El día transcurrió bastante aburrido después de lo ocurrido en el gimnasio, Oliver me había llevado a casa en su auto. No había aceptado quedarse a cenar o ver una película. Con la excusa de que iría ''por casualidad'' a la casa de Dervila.
Cenamos entre una ligera discusión entre mis padres y Edward. Edw quería acampar en el patio este fin de semana con Jack Morrison su mejor amigo y algunos colegas más. Pero mis padres se negaban rotundamente.
— ¿Estas demente? ¡Está haciendo un frio que congela los huesos de cualquiera! Ni loca te dejo dormir a la intemperie. —decía mamá una y otra vez.
—Haremos una fogata, tendremos mantas y tomaremos chocolate caliente. ¡Mamá, por favor!
—Ya has escuchado a tú madre, además, dudo que los padres de esos chicos los dejen.
—Ellos hablaran con sus padres, sus padres si los dejaran si es aquí que la hacemos.
— ¿Qué tiene de malo? —intervine—. Después de todo, papá tú no tienes trabajo este sábado ni el domingo. Puedes acompañarlos y que sea una noche de chicos viendo películas de zombis y eso.
Edward me mando una mirada de agradecimiento desde su asiento, papá pareció pensarlo pero mamá siguió insistiendo.
—El clima no está para acampar. Hace mucho frio. Y ya he dicho que no.
—No estaría tan mal después de todo.
— ¡Leonardo! —chillo mamá indignada—. ¡Tú estabas de mi lado!
Me miro a mí buscando apoyo, observe mi comida sin terminar para luego tomar un sorbo de agua intentando ignorar la mirada dolida que mandaba mamá desde el otro extremo de la mesa.
—Cariño, tengo mucho tiempo que no paso tiempo con Edward. Ya tiene 12 años.
—14. —lo corregimos los tres.
— ¡10 años ya! ¿Cómo es que crecen tan rápido? Luego se enamora y nos deja. Ni hablar, tengo que pasar tiempo con mi único hijo.
— ¿Y yo qué? —pregunte —. Yo si me voy pronto, tengo 17.
— ¿A dónde vas tú? —pregunto mamá mandándome una mirada fría.
—A comer mis vegétales, mami. —respondí mordiendo un pedazo de brócoli.
—Bien, este sábado en la noche es el campamento Tisdale.
— ¡Sí! —Exclamo victorioso Edward. Mamá suspiro rendida. Me levante de la mesa para marcharme antes de que intentara hacerme terminar el brócoli.
***
—Polín, Polín, Polín. —llame al perro de mi vecino. Estaba frente a mi casa lista para el segundo día de escuela.
— ¿Cómo lo llamaste? —Chillo Apolinar su dueño.
—Florín, florín, florín. —dije riendo. Me marche silbando, tome el autobús hasta la escuela y me encontré con Oliver en la entrada.
—Buenos días. —salude, cortes.
— ¿Qué tienen de buenos?
—Te ves como la mierda.
—Ni me lo recuerdes, mi hermanito menor paso la noche enfermo y no dejo dormir a nadie.
—Oh, lo siento...
—Prometo dormirme en la primera hora de clases.
— ¿Qué te toca?
—Francés. —dijo entre lagrimas.
—Según tengo entendido aun están buscando a un profesor que nos de esa clase, el que estaba renuncio ayer. —Esto hizo llorar más a Oliver.
—Ese es el problema, seguro nos da la directora esa clase.
—Ve a enfermería, di que estás enfermo y sáltate la primera hora de clases. Te quedas en enfermería ''descansando'' y ya está.
— ¡Usaste tu cerebro! —vociferó llamando la atención de algunos. — ¡Damas y caballeros, Allison después de todo tiene un cerebro!
—Me gustaría golpearte pero no quiero hacerte más mierda de lo que ya estas.
Después de saltarse dos materias Oliver regreso de enfermería con más animo. Tomamos nuestro pequeño recreo para luego regresar a clases. Dos materias después estábamos almorzando.
—Esta comida es un asco. —decía Oliver observando su plato.
—Yo solo he tomado un jugo sin azúcar y unos sándwiches. —observo Dervila tomando de su jugo de naranja.
—Bien, yo he traído mi almuerzo. Son emparedados de Jamón y queso con un refresco y dos manzanas, un par de uvas y por ultimo una botella de agua.
—Casi nada.
Cuando terminamos del almuerzo, nos levantamos para marcharnos. Pero justo en ese momento Joshua y su fieles amigas; las gemelas Smith. Sonia y Sofía. Pasaban por ahí. Y mágicamente el licuado de cereza de Joshua termino sobre mí.
—Ups, fue un accidente. —dijo ocultando una sonrisa. Las gemelas rieron divertidas por la escena.
El jugo cayó en gran parte en mi cara y otra parte en mi camisa. La sangre empezó a hervirse por dentro de mis venas.
Voy a matarlo
Voy a...
— ¿Cuál es tú problema? —escuche a alguien decir. Todos observamos al irlandés frente a nosotros.
— ¿Disculpa? —las mejillas de Joshua se tiñeron de rojo.
—Le has lanzado el jugo apropósito. ¿Cuál es tú problema? Ella no te ha hecho nada. —Joshua miro a Athan luego a mí y por ultimo mi camisa como si no entendiera nada.
—Se interpuso en mi camino. —respondió.
—Ella no lo ha hecho, será mejor que no sigas molestándola.
— ¿A quién? ¿A la fácil? —todos lanzaron sonidos de; Ohh. Inmaduros.
—Deja de llamarla así. —dijo Athan perdiendo la paciencia, tomo a Joshua del brazo con fuerza.
—Yo...yo...yo... —Joshua no paraba de transpirar. ¿Tenía un tic nervioso? No dejaba de pestañarle un ojo.
— ¿Qué está sucediendo aquí? —Llego el maestro de educación física al rescate.
—Nada. —dijo Athan soltando al rubio con brusquedad.
—Si no está pasando nada, les recomiendo que vayan desalojando el comedor. Las clases empiezan en unos minutos.
Athan me miro por un segundo para luego marcharse. Dervila tiro de mi camisa para llamar mi atención.
— ¿Qué fue eso?
—Ni siquiera yo lo sé.