<< ¿Qué paso?>>
Me duelen los pies, el estomago, la cabeza, los ojos, todo.
—Ese maldito, debí haberlo matado.
<< ¿Athan? ¿Qué hace el aquí? ¡¿Por qué no puedo abrir los ojos?!>>
—Athan, ¿no te conformas con dejarlo casi muerto?
—No, no me conformo. Mi chica esta aquí, inconsciente por su culpa.
Mi garganta está seca, quiero agua.
—Agua… —logro articular.
— ¿Quién dijo eso?
¿Mamá? ¿Mamá también está aquí?
—Quiero agua…
Mis ojos se abren despacio, Mamá, Papá, Edward, Dervila, Oliver, una enfermera y Athan. Todos rodean mi camilla. Mamá lloriquea sin control.
— ¡Cariño! Casi me da un infarto cuando Athan me llamo. Aun no puedo creerlo.
—Mamá… quiero agua.
—Toma un poco. —la enfermera me acerca un vaso.
—Gracias.
— ¿Cómo te sientes? —pregunta Dervila.
—Un poco adolorida… ¿Qué tengo en el estomago?
—Te dieron puntos. —respondió Oliver acariciando mi pelo.
— ¿Por qué traen la misma ropa? ¿Cuánto tiempo tengo aquí?
—Fue anoche, nos quedamos aquí contigo. Hace un par de minutos Andrew y Kat se regresaron a casa.
—Oh. ¿Y donde esta…?
— ¿Joshua? En otra habitación aquí en el hospital, luego será transferido a la cárcel.
—Sera mejor que descanses…
— ¿Qué es eso? —dije señalando el brazo de Athan el cual estaba vendado.
—Digamos que en medio de la pelea Joshua me hizo un rasguño.
— ¡Athan! ¿Estás bien?
—No fue nada, pronto sanara.
—Si me encontrara con ese tal Joshua le rompería todo a golpes. —dijo Edward cruzándose de brazos.
—Ya, SuperMan. —se burlo Oliver.
—Ah, cierto. Aun no los he presentado. —dije, intentando sentarme para luego volver a acostarme. —Athan ella es Lee mi mamá, el es Edward mi hermano menor y el es Leonardo mi papá.
—Ya tuvimos tiempo de preséntanos. —sonrió mamá.
—También tuvimos tiempo de hablar sobre Body.
— ¡Papá! —chille. Body era el bate de beisbol.
—No te preocupes, le prometí a tu papá que no te pondría un dedo encima hasta los 40.
***
Estuve en reposo por dos semanas, Dervila me traía las clases todas las tardes y Edward (con ayuda de Athan) atendían la tienda después de la escuela.
Cuando por fin pude regresar a la escuela todo fue muy incomodo. Odiaba ser el centro de atención.
—Ya pasara. —susurro Athan mientras besaba mi cabeza. Lamentablemente según el doctor me quedaría una cicatriz en el estomago, pero era lo que menos me importaba.
En clases, en los pasillos e incluso en los baños no dejaban de susurrar cosas mientras iba pasando.
Estaba cansada de tantos murmullos.
Al pasar de las semanas todos se fueron olvidando de lo sucedido, gracias a Dios. Y eso era bueno. Athan siempre se quedaba conmigo por unos minutos en la tienda antes de irse al Gimnasio. No la pasábamos hablando, riendo o simplemente besándonos.