Gire varias veces en la cama, escuche un ruido. ¿Ahora qué? Me levante con cuidado y me encontré a Athan intentando entrar a mi cuarto. Parecía un ladro.
— ¿Qué haces aquí? Son las 3 Am
—Tengo un grandísimo problema, no puedo dormir.
— ¿Por qué no?
—Boship está desaparecido.
— ¡No puedo creer que vengas a saltar con eso a estas horas! Athan, estoy ocupada. Durmiendo.
—Cariño, por favor. Ayúdame a encontrarlo.
— ¿Y como se supone que iré a tu casa?
—Te ayudare a colarte por la habitación.
—Nunca, ni en un millón de años pasaría por ese puente ridículo que has hecho. Yo quiero mi vida, ¿sabes?
—Aly…
— ¡No me mires así! ¿Sabes qué? Está bien, vamos.
Escuche lo más atenta que pude las instrucciones que me dio Athan, luego, el se quedo en su cuarto esperando por mí. Salí de mi cuarto rezando el padrenuestro.
<<No quiero morir, no quiero morir. >>
—Ohhh, santo Dios. —dije resbalando y cayendo sentada en la tabla.
— ¿Estás bien?
—Cállate, que por tu culpa casi muero.
Cuando estuve frente a la ventana de Athan este me ayudo a entrar. No puedo creer que Athan camine por ahí simplemente para estar conmigo.
—Hay algo que no entiendo. —dije mientras lo ayudaba a buscar.
— ¿Qué es?
—Cuando dormías en mi cuarto todo estaba bien…
—En realidad…
—No me digas que llevabas ese peluche a hurtadillas…
—Yo…
— ¡Athan! ¿También lo llevaras a nuestra noche de bodas?
—Esa noche no dormiremos, linda.
— ¡Tonto! No me refiero a eso…
—No es nada, con que yo sepa que él está ahí está bien. Puede quedarse en una silla, en una Cómoda, lo importante es que este.
—Eres un inmaduro.
—Buship estuvo conmigo en los malos y los buenos momentos, desde mi niñez hasta mi adolescencia.
—Tú y ese peluche me recuerdan a una película.
— ¿El oso Ted?
—Sí, creo que es esa. Athan, ese dragón no está aquí.
— ¡Tiene que aparecer!
— ¿Le preguntaste a tu mamá?
—Sí, pero dice que no sabe.
— ¿Y si lo oculto simplemente para comprobarte que puedes vivir sin ese peluche?
—Mamá no me haría eso, ella sabe lo importante que es Boship para mí.
—In-ma-du-ro.
—No podre dormir.
— ¿Dónde estaba la última vez que lo viste?
—Estábamos en tu cuarto… ¡Tu cuarto! ¿Cómo no se me ocurrió?
—Bien, vamos a mi cuarto.
Primero pase yo a mi cuarto por la tabla, luego Athan. Serramos la ventana y encendimos la luz.
—No lo veo.
—Recuerdo haberlo escondido para que tú no supieras que estaba aquí.
— ¿Son muy caros los psicólogos? Me gustaría que tuvieras una cita con uno.
—Recuerdo que lo puse… ¡Encima de tu closet!
—Estás loco, sin duda alguna.
Athan busco una silla y se subió, abrió una de las gavetas del closet y de allí saco el peluche morado.
—Boship. —dijo abrazándolo.
— ¿Mañana? Podemos faltar a la escuela e ir a uno.
— ¿Por qué todos me piden que me deshaga del? ¿Sabes lo que haré? Le daré este peluche a mi hijo. Eso hare.
—Tú no tienes hijo, espero que no hables de la rata…
—Lagartija y se llama Pez no rata. Y hablo de un hijo cuando tenga uno.
—Como digas, quiero regresar a dormir. ¿Serias tan amable de irte o quedarte? Me da igual.
—Nos quedamos.