Primer día

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Si existiese algún aparato electrónico que mostrase nuestro nivel de energía el mío –probablemente– estuviera completo. Pase toda la tarde descansando y eso ha favorecido mucho en mi estado de ánimo y energía.

— ¿Sabías que las personas NORMALES dormimos a esta hora? –respondió Dervila molesta al teléfono, Dervila era una de esas chicas que se molestaban con facilidad, así que no era la primera vez que me contestaba molesta.

Mire el reloj que colgaba en mi pared: 2:15 AM. 

Extendí los pies buscando comodidad. Parecía un gato estirándose. Tenia ganas de comer pizza, o algunos tacos. Eso no estaría mal. Seguí molestándola. 

— ¿Entonces qué haces durmiendo?

—Allison, no molestes. —Gruño al teléfono—. Mañana es el primer día de clases, ¿puedes dejarme dormir? No quiero ir con ojeras mañana.

—Existe el maquillaje.

— ¿Cuál es tu problema? —suspiro exageradamente. 

—No tengo sueño.

— ¿Y yo que tengo que ver? 

—Anda, cuéntame una historia.

— Vete al demonio. 

—También te quiero.

—Ash. —colgó.

Me dispuse por fin a intentar dormir. Las  luces navideñas impedían mi sueño, por cierto, navidad no era. Las había colocado para darle un poco mas de vida a mi habitación tan a blanco y negro. Las luces estaban colocadas en forma de cuadro, y dentro había fotografías tanto viejas como tomadas hace poco. Aparte de las luces la habitación carecía de mucho color.

Me gire dándole la espalda. Pinche Dervila, algún día dejaría de ser tan gruñona. 

***

— ¡Allison, baja!  

Termine de arreglar mi horrendo uniforme. Una falda a cuadros azul, una camisa blanca y una corbata con la misma textura de la falda. Al menos, todo iba justo a mi cuerpo y era una de las pocas personas que realmente parecían lucir bien con uniforme. Pase por milésima vez la mano por mi pelo castaño cobrizo intentando verme lo mejor posible, luego aplique un poco de polvo a mi piel morena clara, hoy era el ultimo día de instituto. Enhorabuena. 

—Tocino y huevos. —Anuncio mamá poniendo el plato frente a mí.

—Buenos Días. —dijo papá mientras leía el periódico. Edward irrumpió corriendo, llevaba le uniforme algo desarreglado, aun no se había arreglado bien la corbata, era la primera vez  que estaría en el instituto. —No se como es que se pone esta cosa.  — Se quejo sentándose a mi lado.

—Tocinos...—Mama puso su plato en la mesa.

—Es tarde, si no vienen por ustedes llegaran tarde a su primer día. —repetía papá mientras se terminaba su café y dejaba a un lado el periódico de hoy. Alguien toco el claxon frente a nuestra casa.

—Es Dervila, ¡Vamos, Edw!

  — Pero no he terminado.  — dijo con la boca llena. Me puse la mochila y sali de casa, a penas había probado un bocado del desayuno. Edward vino detrás de mi aun luchando con su corbata. 

— ¡ALLISON! —Chillo Dervila al verme—. Amor mío, al fin nuestro último año.

—No luces molesta.   — le sonreí y ella me miro mal.

—Mejor cállate.   

Me deje caer en el copiloto para luego darle un gran abrazo. Había conocido a Dervila por medio de nuestro amigo Oliver, el cual también iba con nosotras al  instituto. 

Enamorados de Athan McLoughlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora