Cuando por fin llegue a casa no tuve chance ni de respirar; Me di una ducha, me puse mi uniforme de trabajo —el cual consistía en una camiseta rosa pálido con un pequeño letrero a un lado con el nombre de la tienda y unos Jeans. —para luego comer algo y marcharme al trabajo. Tenía que tomar un bus que me dejaba frente a la tienda de regalos de mis padres.
Abro el local y me dispongo a dar un rápido arreglo al lugar. Cuando todo está en orden me pongo en mi lugar detrás de la caja registradora. Tomo el libro que me he traído para leer mientras tengo tiempo: ''Las ventajas de ser un marginado''.
Luego de unos minutos levante la mirada del libro, en el gran ventanal de cristal está parado el chico de ojos grises y pelo negro que había visto hoy en el instituto.
<<Mátenme. >>
¿No pudo escoger otro día para venir por aquí? Un día donde me haya pasado un cepillo por mi cabello antes de venir a trabajar, por ejemplo. Miro el letrero encima de la puerta y luego entro a la tienda y la tonta campanilla sonó anunciando su llegada.
— ¿Puedo? —dijo señalando la zona de los comics. Asiento con demencia.
—¿Lees manga?
El me mira y asiente.
—¿Tu lees mangas?
—Mi hermano los lee, yo prefiero ver el anime, aunque si el anime me gusta mucho y consigo el manga lo leo.
—Entiendo, yo lo leo el manga y luego veo el anime.
—¿Cual es tu favorito?
—Naruto.
— Ahí es cuando lo dañas. — suspire exageradamente mientras negaba con la cabeza. El me sonrió de lado.
—Naruto es el mejor.
—Ni lo sueñes, One Piece le gana a Naruto por mucho.
—Estoy leyendo el manga de One Piece pero creo que tendré que empezar ya a ver el anime, siento que el manga nunca se acabara.
Me reí. —Tienes razón, yo solo leí los primeros capitulo del manga, pero el anime es lo mejor.
—¿Quien es tu favorito?
—Shirohige.
—¿Barba Blanca? Nah, yo me quedo con ojos de arcón. Ya los tengo todos. —opinó dejando a un lado las historietas, no habían muchas, y todo por culpa de Edward, el siempre terminaba llevándoselas sin permiso. Un florero llamo su atención.
<<¿A los chicos les gustan los floreros?>>
Lo tomo en sus manos y se acercó a mí.
—Me llevare esto.
—Bien.
Tenía buen gusto, era un florero lindo sin duda. Había que admitirlo. Observo el precio que estaba pegado al pequeño y delicado objeto, lo quito de allí con cuidado para luego sacar su billetera y pagarme.
—Aquí está tu cambio. —dije poniendo las monedas en el mostrador de cristal para así evitar el rose con su mano si se las pasaba.
—Esos anillos son muy bonitos, ¿Cuál prefieres? —dijo señalándolos. Estaban en la vitrina/mostrador.
—Si se lo darás a tú novia, opino que el azul en forma de mariposa, es precioso.
— ¿Tienes tú uno de esos? —pregunto mientras lo observaba delicadamente.
—No.
—Bien, me lo llevo.
— ¿Quieres que lo decore con papel de regalo?
—Así está bien.
Después de pagar el anillo y tomar el bolso de su compra, tomo el pomo de la puerta en su mano pero no la abrió, más bien, se giro hacia mí para mirarme por encima de su hombro y luego sonreírme.
—Aun no sé tú nombre.
—Allison.
—Athan McLoughlin.
<<¿Por qué tiene que mirarme así cuando habla?>>
—Que apellido. —dije mas para mi que para que lo escuchara.
—Es irlandés.
—Ya lo sabía.—mentí.
<<¿Me está mirando los labios?>>
—Como sea, nos vemos en la escuela, linda.
***
40 minutos después de Athan haberse marchado, Oliver término por fin de eructar el abecedario. Oliver como todas las tardes que podía venia a hacerme compañía en la tienda. Unas chicas compraron un portarretratos pero no había cambio para devolverles.
—Iré a cambiarlo más adelante. —dije levantándome—. Espero no arrepentirme de dejarte solo aquí.
—No estaré solo,estas hermosas damiselas me acompañan.
Las chicas lanzaron risitas nerviosas. Salí de la tienda, a una calle quedaba un café. El cual tampoco tenía cambio.
—Ve al gimnasio que esta a una calle mas. —dijo el señor—. Siempre tienen cambio.
—Gracias.
Llegue al gimnasio un poco cansada de tanto caminar por un simple cambio, me acerqué despacio al recepcionista. Era morocho con los ojos oscuros, este me sonrió coqueto.
— ¿Tienes cambio? Por favor.—le enseñe la papeleta.
—Yo tengo. —dijo una voz a mi espalda. ¿Athan? Estaba sudado y con ropa deportiva. Saco su billetera y el cambio.
—Ah, toma. —dije pasándole el billete sonrojada.
Yo + sonrojo= estúpida con la cara roja.
Joshua entro al gym, y le lanzo una profunda mirada a Athan mientras pasaba despacio por su lado, ni siquiera se había fijado en mi presencia.
—Aquí tienes, preciosa. Ni falta ni sobra.
Joshua salió de su trance y miro incrédulo el intercambio de dinero.
— ¿Por qué le estas pagando? — le pregunto. —No sabía que eras tan fácil, Allison. —se rió con amargura. —En un gimnasio, que zorra.
— ¿Qué...?
—Oh, sí, lo es. —dijo Athan sonriendo. Paso su mano por su torso sudado. —Estoy realmente cansado, chica. Acabas con mis fuerzas.
— ¡Que no! — lo mire incrédula y luego empuje a Athan. — Solo me está cambiando un billete. —chille. Mire al chico de la recepción buscando apoyo y el saco un billete mientras movía ambas cejas siguiéndole el juego a Athan.
—Claro, porque me has dicho que no querías tu paga en un solo billete sino en cambio. —Siguió Athan.
Joshua miro asombrado a Athan y luego me miro aun peor. Era increíble como se creía esta estupidez que se veía a leguas lo falsa que era.
—Fácil. —gruño mordaz, mientras se alejaba en su diminuto traje rosa de hacer ejercicio. Moviendo ridículamente sus diminutos caderas.
— ¿De dónde ha salido este tipo? Tiene todo el día intentando ''llamar'' mi atención. —Athan pasó sus dedos por su cabello—. Parece que se ha enojado contigo, Ally.
—Creo que le gustas. —aproveché lo distraído que estaba y lo golpee en su estomago.
— Ay.
— ¡¿Cómo te atreves a hacerme pasar por una cualquiera?!
—Lo siento, quería molestar un poco a ese tío.
—Imbécil, a mi no me utilices para entretenerte molestando a otros.