiertos por la sorpresa que le causó enterarse de lo que la señora Van Dort había hecho.
-La ambición es buena como motivación cuando te impulsa a lograr tus metas y sueños, siempre que con ello no aplastes los de los demás y se te salga de control, como a mi esposa- escuchó decir una voz detrás de ella.
Se volteó y vio ahí al señor Van Dort, ligeramente inclinado y con las manos por detrás de la espalda.
-Señor Van Dort- dijo Victoria.
-Buenas noches señorita Victoria- respondió el padre de Víctor caminando hasta ponerse a su lado.
-Bu-buenas noches señor, yo, lamento mucho lo que ha pasado con su esposa, en verdad- dijo Victoria un poco apenada con el hombre por haber visto la situación de su mujer.
-Gracias Victoria- dijo dando un suspiro- yo también lo lamento, enserio, por haber elegido estar al lado de una mujer como Nell, o por no haberle puesto un alto a su actitud desde hace mucho tiempo.
Victoria lo miró con la boca abierta, sorprendida, pues era consciente de que una revelación así sería mal vista por todo mundo en el pueblo y le sorprendía la facilidad con la que el señor Van Dort la había hecho.
Él volteó a mirarla, y luego sonrió lentamente.
-Puedo notar por tu expresión que tú estás igual de oprimida que yo por la sociedad, y que constantemente repites en tu mente con la voz de tu madre y tu padre "no digas esto" "cállate" "miente" "compórtate como te han enseñado" "sométete"- dijo el señor Van Dort y luego hizo una pausa en la que Victoria más sorprendida aún y avergonzada no supo qué contestar, porque todo lo que le había mencionado el señor Van Dort era verdad- permíteme darte un consejo querida- prosiguió hablando- de oprimido a oprimida, del hombre viejo que arruinó gran parte de su vida por dejarse manejar por la sociedad a una joven que también se ha dejado manejar pero que todavía puede salvar su vida- se aclaró la garganta- ya no permitas que nadie te controle ni que te diga qué hacer, sé que suena difícil y tal vez te parecerá incorrecto, pero, ya no permitas que tus padres controlen cómo debe de ser tu comportamiento y vida, comienza a escribir tu propio destino como tú lo quieres vivir, sé que tal vez te parezca una ofensa o atrevimiento por mi parte pero créeme que te lo digo por experiencia, sólo mira, mi esposa estará mucho tiempo presa por haber secuestrado a mi hijo, ¡a mi hijo!, por ser "correcto" me mantuve callado ante todo y mi pobre niño es quien pagó las consecuencias, volviéndose un hombre al que también la sociedad destruiría, así que, por favor piénsalo, e intenta comenzar un cambio entre esta gente cerrada, revélate y empieza a hacer lo que de verdad es correcto, a pesar de las críticas de todos... como yo lo veo en tu mirada y rostro quieres hacerlo, y si te hace falta una motivación para deshacerte del miedo y decidirte recuerda que hoy estuviste a punto de casarte con un loco asesino y ladrón, sin embargo la boda fue interrumpida y lograste salvarte, tienes una segunda oportunidad, que créeme, la vida no se la da a cualquiera, aprovéchala.
Victoria quedó callada unos segundos, meditando todas las palabras del señor Van Dort.
-Víctor fue de uno de los que ayudó a detener la boda, al pelear un momento con Lord Barkis, él y sobretodo, esa chica de piel azul, creo que era...
-Su prometida- la ayudó a terminar el señor Van Dort- sí, por suerte Víctor sacó un carácter y personalidad más propia de su abuelo, mi difunto suegro, y supo oponerse a la sociedad, es todo un ejemplo y un orgullo para mí- aseguró el señor Van Dort.
En ese momento una bruma se hizo en el aire y de ahí salieron varios muertos, vestidos con trajes de albañil.
-¡No tienen tiempo que perder, vamos, busquen por todo el pueblo a los humanos que tengan un diamante verde agua flotando en la cabeza! ¡Les avientan el gas que nos dio el anciano Gutknecht y en cuanto se duerman se retiran! ¡Tendrían cinco minutos antes de que despierten olvidando todo lo que pasó con los muertos que vinieron hace un momento!- indicó con voz sonora el que parecía ser el jefe de los albañiles.
-¡Sí señor!- gritaron todos los muertos y comenzaron a dispersarse.
-Apresúrense, hay que volver cuanto antes a la boda- dijo el jefe Peterson.
Sin pensarlo el padre de Víctor se acercó más a él, Victoria igual, aunque más por miedo que por ganas, manteniéndose al lado del señor Van Dort sin quererse quedar sola.
-¿Está usted hablando de la boda de mi hijo, buen señor?- preguntó el señor Van Dort.
El jefe Peterson se volvió a ellos, notando la figura que había mencionado antes como señal.
-Veo que ustedes fueron espectadores del espectáculo hace rato, me sorprende que no estén corriendo como locos como los demás miedosos paranoicos- bufó el jefe- ¿es usted el padre de Víctor señor?- preguntó notando la pregunta del hombre vivo.
-Sí, así es, entonces ¿ya se ha casado mi hijo?- preguntó con una sonrisa el señor Van Dort.
El jefe Peterson miró un poco al señor Van Dort y al verlo tan tranquilo e ilusionado por saber de Víctor pensó que sería de fiar hablar con él, después de todo el hombre no había podido asistir a la ceremonia de su propio hijo.
-Así es señor, hace algunos momentos, la fiesta recién ha comenzado... debo decirle, me parece, que para que su hijo pudiera ser esposo de Emily, la mujer vestida de novia que vino a causar un alboroto aquí... tuvo que beber veneno, para así pertenecer a nuestro mundo, el de los muertos, sin desaparecer regresando a éste por estar vivo- explicó el jefe Peterson.
Los ojos del señor Van Dort por un momento se oscurecieron tristes, pero después suspiró y su mirada serena volvió.
-Me parece natural al haberse casado con una muerta, está bien, ya algún día me reuniré con él e intentaré ser en ese nuevo mundo el padre que debí de ser aquí, al menos creo que al final no me guardará rencor por haber recapacitado y a verlo apoyado. Gracias por decírmelo señor, si puede dígale a mi hijo que lo felicito y que estoy muy orgulloso de él por haber conseguido la vida que desea.
-Así lo haré señor, es una promesa por mi honor- dijo el jefe Peterson- ahora, si me disculpa tengo trabajo que hacer, debo borrarle la memoria a los vivos que vieron a los cinco muertos que estuvieron aquí hoy, de lo contrario se volverán locos y se creará un desastre, son tan cobardes a la muerte.
-Si me permite pedírselo señor, porque me parece que estoy entre esas personas a las cuales debe desmemoriar, me gustaría pedirle que me deje conservar mi memoria, no le temo a la muerte ni a los muertos después de haber visto que entre ellos hay personas que apoyan a mi hijo como yo nunca hice, y me gustaría recordar dónde está mi Víctor y que tiene una vida plena y feliz, de lo contrario pensaré que simplemente desapareció, por favor, se lo ruego, no pienso decirle a nadie lo que pasó hoy, nunca lo mencionaré, pero permítame tener mi memoria de los muertos, de mi hijo.
La petición del señor Van Dort era muy fuerte, más hecha a un hombre amante de las reglas como el jefe Peterson, pero al notar ese tono tan suplicante por querer saber de Víctor lo hizo recordar sin querer a su hija de cinco años que dejó cuando él murió, aplastado por un derrumbe, escuchaba su voz diciéndole que no se fuera mientras lloraba y él estaba acostado en una cama de hospital sin poder hablar.
-Seré sincero con usted señor, soy un hombre recto y de reglas, odio romperlas y planeo seguir así, es lo correcto, sin embargo, por obedecer las reglas hace poco casi logro un dolor sin remedio en Emily y su propio hijo, por lo que he estado haciendo una excepción con ellos, para que puedan casarse como se debe, como ya han hecho ahora, cumpliendo las reglas, después de mucho trabajo, por lo que en un último pago por mi error y como un regalo de bodas a Víctor, además de que me gustó la preocupación y unión que parecía que tiene con él, voy a conceder su petición, confiaré en que nunca mencione nada y podrá conservar la memoria- explicó el jefe Peterson.
Los ojos del señor Van Dort se iluminaron.
-Muchas gracias señor, en verdad se lo agradezco, mi boca será una tumba, lo prometo, me llevaré el secreto a ese mundo de ustedes cuando vaya, gracias- dijo el padre de Víctor feliz estrechando la mano del jefe Peterson.
-Fue un placer, el signo que lo identifica como expectante desaparecerá esta misma noche, ahora me debo retirar- dijo el jefe Peterson, notando a lo lejos a los padres de Victoria alegando aún, con los signos en la cabeza.
-Pase usted- dijo el señor Van Dort.
El jefe Peterson alzó su sombrero y volvió a bajarlo, después se acercó a los padres de Victoria lentamente.
El señor Van Dort se volvió a la chica, y sonrió.
-Bueno, creo que todo saldrá bien para mí ahora, por lo que me retiro a disfrutar lo que me queda de vida hasta que pueda reunirme con mi hijo- anunció el señor Van Dort.
-Espero que todo le salga bien señor Van Dort, y le agradezco su consejo- dijo Victoria con una leve inclinación- también espero que no sea muy difícil estar sin su familia.
El señor Van Dort respondió la inclinación.
-Gracias, y no, no creo que me haga falta, tal vez mi hijo, pero sé que ahora es feliz sin cumplir los deseos de alguien por lo que estoy feliz con eso, como dije algún día volveré a verlo y esta vez seré el padre que se merece, por ahora sé que no le hago falta, y por parte de mi esposa te diré un gran secreto: nunca la amé, lo correcto era casarme con ella pero no la quería, no me alegro de su destino en prisioń, claro, pero sí me alegro de ser libre al fin, por lo que pienso irme a vivir a una montaña cerca del pueblo, en una cabaña pequeña donde pueda estar tranquilo, cerca del lago, donde pienso estar pescando, y además ahora podré pasar el tiempo con mis viejos amigos, aquellos pocos que están adelantados a esta sociedad, dos de ellos con esposas comprensivas y que lograron casarse por amor, otro viudo, pero que también amó mucho a Tomasa y disfruta de la vida hasta reunirse con ella, tendré la compañía de ellos y de la naturaleza, y al fin seré feliz- dijo con seguridad William Van Dort.
Victoria sonrió.
-Le deseo una gran vida- dijo ella.
-Gracias querida, y yo a ti, estoy seguro de que sabrás elegirla- dijo el señor Van Dort.
Se subió y bajó el sombrero, Victoria se inclinó, y el señor Van Dort comenzó a emprender el camino a su casa.
Victoria se quedó sola en la plaza, el jefe Peterson seguía caminado lentamente para no causar pánico hacia los padres de ella que estaban a un poco de distancia.
El silencio inundaba el lugar ahora y Victoria pensaba en lo que había pasado en su boda y en las palabras del padre de Víctor.
Entonces levantó la vista al escuchar un carruaje acercarse, se paró a dos metros frente a ella y de ahí salió una muchacha de pelo rubio y vestido azul cielo, era como de su edad.
La miró atenta unos segundos y luego corrió hacia ella.
-¡Victoria!- gritó ella.
Victoria se sorprendió un poco pero también supo reconocerla.
-Evelyn- dijo justo antes de que la chica la abrazara, lo cual ella hizo también.
Luego se separaron.
-Querida, estoy tan feliz de conocerte al fin- dijo la chica.
-Yo también, pero que sorpresa, no creí que fueras a venir hasta aquí- dijo Victoria.
Evelyn era una amiga de ella, de otra ciudad muy lejos a la suya, nunca se habían visto sino que se habían mantenido en contacto por carta cerca de ocho meses. Todo había sido gracias a  Victoria por haber mando una pintura suya a un concurso, pero por error había llegado a la casa de Evelyn , quien le mandó una carta contando lo sucedido y mandó por ella la pintura a la dirección correcta.
Ahí se enteraron de que ambas participaban en el mismo concurso y de que sentían una gran pasión por la pintura, comenzando a hablar de eso hasta volverse buenas amigas, para Victoria su mejor amiga siendo la única sincera que tenía, puesto que Evelyn era otra adelantada a su época y luchadora contra la sociedad, sólo ella la había escuchado y apoyado cuando se atrevió a decirle que no quería casarse (siendo la única persona que lo supo) y le había insistido de tener valor y cancelar la boda, aunque Victoria nunca supo hacerlo.
-Ah querida, debía evitar que hicieras una tontería con tu vida, por eso vine, aunque, creo que no llegué a tiempo- dijo la muchacha asustada viendo el vestido de novia de Victoria, quien sentía que podía ser sincera con su amiga y sintió confianza venir a ella.
-En realidad sí lo hiciste, para contarte que no me casé- dijo Victoria.
Evelyn abrió sus ojos en grande y luego la abrazó dejando salir una gran risa.
-Cariño en verdad me alegro por ti, más ahora por la noticia que vengo a darte- le dijo ella.
-¿Qué noticia?- preguntó Victoria curiosa.
Evelyn la soltó y la miró sonriendo.
-La que también es una razón por la que estoy aquí, verás Victoria, ya sabes que a veces suele haber confusiones entre nuestros correos y todo eso- comenzó- así que no te llegó la carta a ti sino a mí y pues vine a traértela para partir enseguida.
Victoria la miró confundida.
-Amiga... ¡ambas entramos al colegio de pintura y arte con el cuadro que hicimos juntas para el último concurso que hubo junto con la solicitud!- gritó Evelyn emocionada.
-¿Qué?- preguntó Victoria tapándose la boca y comenzando a forma una sonrisa- ¡Evelyn es maravilloso!- gritó abrazando a su amiga.
-Lo sé Victoria- respondió ella- pero debemos darnos prisa, el carruaje que nos llevará nos espera a unos cuantos pueblos más, no hay tiempo que perder, la escuela nos espera, corre- dijo Evelyn
-¿Ahora?- preguntó Victoria asombrada.
-Sí, las cartas llegaron desde hace tiempo pero quería decírtelo en persona porque vendría pero me fue difícil salir de mi casa, hubo peleas con mis padres y ya sabes, te lo cuento en el camino pero vamos.
-¿Pero qué hay de mi vestido? Es de novia y no he empacado.
-No te preocupes, yo te prestaré uno de los míos para que te cambies, te prestaré la ropa y luego iremos de compras cuando nos comiencen a pagar de la beca en la escuela, ¡lo tengo resuelto!- explicó Evelyn.
Victoria sonrió, era una gran oportunidad, la que había estado esperando, cumpliría su sueño de ser pintora y ahora podría estar con su amiga.
Volteó la cabeza y vio cómo el jefe Peterson le echaba humo amarillo a sus padres y al general, abandonando la plaza enseguida.
Le dolió un poco tener que dejarlos así, pero sabía que no la entenderían, al menos no ahora, esperaba que en algún momento dejaran de verla como objeto para hacer ganancia y la amaran como su hija, sin ningún interés de por medio.
Les enviaría una carta después, por supuesto volvería a visitarlos esperando que hubieran recapacitado, pero iría a la escuela de artes, tenía que hacerlo, sólo tenía una vida y tenía que luchar por ser feliz en ella, como Víctor, como Emily.
No la conocía en general, y a penas había conocido a Víctor, pero sin duda alguna ellos dos eran unos ejemplos para ella, una motivación para tomar sus propios caminos y riendas, sin importar la sociedad.
El rombo que marcaba que había visto los muertos aún brillaba sobre su tocado de novia, se veía como un adorno del accesorio, pero sabía que el jefe de los muertos sabría lo que era y podía regresar enseguida y borrarle la memoria, cosa que no quería que sucediera, tenía el corazón latiendo por lo que iba a hacer, estaba ansiosa y quería hacerlo cuanto antes para sentirse libre y dejar de sentir miedo de sus padres y de las personas de ese pueblo, pero para eso necesitaba recordar a Víctor y a Emily, dos personas valientes que supieron ser felices y luchar por lo que querían, también necesitaba recordar las palabras del señor Van Dort, necesitaba ser valiente ahora, y de alguna forma honrar a la novia que había arriesgado su propia boda por salvar la vida de ella.
Miró a Evelyn, su otra fuente de confianza, y sin pensar más la tomó de la mano y comenzó a correr hacia el carruaje.
-Vamos- dijo sonriendo.
Su amiga al instante entendió y le siguió el paso, ambas subieron al carruaje.
-Una aventura nos aguarda Victoria- dijo Evelyn emocionada mientras el carruaje partía.
-Así es Evelyn- respondió Victoria emocionada mientras veía por la ventana la triste vida que dejaba atrás- una aventura y una nueva vida, al fin llena de felicidad.


¡Hola!, espero que estén muy bien, aquí está el penúltimo capítulo de la historia, ¡al fin!
Creo que a algunos no les gusta el personaje de Victoria pero quería darle su final ya que aquí digamos que era otra víctima, y también quería mostrarles el final de otros personajes, y pues espero que les haya gustado.
El último capítulo ya viene en camino, espérenlo hoy mismo.

                                         Yahaira D. G.

El Cadáver de la Novia                                  Un Amor (Im)Posible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora