Algo a cambio de la felicidad

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Siendo Víctor un vivo fue el único que sintió dolor ante el golpe contra el suelo, y tardó unos segundos en enderezar el torso, por estar descansando de haber corrido.
Después se levantó lentamente, dando la espalda a los demás muertos que habían estado corriendo con él, se sacudió las rodillas y se acomodó la corbata.
-Jaja, bueno, fue un momento de tensión pero creo que llegamos a tiempo- dijo dándose la vuelta- ahora debemos apresurarnos a...- no pudo continuar hablando cuando se dio cuenta de que todos sus amigos (tanto los que habían ido con él al mundo de los vivos como los que no ya que el resto y otros muertos habían decidido esperarlos junto al portal) estaban mirando impactados al frente, igual que él, observando nada, porque el portal había desaparecido.
Por un momento no pudo reaccionar de ninguna manera, sólo se quedó viendo el lugar donde la luz flotaba antes, y salió de ese bloqueo únicamente cuando escuchó los pequeños sollozos que provenían de su lado.
Volteó la cabeza y vio ahí a Emily llorando en los brazos de Kenia, con Larry acariciando su espalda.
-No puede ser- susurró Víctor.
-Fue demasiado tarde- dijo en voz baja el anciano Gutknecht bajando la cabeza con tristeza.
Víctor estuvo unos segundos más en silencio, viendo al rededor, viéndose rodeado de muertos con expresión de tristeza y lástima.
-Todo fue mi culpa- decía Emily aún ocultando su rostro en Kenia y llorando- no debí de haberme ido así, por mi culpa tuvieron que ir por mí, y no regresamos a tiempo... en verdad lo siento.
Los sollozos de su novia fue lo último que necesitaba Víctor para reaccionar.
-Esperen esperen, las cosas aún no están acabadas, sí, el portal está cerrado ya, pero yo estoy aquí ¿no? Debe de ser suficiente para poder hacer algo, para poder contraer matrimonio- dijo Víctor en voz alta.
Emily entonces se despegó de Kenia y volteó a ver a Víctor, abriendo la boca en cuanto posó su mirada en él.
-¡Víctor!- gritó- tu pie.
Todos, incluido Víctor, voltearon a ver los pies de éste y se dieron cuenta de que el pie derecho estaba sin volumen, desapareciendo y perdiendo su visibilidad lentamente.
-El portal está cerrado, y tú estás desapareciendo, al parecer no pasará al momento, según veo será cuestión de algunos minutos a que todo tu cuerpo vaya perdiendo la visibilidad hasta que te vayas esfumando... de cualquier forma el mundo de los vivos te está reclamando ya, porque no te permite estar aquí al no haber una conexión entre tu mundo y el nuestro... en verdad lo siento querido, pero el que no te hayas ido todavía no cambia nada, los votos no serán válidos, tú estás vivo y no perteneces aquí, la naturaleza lo sabe, por eso te vas lentamente, mira, tu otro pie está perdiendo la visibilidad ahora- explicó el anciano Gutknecht.
Víctor volteó a ver su otro pie, era cierto.
Posó después su vista en Emily, y comenzó a caminar hacia ella mientras todos los demás muertos se iban haciendo a un lado dejándole camino.
En cuanto estuvo frente a ella le tomó cada una de sus manos con las suyas, y besó ambas.
-Oh Víctor- susurró Emily viéndolo con ojos llorosos- en verdad lo siento.
-Shh, no fue tu culpa Emily, hiciste lo correcto, salvaste a Victoria e hiciste justicia de tu propia muerte, incluso salvaste a muchas mujeres más de caer en la trampa de ese hombre como ustedes dos, realmente fuiste muy valiente, no te culpo por nada ni estoy enojado, aunque no podamos casarnos en este momento, más que nunca estoy convencido de que te amo- dijo Víctor, después la jaló hacia él y la abrazó.
Emily correspondió al abrazo y apoyó su cabeza en el hombro de Víctor, entendía lo que le había dicho, ella misma estaba feliz de no haber permitido que una tragedia le pasara a Victoria con Lord Barkis, y con eso haber salvado a más mujeres, pero aún así no podía evitar el dolor al pensar que ese era el último abrazo que le daba a Víctor.
Se apegó más a él y apretó su agarre, dándole un beso en la mejilla.
-Gracias por tu comprensión- susurró- pero aún así no puedo evitar que me duela dejarte ir, y tener que esperar hasta el momento que mueras para casarnos- "si es que aún me amas para ese momento" pensó.
Víctor abrió los ojos y se quedó quieto, analizando las palabras de Emily, luego sonrió y se separó de ella, sujetándole las manos aún.
-Tal vez no necesariamente- susurró.
-¿Qué?- preguntó Emily confundida.
-Emily, ¿y si nos casamos ahora?- preguntó Víctor con un asomo de sonrisa.
-¿Pero cómo Víctor? Ya oíste lo que dijo el anciano, los votos no...
-No importa que los votos no vayan a contar, hagámoslo como una promesa, aún estoy aquí y todo está listo, casémonos, déjame darte tu día tan esperado antes de que desaparezca por completo, y después, cuando me vaya, esperaré hasta el día que muera y por fin haremos los votos reales, mientras tanto la boda de hoy será una promesa de que nos amaremos todo este tiempo y de que nos esperaremos para llegar al altar cuando yo pertenezca a este mundo.
Emily lo miró durante unos segundos, luego su semblante se volvió de tristeza.
-Víctor, no puedo hacerte eso- dijo.
-¿Hacerme qué?- cuestionó Víctor.
-Eso, hacer que prometas no estar con nadie hasta que puedas casarte conmigo, no sería justo para ti, sigues vivo y en algún momento querrás una mujer y...
-Eres la única a quien amo y a la que siempre amaré- la interrumpió Víctor.
Emily lo miró, enternecida.
-Víctor, sabes que yo siento lo mismo por ti y te esperaría el tiempo que haga falta... pero no puedo pedirte esto a ti, tú estarás solo en el mundo de los vivos, no tienes amigos, y tu madre te dará la espalda por todo lo que ha pasado, por desgracia tal vez influenciando a tu padre ¡y recuerda que la última vez te secuestró! Tal vez incluso lo más prudente es que te vayas a vivir a otra ciudad, y ahí estarás solo... por lo que debes prometerme que si encuentras a alguien que te quiera en verdad debes aceptar su compañía, yo voy a estar bien porque... Víctor te amo, pero no eres mío- dijo Emily, al darse cuenta de que las cosas estuvieron mal desde el principio, porque siempre hubo un obstáculo en ese amor imposible entre la vida y la muerte.
-¿Porque no eres la única?- preguntó Víctor recordando la canción de piano de Emily- no Emily, yo no soy como el jardinero que quisiste hace tiempo, y no soy como en tu canción, no estoy dividido por dos mujeres, te amo sólo a ti, y no pienso casarme con nadie...
Emily lo interrumpió poniendo su mano en su boca.
-Víctor- dijo mirándolo a los ojos, triste, imaginando a Víctor enfermo y solo, anciano y débil, sin nadie que esté a su lado, mientras él sufre por su soledad- si no encuentras a alguien está bien, sé cómo funciona tu corazón, fue una de las cosas que me enamoró de ti, saber que sólo estarías dispuesto a casarte por amor, y lo entiendo... sólo no rechaces la oportunidad si crees que te hará bien, no quiero saberte solo en el mundo, si puedes hacerlo encuentra a una mujer que te quiera como te mereces, ten una familia, y si aún me amas cuando mueras, aquí estaré esperándote, y sino es así... entonces te dejaré libre, en paz sabiendo que encontraste a alguien que te hace feliz.
Víctor vio la intensidad de sus palabras, su preocupación por él.
-Emily...
-Prométemelo- interrumpió ella golpeadamente.
La casi invisibilidad de Víctor había llegado hasta sus rodillas, él estaba desapareciendo, y ella hacía las cosas más difíciles al dejarlo ir, a pesar de su propio dolor.
Víctor suspiró.
-Haré lo que me pides- dijo.
Emily empezaba a formar una sonrisa triste.
-Pero quiero algo a cambio- interrumpió la sonrisa Víctor- quiero que me concedas tu mano hoy y el honor de ser mi esposa, aunque la vida no lo apruebe por estar tú muerta y yo vivo, aunque los votos no sean válidos, en nuestros corazones sí lo será, Emily, hazme el honor de ser mi esposa, sólo así me iré en paz, haré lo que me pides, y resistiré el resto de mi vida sin ti... por favor- pidió Víctor.
Los ojos de Emily brillaron.
-Por favor- repitió Víctor en un susurro.
Emily lo miró aún y luego unió sus labios con los de él, dejando caer una lágrima.
El resto de los muertos los veían conmovidos, tristes, deseando hacer algo por ellos dos, la novia cadáver, y el novio vivo.
Emily rompió el beso y miró a Víctor.
-Acepto- dijo con pesar, pues le dolería estar en otra boda irreal, y que Víctor se sintiera atado a ella por ese evento, pero si era lo que él quería para estar bien es ese momento, que así fuera.
Víctor sonrió lentamente, apretó un poco sus manos y volteó a ver al resto de los muertos.
-¿Amigos?- dijo sonriendo.
Los demás muertos también sonreían tristemente, algunos incluso tenían una o dos lágrimas escapando de sus ojos o de sus agujeros.
-Estamos listos- dijo Jaime.
-Tendrán su boda queridos- dijo Rosita y caminó hacia Emily y la tomó de la mano, jalándola con ella- ven querida, sólo te daremos unos toquecitos, estarás lista a tiempo.
Todas las mujeres se pusieron al rededor de Emily, listas para arreglar su maquillaje arruinado por el llanto y peinar su pelo nuevamente, mientras las arañas bajaban y arreglaban el vestido y el velo.
-Vamos hijo, conoces las reglas, el novio espera a la novia- dijo el general Bob abriendo la puerta del carruaje que esperaba para llevar a Víctor, siendo conducido por Mayhew.
-¡Mayhew!- exclamó Víctor.
-Me han contado un poco de tu situación Víctor, ¡sube muchacho! Por primera vez quiero llevarte a un lugar al que no estás obligado a ir a la fuerza- dijo el cochero.
-Te lo agradezco Mayhew- dijo Víctor sinceramente.
Volteó a ver a sus demás amigos.
-Los veo en la ceremonia- dijo.
-Por supuesto que sí amigo- dijeron Tom y Larry.
Después Víctor subió al carruaje y cerró la puerta.
-Tendrás que decirme por dónde muchacho, acabo de llagar a este pueblo- dijo Mayhew.
-Claro que sí Mayhew- contestó Víctor con seguridad.

El Cadáver de la Novia                                  Un Amor (Im)Posible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora