Cap 33: Lo estás haciendo bien

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No había mejor cosa que sentirse amado por alguien

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No había mejor cosa que sentirse amado por alguien. Porque teníamos que confesar que por muy ariscos que seamos o por muy enfadados que estemos con alguien, siempre nos viene bien algo de cariño. De pequeños lo comprobamos con el amor de la familia. ¿Quién no ha llorado cuando papá o mamá te regañaba? Capaz que era una estupidez, pero sentías que habías decepcionado a tus padres. El problema está en el amor que experimentamos cuando crecemos. El primer amor adolescente, en el que crees que el otro va a ser tu media naranja y al cuál te da miedo confesarte por puras inseguridades. Pero no se escapa mucho al amor real.   Ese el cuál experimenté con un chico al que odiaba, o eso es lo que yo creía.

Si me hubieran dicho meses atrás de estar con él que lo amaba, me hubiera reído en la cara de esa persona. Pero ahí estaba yo, sentada a horcajadas de él intentando despertarlo.

-Max tengo hambre.-murmuré moviendolo delicadamente.

Este soltó un pequeño gruñido y yo sonreí.

Verlo despeinado, con su boca entreabierta y tan tranquilo hacía que  quisiera comérmelo a besos. Y eso hice. Empecé dando pequeños besos sobre sus párpados, seguí en su nariz, pasé a sus mejillas, a su boca y por último bajé por su mentón hasta llegar a su cuello.

-Si todos los días me vas a despertar así me haré el dormido.-dijo Max colocando sus manos en mi cintura.

-Buenos días bello durmiente.-susurré juntando nuestros labios.

-Buenos días.

Sentía que mi amor hacia él había crecido notablemente con la magnífica cita del día anterior.

-Tenemos la casa sola.-me comunicó él .

-Eso quiere decir que puedo enseñarte mis habilidades culinarias.

-Estaba pensando en otras cosas.

-Estoy de acuerdo contigo.-él sonrió acercándose a mis labios pero le frené.-Creo que suena más interesante preparar el desayuno.

Me levanté de su regazo y salí de la habitación escuchando su risa detrás de mí.

Fui a la cocina y saqué los ingredientes que necesitaba para hacer hotcakes. La verdad me sorprendía bastante lo cuidada que estaba la casa teniendo en cuenta que vivían chicos muy pasotas de todo.

El timbre sonó y dejé todo lo que estaba haciendo para ir hacia la puerta principal.

-¡Voy!

Al abrir deseé volver a cerrar pero me quedé quieta observando a las personas que tenía delante.

-Pero bueno Lara, que alegría volver a verte.-dijo con su voz de asesino en serie.

Era el hombre del bar junto a una chica más o menos de mi edad y tres hombres corpulentos detrás de él.

Un Amor ilegalmente Perfecto © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora