La tía Samanta vivía en una ciudad de República Dominicana, en San Felipe de Puerto Plata. Todo era muy hermoso, ¡tenían un teleférico!
Durante la primera semana estuvimos visitando los lugares turísticos de la ciudad. En estos momentos, nos encontrábamos en la playa descansando.
—Allison, ¿vas a bañarte? —pregunto mamá mientras embarraba de protector solar a Edward.
—Sí. —dije quitándome la ropa para quedar en traje de baño.
—Esta fría. —murmure para mí misma mientras entraba al agua—. 1…2… ¡Ya!
Me lance al agua y nade por unos segundos, luego saque mi cabeza del agua y me quede parada con el agua hasta los hombros.
— ¡Allison! ¿No estás muy adentro? —grito papá desde la horilla.
— ¡Estoy bien! —observe como Edward se subía a un árbol de uvas de playa.
Me subí a los corales, estaba descalza y tenía que tener cuidado por si pisaba un erizo. Escuche un grito y me gire, Edward se había caído del árbol de uvas de playa, resbale y mi pierna se metió por un hoyo del arrecife. Abrí los ojos como platos, mi pierna empezaba a sangrar. Intente sacar la pierna pero fue inútil, forceje hasta que perdí la consciencia.
Cuando recupere el conocimiento estaba acostada en una camilla, estaba en una clínica, mire mi pie y estaba vendado. Una chica vestida de enfermera entro.
—Hola. —le digo mirando mi pierna malherida.
—Buenas tardes, tus padres te esperan afuera. ¿Quieres que los haga pasar? —respondió en Ingles.
—No, aun no, quiero unos minutos de tranquilidad antes de recibir un buen regaño.
La enfermera salió, mi teléfono estaba en una mesita al lado de mi camilla, justo en ese momento la canción Halo de Beyonce empezó a sonar. Una foto de Athan dormido en clase salió en la pantalla.
Lo tome.
—Hola…
— ¿Hola? ¡Maldita sea! ¿Hola? ¿Es lo único que tienes que decir? estoy en el otro lado del mundo y vienes tu y juegas a la sirenita y casi mueres, ¿Estás loca? vienes y te subes a ese estúpido coral, ¿quién te crees Allison la sirenita? ¡¿Estas loca?! ¡Si tus padres no hubieran estado allí hubieras muerto ahogada!
—Deja de gritarme, me duele la cabeza…
— ¡A Allison la sirenita le duele la cabeza!
— ¡Deja de gritarme! ¡No fue mi culpa! Estaba…
— ¿Intentado encontrar a Sebastián? —pregunto con una risa ronca.
— ¡Ya basta!
— ¡Basta nada, no quiero que vuelvas a poner tu vida en peligro!
— ¡¿Ponerla en peligro?! ¡Déjame tranquila, tú no eres mi dueño para decirme que hacer o no!
— ¡Allison me estas hartando la paciencia! ¡Deja de actuar como una cría!
Reí de mala gana. — ¡Quien lo dice! El chico con 17 años que usa bóxers de Bod Esponja y duerme con un peluche de dragón.
— ¡Déjame tranquilo por eso! ¿¡Tú también vas a empezar!?
— ¡Tu si puedes reclamarme, verdad! ¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda, Athan!
—Lastima, no puedo viajar hasta donde ti.
Mi mandíbula casi atraviesa el piso.
— ¿Allison?
—Piérdete, estúpido. –dije y colgué. ¡Me dijo mierda!
— ¿Estas llorando? —pregunto mamá cuando entro a la habitación.
—Quiero irme a casa.